lunes, 28 de marzo de 2011

Locos por vender



Preludio: No crean que intento boicotear el libre mercado o que oso enfrentarme al capitalismo (tarea de gigantes para la que no estoy preparado), sólo que… ¡Estoy hasta el culo de visitar bibliotecas y librerías atestadas de bazofia!

La crisis económica, la falta de ingenio, el poco riesgo empresarial y la escasez de nuevos autores, obliga a la industria editorial a exprimir hasta el extremo los productos que han alcanzado cierto éxito.

Llegan las ¿novedades? de la temporada y me encuentro con los mismos autores, las mismas temáticas, las mismas maquetaciones… ¿es el día de la marmota o me he perdido algo? Veamos como ejemplo el caso de Suzy Lee y sus dos últimas novedades, El pájaro negro (Barbara Fiore) y Pintores, junto con el escritor Seung-yeoun Moon (Libros del Zorro Rojo). El primer libro es una obra monocromática de corte psicoemocional que trata metafóricamente el tema de las relaciones familiares, concretamente la separación paterna, mientras que el segundo es un álbum ilustrado a rebosar de colorido y alegría tomando como excusa una situación cotidiana entre dos hermanos que deciden dejarse llevar por el imaginativo arte de la pintura. Los que conocemos el trabajo de esta autora podemos pensar que seguramente merecerá la pena invertir unos euros en adquirir los dos títulos, pero lo cierto es que no es así por diversas razones. Si atendemos a la primera y más importante, hablaríamos de la relación entre el contenido artístico y el literario. En mi opinión, la técnica de Lee es más apropiada para discursos hedonistas, juguetones, e incluso caóticos, no tanto para aquellos más dramáticos o cargados de mensaje, por lo que, si por mi fuera, descartaría El pájaro negro de mi biblioteca (no de otras, claro está). Secundariamente destacar males menores como la edición o el precio, que en vez de animar, desconsuelan.

Y es que aprovechando la cumbre que muchos autores alcanzan en el panorama internacional de la LIJ, las casas editoriales se disputan la publicación de sus trabajos esperando que algún seguidor incauto pique el anzuelo y de paso sacarle hasta la última peseta con tal de salvar la campaña anual de ventas, por lo que abogar por la calidad frente a la cantidad, máxime de cualquier crítico de tres al cuarto que se precie, es casi una obligación…, aunque bien mirado, también podemos colaborar en subvencionar a los tan denostados artistas ¿no creen?

2 comentarios:

Piu Martínez dijo...

Estimado Román:

Mi nombre es Piu Martínez, librera, bibliotecaria y profe de Gestión de Bibliotecas Escolares....y ahora aspirante a editora.
Desde hace más de un año sigo tu blog diariamente y ayer al leer tu post me sentí muy cercana a tí.

Hace muchos años que vengo sintiendo todo eso que tu expresas, por eso pensé que pasándome al otro lado, podría motivarme de nuevo con los libros e ilusionarme al entrar en una librería...desgraciadamente, cuanto más conozco de los editores, menos me gusta su papel.

Podría contarte miles de cosas, pero no se trata de ser incendiario, solo decirte que estás en lo cierto, que la rotación de novedades en las mesas de librerías es su único fin, al margen de lo que saquen y que la compra de derechos es un mercado especulativo como el de la construcción. A pesar de todo, todavía quedan editores con buen hacer, con oficio y vocación, sólo hay que rebuscar y los libros irán apareciendo.

Juega a buscar y volverás a ilusionarte.

Piu Martínez.

http://pequenhaciudad.blogspot.com/

Anónimo dijo...

En mi opinión, las mejores historias están en la colecciones sencillas en las que las editoriales no suelen invertir mucho dinero: ahí arriesgan más, un ejemplo "Música bajo el mar" una novedad de la colección librosaurio de Macmillan que hacemos en la biblioteca del colegio, una preciosa historia sobre un pez espada que aprende a tocar el violín y unas ilustraciones sugerentes y distintas. No es comercial y de las autoras no había oído hablar nunca.