De unos años a esta parte, el mundo del diseño y la imagen ha experimentado una auténtica revolución. Será que eso de lo digital ha supuesto zancadas de gigante en un campo antes desconocido por muchos. De hecho, tanto ha sido así, que muchos de los ilustradores de literatura infantil se han lanzado a esta moda del tratamiento de imágenes a base de técnicas informáticas. Y la verdad es que tienen su público. Eso sí, creo que conseguir un buen libro que prenda en el pequeño lector, gracias a medios de ultima generación, es bastante difícil. No sé porqué, pero no abundan…
Por defender alguno de estos títulos citaré los creados por Istvan Banyai: Zoom, Re-Zoom o El otro lado. Todos ellos son libros que, además de proponer una ilustración más próxima al cómic o la novela gráfica que a las clásicas ilustraciones a las que estamos acostumbrados, establecen un juego entre el espectador y la imagen utilizando para ello la perspectiva, la óptica, el tamaño relativo o la situación del observador. Aunque no contengan ni letra, ni imágenes de tipo pop-up o recursos interactivos, son verdaderos libro-juegos que, con sencillez y sin parafernalia añadida, captan la atención del lector.
Muchas veces, con tener una gran idea, con hilar, enlazar y relacionar conceptos (es de lo que trata el lenguaje), se pueden narrar magníficas historias en ausencia de la máxime literaria: la palabra.
Por defender alguno de estos títulos citaré los creados por Istvan Banyai: Zoom, Re-Zoom o El otro lado. Todos ellos son libros que, además de proponer una ilustración más próxima al cómic o la novela gráfica que a las clásicas ilustraciones a las que estamos acostumbrados, establecen un juego entre el espectador y la imagen utilizando para ello la perspectiva, la óptica, el tamaño relativo o la situación del observador. Aunque no contengan ni letra, ni imágenes de tipo pop-up o recursos interactivos, son verdaderos libro-juegos que, con sencillez y sin parafernalia añadida, captan la atención del lector.
Muchas veces, con tener una gran idea, con hilar, enlazar y relacionar conceptos (es de lo que trata el lenguaje), se pueden narrar magníficas historias en ausencia de la máxime literaria: la palabra.
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