A
veces dan ganas de prenderle fuego a todas las sabandijas, pillastres,
aprovechados, sinvergüenzas, malnacidos y otras criaturas del averno. No es que
me haya convertido en un peligroso pirómano así, de repente, pero sí es cierto que seres que no levantan tres
palmos del suelo se dedican a tocarme ciertos órganos pendulares. Y de tanto
sobeteo, se me acaban hinchando. Por una vez desearía transformarme en otro
leviatán, cancerbero o dragón cualquiera, para echar humo por la boca y hacer
justicia divina...
Esta
es la gran llamarada
que
lanza el dragón
que
va a churruscar
con
hambre voraz
al
cuervo y al rey,
al
coche y al carro,
al
lacayo…,
también
a la niña,
pequeña
princesa,
que
guarda la vaina
de
la mata del jardín
de
la reina de Turnedó.
Gloria Sánchez.
En: La reina de Turnedó.
Ilustraciones de Pablo Otero.
2014. Vigo: Kalandraka.
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