viernes, 19 de abril de 2013

Rimas y pasteles



Si hay una palabra que me defina, esa es “galgo”, un localismo, una acepción, que hace referencia a los que, como dos de mis abuelos, mi madre o yo mismo, somos capaces de reventar a base de pasteles, helados o cualquier otra sustancia azucarada…,  ¡vamos, lo que viene llamándose un goloso!... Y es que sigo aplastando la cara contra los escaparates de pastelerías, soñando con bollos de mosto y relamiéndome el bigote como cuando era un niño… ¡Qué ricas están las tartas cuando no son de sombrero!

Esta es la historia notoria
de un pastelero, un sombrero
y una mujer sin memoria.
La mujer compró un roscón
pero se olvido el sombrero
y aquel pobre pastelero
se hizo un follón con roscón,
merengadas y sombrero.
En el rincón del roscón
no vio el buen hombre el sombrero
y lo cubrió todo entero
con merengues y un fresón.
Y fue suceso chancero
que a la mañana siguiente
probó un cliente inocente
una tarta de sombrero.

Inmaculada Moreno.
La historia del pastelero.
En: Poemas para sobrinos.
Ilustraciones de Mercedes Perea Durán.
2006. Málaga: Ajonjolí.

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