Con
un fin de semana de contratiempos a la vuelta de la esquina, bien me
valdría agenciarme un buen reloj y gestionar el tiempo de manera
ligera, ese que a veces suena a corto y que otras corre largo. Al
final tendré que echar mano del sol o en su defecto, pintarme uno de arena.
Si no tienes reloj,
en tu muñeca
te pinto uno.
Con la hora que tu
quieras.
Sin tener que darle
cuerda.
Más ligero que la
seda.
Y con una gran esfera.
Si quieres un reloj,
yo te pinto uno
en tu muñeca.
Fran Nuño.
Te pinto un reloj.
En: La hora de los
relojes.
Ilustraciones de Enrique Quevedo.
2011.Vigo: Faktoría K de
Libros.
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