martes, 9 de diciembre de 2008

Aciertos vs. decepciones



De vez en cuando, contemplo alguna exposición, generalmente pictórica, y me asalta ese comentario en voz baja que me repite una y otra vez “¿Y esto es arte?”. Pese a ello y mi relativa instrucción (lo poco o mucho que sé de arte lo he aprendido pasando la mañanas de los domingos en el Museo del Prado… ¡En algún sitio había que esconderse del consumismo y del frío!), no me aventuro en ejercer de crítico de arte (no está un servidor para tantas masturbaciones mentales…), así que, lo más que hago es decir si me gusta o no. 


La pintura, la música, la escultura, la literatura... Todas las disciplinas artísticas son susceptibles de cuestiones como esta, algo que no quiere decir que no tengan calidad, sino que el observador, el espectador, no encuentra en ellas el suficiente acicate. ¿Esta es una razón plausible para mandarlas –como decimos por aquí- al pijo?
Una historia simplona, unas ilustraciones ilegibles, o un papel nefasto pueden ser motivo de aparcar un libro en el estante, y no pasa absolutamente nada. Lo realmente peligroso es acostumbrarse a denostar el trabajo de otros siempre que no entre dentro de nuestros estándares palatinos, algo que sucede con mucha frecuencia en el mundo de la literatura infantil, en mi caso, el primero.


En ciertas ocasiones hay que dejarse llevar por el nombre de algún/a autor/a de renombre que nunca hallamos comprendido fetiche,  exponerse a su trabajo, darse de bruces con algún realidad incomoda que con anterioridad habíamos tachado de castaña pilonga, y diseccionarla con minuciosidad. Y así, independientemente del nivel de engreimiento de cada uno, reconocer que educar la mirada sobre los libros, el arte y la cultura es un ejercicio maravilloso. no solo porque muchas veces los miramos con osada ignorancia, 
Y sucede que, cuando empezamos a perdernos por recovecos inexplorados, una extraña sensación se adueña de nosotros, y poco a poco, con sorpresa y diligencia, encontramos más y más aciertos, un hallazgo que de repente enciende nuestra consciencia y se presenta ante nosotros la obra de arte. 


El último caso de esta índole se me ha presentado con las dos últimas obras de Kveta Pacovska que he leído y experimentado. La genial Kveta lo vuelve a hacer desde esa mirada suya con Caperucita roja y Cenicienta, dos cuentos clásicos de los hermanos Grimm que tiene Kókinos dentro de su catálogo (su versión de Hansel y Gretel todavía no está disponible en castellano).


Referencias iconográficas, trazos y formas como elementos lúdicos, y el color por bandera, hacen de sus propuestas vanguardistas una forma única de conocer estos cuentos tradicionales. 


Para conocer más detalles sobre el estilo, la vida y obra de esta genial artista, haz click en este enlace y continua indagando sobre la sorprendente Kveta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, una lástima la verdad.
Descubrí a Kveta hace ya muchos años y la admiro una barbaridad.
a ver si encuentro el de Caperucita y le echo un ojo...

Supongo que estará en La Central.

Gracias por el post.

Sandra Uve

Diente de león タンポポ dijo...

Hola!!

Quizás este comentario llega a destiempo, a juzgar por la fecha del post, pero estaba buscando información sobre Kveta y me he encontrado con tu blog.

Que me encanta.

Así que, como un blog se alimenta de comentarios y los que lo hacen bien deben saberlo, pues nada, me suscribo a él y trataré de seguir tus sabios consejos y suculentas opiniones.

Un abrazo desde el verano de 2010.

Toñi