lunes, 30 de noviembre de 2009

Buscando palabras para no olvidar


Tras un fin de semana espléndido (¡sin catarro!), dimes y diretes de todas clases y sabores, y algún que otro chiste, he llegado a una conclusión muy apropiada para este blog, o al menos eso creo… ¡Allá voy!
Muchas palabras de nuestra lengua, la española, dentro de unos años, formarán parte del pasado, estarán condenadas a la extinción. No es que no albergue esperanzas en los hispanohablantes que vendrán, pero permítanme dudar de que perpetúen nuestro idioma tal y como hoy lo conocemos. Sería de necios pensar que las lenguas son inmutables, estáticas, ya que, nos refiramos al alemán, el bereber o el malayo, todas sufren cambios, evolucionan como cualquier ente vivo.
Poco queda ya en nuestro vocabulario de los tiempos del arado y la siega, de las medidas de grano, de utensilios con los que trabajaba el artesano…, simple y llanamente porque ya no nos hace falta nombrar nada de aquel pasado. Ahora, amén de la tecnología o del avasallador periodismo, muchos inventan nuevos vocablos que sustituyen a otros de factura más arcaica.
(Suspiro). Sea romanticismo o terquedad, uno se resiste a dejar tras de sí un reguero de palabras como si de meros cadáveres se tratasen, porque muchos las crean inútiles o en desuso. Por eso recojo palabras de los caminos, reúno las palabras perdidas. Palabras como celemín, romana, badil o alhábega. Porque quien deja morir una palabra, pierde un poco de sí mismo.
Es un consuelo saber que siempre nos quedará el diccionario y así poner una pizca de amor en nuestras vidas con palabras como biznaga, espeto, bujía, ñoño o gardenia.

3 comentarios:

Inma Ruiz dijo...

Yo también me niego a dejar perderse palabras que significaron y significan tanto. El lenguaje es como una flor delicada, hay que mimarlo, cuidarlo y ayudarlo para que alcance su perfección imperfecta, su belleza efimera..Desde niña, concretamente desde que llegué a 6º de EGB y concí al que sería mi profe de lengua y literatura hasta 8º, empecé a amar las palabras. A cuidarlas y mimarlas. Y ahí sigo.
Bonita foto personal, por cierto...

Nombre dijo...

Estoy de acuerdo, pero es que las palabras no pueden quedarse sólo en el diccionario, como si fuera un museo.

Félix Albo dijo...

Pues a airearlas. En mi blog, cada lunes, pongo una que desconocía o conocía con inexactitud. Las etiqueto con Peritas, como peritas en dulce que son. Algunas son geniales por cómo suenan, y otras realmente complicadas por lo que significan. Así que a airear palabras poco usadas o desconocidas, que rueden que rueden.