Si hay algo que no ha sentado bien a algunos integrantes del
claustro del instituto donde trabajo es, sin duda, el haberme abanderado
salvador de una biblioteca escolar condenada a la desidia, y por ende, al
desorden.
Aunque bien dotada, la citada biblioteca pecaba de caótica y
amalgamada, lo que conllevaba, no sólo al desastre organizativo, sino al
bullicio de los usuarios, una imagen que quedaría resumida en las palabras
“almacén” y “cuadra”. Es en este momento en el que entramos el aficionado
bibliotecario y los responsables del plan de lectura del centro, pidiendo –casi
suplicando- una gran purga de los fondos, una pizca de orden y un poco de
autonomía. Así, y con poca confianza depositada sobre nosotros, comenzamos una
firme andadura en la que reclamamos decenas de libros perdidos, eliminamos
cientos de volúmenes obsoletos y sin valor académico ni editorial, iniciamos la
re-colocación de los fondos, y ubicamos el mobiliario con corrección.
Este proceso, sobre el que cabe decir que todavía no ha
culminado, ha traído aparejado el re-descubrimiento de un lugar con muchas
posibilidades y de muchos libros susceptibles de ser leídos y disfrutados por
estudiantes que, aunque en ese medio hostil que es la decadencia de un pueblo
minero encaminado al despoblamiento y la pobreza, pueden aferrarse a las
palabras para ir creciendo.
De entre todos esos libros re-encontrados, tome prestado uno
de Christine Nöstlinger, el editadísimo Mi
amigo Luki-live (Alfaguara), para leérmelo durante el pasado y largo fin de
semana. Y me gustó. Basado en las peripecias amistosas y amorosas de una pareja
de adolescentes bastante exóticos (gancho perfecto), una ambientación en el
marco familiar y escolar (puntos a favor), el crecimiento personal y los
cambios en la idiosincrasia (un punto más), y un lenguaje directo y cercano
(otro plus), hacen una obra redonda para jóvenes. ¿Alguien da más?
3 comentarios:
Felicidades!!! Quien salva una biblioteca, salva a la humanidad. Incluso en las minas más paupérrimas se puede encontrar tesoros y joyas. De verdad que me has alegrado el día y me apunto el libro que además parece ilustrado por ¿Ana Juan?
Buena suerte con la biblioteca, por experiencia te digo que algunos enseñantes se oponen firmemente a su correcto funcionamiento.
Carmen
¡Gracias a las dos por vuestro aliento!
Un saludo,
Román
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