jueves, 20 de febrero de 2014

Fantasmas vitales


El mundo está lleno de fantasmas que planean sobre nosotros y que, con su cenicienta sábana enturbian todavía más un mundo gris y marchito en el que poco lugar ocupan el saber, el cariño y la voluntad (¡parezco un predicador!)…
Si algo bueno tienen los fantasmas (y me refiero a todos) es que, si tenemos en cuenta el mundo inmaterial del que provienen,  podemos deshacernos de ellos de un plumazo, y seguir viviendo livianos como el aire, desprovistos de estúpidos lastres y otras menudencias que nos ahogan bajo un océano de creencias y diretes estúpidos.
Muchas veces son los demás (familia, amigos y compañeros de correrías), los que depositan su carga sobre nuestros hombros, esas malditas (o benditas) cervicales, un lugar extremamente delicado que sujeta el orbe de nuestros intrincados y frágiles pensamientos. Es por ello que hay que templar el carácter, deshacerse del peso de otros, pensar en uno mismo y buscar la felicidad perdida que, escondida tras una brizna de yerba, los remolinos al viento, y el océano de tus ojos, espera una rendija para llenarnos de la luz que otrora olvidamos.
Se nos ha olvidado vivir a base de espíritus, espectros y visiones que nada tienen que ver con la realidad, ese mundo que queda oculto tras el pesimismo que muchos intentan inculcarnos a través de una educación arcaica, políticas paternalistas y sociedades degradadas por el consumo, la culpabilidad y otras tonterías innecesarias.



Somos nosotros los que, a fuerza de coscorrones, debemos levantarnos de nuestra postrada debilidad, hacernos fuertes en un lugar cruel y empeñarnos en caminar hacia delante, cazando dragones y matando miedos y otras sombras que nublan los corazones. Tomen ejemplo de la protagonista de La casa encantada, un álbum ilustrado de Kazuno Kohara a tres colores y con gran éxito que ha editado en castellano la editorial Picarona, cacen sus propios fantasmas, enjáulenlos o incluso métanlos en la lavadora… Hagan lo que quieran, pero nunca se olviden de vivir.

1 comentario:

miriabad dijo...

¡Puf! Con lo miedosa que soy yo... Eso sí, estos fantasmas son bien chulos...