Esto de los “días de…” está cada vez más complicado. Véase como muestra el llamado Día de la Madre, una celebración que a pesar de tener un origen religioso (¿Sabían que en la antigua Grecia se relacionaba con el culto a la diosa Cibeles?), se retomó en pleno siglo XX para darle alas a nuestro consumismo más tierno.
Si en España se celebra el primer domingo de mayo, un mes que desde el barroco dedica la iglesia católica a la virgen María, en otros países como Noruega se conmemora el segundo domingo de febrero, otra fecha que las instituciones religiosas de aquel país, mayormente protestante, decidieron a principios del siglo XX.
Países como Albania, Bulgaria, Bielorrusia, Armenia, Kosovo, Bosnia Herzegovina o Rusia disfrutan de este día el 8 de marzo, es decir, matan dos pájaros de un tiro, ya que también es el Día de la Mujer (trabajadora en origen), una elección que tiene ciertas connotaciones políticas ya que, si se fijan, denotarán cierto contexto comunista en ese listado geográfico.
En el Reino Unido también se desmarcan (como siempre, para eso son muy suyos) y lo festejan el cuarto domingo de la cuaresma, un periodo religioso que la iglesia anglicana (y la católica) dedican a la oración y es previo a la Pascua (nuestra Semana Santa). Es por ello que el “Mothering Day”, que así llaman a este día de culto a la virgen y otras madres, suele caer a finales de marzo.
En un buen montón de países de oriente próximo y medio han elegido el equinoccio de primavera para este día. Así que no se extrañen si el 21 de marzo visitan Egipto, Irak, Jordania, Líbano, Kuwait, Arabia Saudí, Palestina o Emiratos Árabes unidos y se encuentran con comidas familiares en honor a las madres.
En Corea del Sur no quieren hacer demasiadas concesiones a las diferencias de género y celebran el 8 de mayo, tanto el día de la madre, como el día del padre.
El día de la madre también se puede celebrar el último domingo de mayo. Esto tiene un problema, ya que a veces puede coincidir con Pentecostés (el séptimo domingo después de Pascua) y hay que trasladarlo al primer domingo de junio, algo que sucede en lugares como Francia, Argelia, Marruecos o Suecia.
Pero la fecha que la mayor parte de los países del mundo eligen para honrar a las madres, es el segundo domingo de mayo. Es decir, en lugares como Estados Unidos, Australia, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, Dinamarca, Ecuador, Alemania, Grecia, Turquía, Japón o la India se celebró ayer.
Con todo esto quiero decirles que para no equivocarse, lo mejor es hacerle caso a mi madre, que siempre me dice que el Día de la Madre (como otros tantos “días de…”) debería ser todos los días del año, que nos dejemos de tanto mamoneo y tratemos bien a la nuestra, que la vida es muy corta y llegará un tiempo que todos la echemos en falta.
Y yo, que soy muy bienmandado les traigo a esta fiesta Una mamá es como una casa, un libro hermoso de Aurore Petit que la editorial Litera-libros publicó el año pasado pero que por culpa del dichoso virus pasó muy desapercibido.
Aunque, como su propio título indica, es un álbum dedicado a la figura materna, encontramos elementos que lo acaban transformando en un tributo a la institución familiar, algo que me gusta bastante pues, lejos de ahondar en esa dichosa dicotomía de roles de género, nos presta una imagen en la que mujeres y hombres comparten tanto la crianza de los hijos, como de las tareas domésticas.
Si bien el texto se basa en una fórmula repetitiva que funciona a modo de retahíla poética, ayuda a desbordar el mensaje que lanza una secuencia de imágenes muy bien seleccionadas y articuladas que narran desde el embarazo hasta los primeros pasos del hijo de una pareja. Coloristas y potentes, ayudan a ensalzar los vínculos que madres e hijos construyen día a día.
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