Una de las cosas que más estoy echando de menos durante esta
cuarentena son los besos. Y quienes me conozcan saben que, aunque sean gratis,
no voy propinándolos a diestro y siniestro, pues los besos significan algo y
hay que sopesar muy bien a quienes dárselos. Ya sé que cariño y austeridad
nunca se dieron la mano, pero en ciertas ocasiones hay que poner freno a la
hipocresía.
A mis amigos, a mis sobrinos, a mi hermana... Pero sobre todo
a mis padres. Lo necesito. Más en un día como hoy en el que además de celebrar el llamado día del padre,
coincide con el santo de mi madre, así que en casa se celebra por todo lo alto.
Arroz con pollo, bien de pasteles -si son de La Suiza, la confitería con más
renombre de la ciudad, mucho mejor- y una larga sobremesa. Pero como mi madre
está con el maldito virus, ni sobremesa ni sobrinos sandungueros ni besos.
Y si a mí, que soy un besucón, se me ha antojado el día un
poco triste, no me quiero imaginar lo que habrá sido de esos que sólo los besan
en ocasiones especiales (Piensen que hay muchos, ¿eh? Que parece que los
hombretones no podemos ir dando muestras de amor sin ninguna excusa). Espero
que este día del padre sin padres les haya hecho reflexionar sobre lo
importante que es regalar una caricia y un abrazo a aquellos que irán faltando dentro de unos años.
Por si esta no fuera una razón de suficiente peso, les
recuerdo que durante los pasados días mucha gente ha perdido a sus seres queridos. Seguramente lo estarán pasando muy mal, sobre todo por lo deshumanizado de este
virus que no entiende de despedidas ni de lazos familiares. No han podido acompañarlos
durante la enfermedad ni han podido darles sepultura. No han dicho adiós a quienes les dieron la vida, y eso, déjenme decirles, deja un vacío muy grande.
A pesar de ello, creo que este coronavirus que nos está cambiando a pasos agigantados, también lo hará en otros ámbitos, y que las relaciones con las personas que siempre hemos tenido cerca, adquieran la consistencia necesaria para que este tiempo que vivimos no las siga desgastando.
A pesar de ello, creo que este coronavirus que nos está cambiando a pasos agigantados, también lo hará en otros ámbitos, y que las relaciones con las personas que siempre hemos tenido cerca, adquieran la consistencia necesaria para que este tiempo que vivimos no las siga desgastando.
Aunque hoy no he tenido mucho tiempo (N.B.: A quien se lo
diga no se lo cree, pero lo cierto es que estado muy atareado: ejercicio,
cocina, limpieza y algo de dibujo), he sacado un rato a última hora para
recoger unos pocos títulos que hablan de padres, para celebrar este día con los
monstruos. Hay padres primerizos, padres únicos, también hay padres numerosos,
padres sensibles y padres juguetones. Todos lo que traigo a la palestra bien
merecen su atención, así que una vez que esto termine, ya saben: hay que acudir
a una librería y regalarle el que más le guste a su padre.
¡Feliz día a todos, incluidos los Josés, Josefas, Pepes y
Pepas!
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