domingo, 24 de febrero de 2008

Enamorados...

Espero un gran éxito “editorial” de estas divagaciones algo razonadas. Para inaugurar por segunda vez este espacio he decidido dedicar a todos los lectores una “Román-reflexión”…, enlazada con una sugerencia de lectura, que para muchos seguro es un buen comienzo

Dejando a un lado las reyertas familiares y dado que he estado ojeando las treinta y dos páginas (creo que es ese el número) que componen Enamorados (para mi gusto unas de las mejores ilustraciones de Rébecca Dautremer –ver también Cyrano para los interesados, o Princesas…), mis primeras palabras tendrán un toque intimista y se remontarán a mis años de instituto donde se es feliz por naturaleza y no nos asusta ni lo mas mínimo establecer “ultimátum”, ni líneas de investigación sobre algo tan extraño como el AMOR…

- ¿Qué es el Amor?- preguntó al viento la ojerosa profesora de ética.- ¿Alguien lo sabe?.- Dijo atravesando a los dos subnormales de turno con la mirada.
Hombros encogidos, muecas tempraneras, risitas infantiles y codazos estúpidos llenaban el ambiente estudiantil de aquel aula.
- Vengaaa…- Se resignó por milésima vez con aquellos cafres la cansada profesora.- Miriam, para ti, ¿qué es el amor?… Supongo que tu lo sabrás, ya que ayer no parabas de revolcarte con Jose en el parquecillo…- Provocación inútil, ya que la susodicha se limitó a lanzar dos miradas: una de odio hacia su interlocutora y otra empalagosa al ligue de turno.
- El amor se siente, no se describe.- Concluyó El Rafilla, acaparando la atención.- Los sentimientos a veces no se pueden describir…
- ¿Acaso lo has sentido, listo?.
- ¿Y tu, flipá?.- Se defendió El Rafa.- Lo que tienes que hacer es quitarte el bozal y contárnoslo tú…
- Cada vez que abres la boca, so’ charlatán, matas a las mariposas que viven en mi estómago… ¡Capullo! – Increpó La Tosti.- ¡Pregúntaselo a tu vieja!.
- ¡Uuuuuuuuuh!.- Malmetieron el resto.
- ¡A ver!, que aquí no estamos en la cárcel –o eso creo-… ¿No sabéis hablar como las personas?.- Calmó aquella jarana la domadora de fieras.
- Profe…, el amor… es escuchar el latido de las piedras.- se escuchó tímidamente.- Es el susurro de la sangre correr por las venas, es… es…- Se trabó la voz de La Luci mientras el resto de salvajes mantenían la boca abierta ante tal sorpresa.- El amor es vivir muriendo y morir viviendo: por uno mismo, por la brisa del mar y por cualquiera. Amar es oler el color del pelo de tu amante, saborear el tacto de su piel y olvidar el susurro de sus ojos. Amar es caer, caer en un vacío repleto de vida. Cuando amas, un minuto es la eternidad, una mirada es el infinito y una caricia el olvido…
- ¿De dónde has sacado todas esas cosas?.- Preguntó boquiabierta la profesora.
- Del corazón.

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