Tras
una semana de emociones y sensaciones, y concluir con que el teatro, los lametones, los aplausos, la vulgaridad y la torpeza llenan los lugares
de trabajo (de todo tienen las reuniones...), espero que este fin de
semana me traiga las risas del pasado, esas que me tararean los recuerdos
del Mediterráneo, en sus historias y azul enjugados.
Escondida entre las
rocas
junto a la orilla del
mar,
habitaba una sirena
que no quería nadar.
Por más que se lo
decían
los delfines, las
gaviotas,
los pulpos y las
pijotas,
ninguna la convencía.
Un día frente a la
costa,
un barquito naufragaba,
y le advirtió una
langosta
que el marinero se
ahogaba.
La sirenita varada
no se lo pensó dos
veces
y nadó, como si nada,
más rápido que los
peces.
Salvando al lobo de
mar,
ella también se salvó.
Nunca dejó de nadar
y este cuento se acabó.
Carlos Reviejo y Javier
Ruiz Taboada.
En: Versos del mar.
Ilustraciones de Paz
Rodero.
2015. Madrid: SM.
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