Ya
está aquí. Ya llegó la navidad. O eso creo…
Será
una mera impresión o ¿el espíritu navideño anda por los suelos…? No es de
extrañar si tenemos en cuenta que los subsidios se terminan, los pensionistas
no tienen ni para tabaco y la luz está por las nubes (¿Qué nos deparará el
viernes? ¿Será la pre-inocentada del 2014?).
Ya,
ni en el discurso del rey se intuye un ápice de esperanza (aunque sea de la
mala), dando pábulo a nacionalistas, víctimas del terrorismo, autónomos y emigrantes,
que a día de hoy lo ponen a caldo. Todos la pagan con este “pobre hombre”, haciéndole
responsable de que los carabineros (los buenos), no bajen de los sesenta euros
y de que las bacterias intestinales no puedan amenizarse la pascua con un buen
atracón de colesterol y ácido úrico.
Para
más inri, gracias a la ciclogénesis de los cojones, llueve a mares en media Europa,
España incluida, los apagones se suceden en Galicia y las viandas adquiridas
con tres meses de antelación se pudren en los congeladores para desgracia de
cuatro pobres ahorradores. Lo nuestro no tiene solución a pesar de un
considerable aumento en el consumo durante estas fiestas del 2013 (ese que iba
a salvar a las grandes superficies de tanto mal…)
Lo
peor de todo se cuece en la hostelería, el negocio redondo que se está
ensalzando como valor seguro para ayuntamientos, tontines, modernos y muertos
de hambre. No hay bar ni restaurante que exprima la billetera del ciudadano
(¡estos son peores que Hacienda!) a cambio de menús de tercera categoría con Salmonella incluida. Aceites
industriales, salsas elaboradas, productos enlatados y vinos chilenos se agolpan
en mitad de la mesa para que jefes y subordinados alternen como iguales durante
unas horas.
Como
supondrán y ante semejante panorama, sólo nos queda irnos a la iglesia más
cercana y pedir la compasión del chiquirritín para que interceda ante los Reyes
Magos, el Esteru, la Befana o cualquier espíritu navideños que se precie, para
traer consigo un poquito de optimismo a nuestras vidas, ya que Papa Noel parece
no haberse acordado de nuestras miserias. Algo que no es de extrañar dado que
seguramente siga en la cola del INEM buscando algún puesto temporal que, a
cambio de unas sonoras carcajadas, le provea de algo con lo que satisfacer sus
necesidades durante estas fechas.
DAYRE,
Valérie y FASTIER, Yann. 2010. La otra
navidad de Papa Noel. Libros del Zorro Rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario