En un par de días damos
por finalizado un primer trimestre que ha sido bastante movidito en
lo que a muchas parcelas vitales se refiere, pero como el aquí
firmante se dedica a la llamada educación, dejaré a un lado la
política, la cultura o la ciencia para adentrarme en los asuntos
turbios y movedizos de mi ámbito laboral (no sea que me tachen de
entrometido, que aquí ya se sabe...).
El tema educativo más
controvertido de los últimos tiempos en cualquier centro escolar es
el del bullying. Mitologías aparte (los que trabajamos en esto
sabemos que los bulos están a la orden del día), las puertas de
colegios e institutos se han convertido en salas de lo penal en las
que se destripan a padres y profesores, a culpables y víctimas, en
definitiva a todos los actores de acoso escolar. Las diferentes
facciones se significan sin ningún pudor -más todavía cuando
hablamos de localidades pequeñas donde todo el mundo se conoce- y la
cosa se va de madre en detrimento de aquellos alumnos que sufren
insultos y vejaciones de todo tipo, además de complicar todavía más
las vías de intervención existentes por parte de los centros y las
administraciones competentes. Vamos, que los humanos gustamos de
echar mucha leña al fuego y meter mierda por cualquier recoveco sin
tener consideraciones para con quienes se ven envueltos en
situaciones tan desagradables y que tanto perforan a niños y
familias... Así que mi recomendación es que se dejen los chismes y
los grupos de guasap (¿Quién los inventaría? ¡Yo no tengo ni uno!
¡Malditas sean esas mesas de camilla virtuales!) e intenten atacar
el problema con un mínimo de decoro y sensibilidad.
Hecho este llamamiento
traigo a esta palestra dos álbumes ilustrados que me han llamado
bastante la atención por sus coincidencias entre sí: Afuera
de Mari Kanstad Johnsen (Niño Editor), un título que recibió
mención en la ultima Feria de Bologna, y Es tu turno, Adrián
de Helena Öberg y Kristin Lindström (Ediciones Ekaré).
Ambas tienen formato de
novela gráfica, seguramente por hacer más comprensible unas
historias que se dilatan en el espacio y el tiempo. Las dos también
son obras realizadas por autores nórdicos, algo que denota cierta
preocupación por un problema muy patente en las sociedades
occidentales que se traduce en las creaciones culturales como pueden
ser en este caso los libros infantiles.
La tercera y más
llamativa coincidencia es la de utilizar como hilo conductor un
animal (N.B.: Algo que también sucede con un tercero, Jane, el zorro y yo, de Fanny Britt e Isabelle Arsenault, del que ya hablé
en este lugar de monstruos). Mientras que en Afuera, el
mamífero escogido es el conejo, en Es tu turno, Adrián, las
autoras se decantan por un perro. Mientras que en el primero ese
conejo es un vehículo directo para que la protagonista sea capaz de
integrarse en su entorno, en el segundo, el perro no deja de ser un
elemento transformador, una forma indirecta para buscar recursos para
hacerle frente a la soledad a través de la imaginación, algo que
también tiene su símil en la obra de Arsenault.
En lo que se refiere al
estilo de estas obras hay que decir que son bastantes dispares. La
obra de Kanstad Johnsen esta elaborada sobre una paleta limitada de
colores planos y sin volúmenes (escenas donde prima el azul para recrear la atmósfera marítima nocturna son las mejores), y usa la edición digital. En cambio, las ilustraciones de
Kristin Lindström tienen un carácter mucho más artesanal y
alternan el uso del color con el del grafito para hacer referencia a
los estados anímicos del protagonista.
Por último y aunque
puede parecer una cuestión sin mucho peso, quiero hacer referencia a
los episodios de silencio que acontecen en ambas narraciones pero que
tienen un significado distinto. Largas pausas que en una historia
introducen expectación, y en la otra enfrían todavía más la
palpable soledad, esa que a veces pesa sobre todo en las aulas o los
patios de recreo.
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