lunes, 20 de octubre de 2014

La catástrofe de la igualdad de género


Los que nos dedicamos a esto de la “educación” (deberíamos llamarlo “instrucción”) constatamos de sobra que el machismo ha vuelto a la sociedad para instalarse de una forma preocupante, más todavía en el entorno juvenil, cada vez más revuelto.
Aunque me preocupa, he de decir que nos lo hemos buscado. He aquí mis argumentos.
No es de extrañar que muchos mensajes desde los medios de comunicación y otros estrados mediáticos, hayan tenido un efecto rebote sobre las mentes ajadas de nuestros pupilos. La imagen del hombre metrosexual, lánguido, extremadamente estético, servicial y educado, ha pasado a la historia en pro del macho follapavas y guarrindongo que muchas anhelan para suplir las carencias afectivo-sexuales que le proporciona el primero. Dejémonos de tonterías, ellas estudian, trabajan y pueden pagarse una chacha que cuide con esmero todos sus vestidos de Prada, ¿por qué no iban a preferir un ciervo que les haga ese tipo de favores que sólo los buenos sementales saben hacer?... ¡Lo que han cambiado las cosas! Hace años las mujeres estudiaban para ser independientes y ahora estudian para ser dependientes de cualquier jeta bien dotado que se cruce con ellas en la treintena.... Tienen puestos de cierta responsabilidad (a veces y cuando les dejan), escalan socialmente, y se pueden permitir lujos que hace treinta años eran impensables, pero muchas de ellas son infelices biológicamente porque han sacrificado la pareja, los hijos y la familia (algo que instintivamente las vuelve majaretas).
Algunas saldrán de los nervios al leer mis atrocidades (eso sí que no me extraña…), a lo que sólo les pido que piensen en las madres solteras, en las inseminaciones artificiales, en el envejecimiento de los ovarios, en los embarazos de riesgo, en los divorcios, o en las familias pluriparentales… ¿De qué son producto? ¿A qué se deben estos fenómenos sociales?
Abogamos por la igualdad, por erradicar la violencia contra las mujeres, pero…, ¿De qué nos sirve cuando dos quinquilleras se ponen a la gresca por el amor de un sujeto despreciable en cierto concurso de tele-realidad? ¿De qué nos sirve cuando en el porno heterosexual la mujer es tratada como un mero objeto que proporciona placer? ¿De qué nos sirven libros como los de Nella Bosnia y Adela Turín? ¿Libros como Una feliz catástrofe (editorial Kalandraka), que abogan por el trato igualitario a padres y mujeres en el contexto familiar, y el intercambio de roles entre ellos? ¿De qué nos sirven si no resuenan?...
Piensen sobre todo esto, a veces es lo más difícil…

2 comentarios:

C de cuentos dijo...

Buenísimo, me chifla este cuento y suscribo tus palabras.

Cristian dijo...
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