Como esta semana ando muy social (no sé cómo me ha dado por el activismo), hoy me pongo a hablar de un tipo de álbumes que me gustan sobremanera y que no abundan mucho en el universo de la Literatura Infantil. Son los álbumes cuyas historias están basadas en hechos reales.
Esta es la historia de Don Osito Marquina, el oso de peluche que acompañó a Salvador Dalí y su hermana pequeña, Anna María Dalí durante su infancia y primera juventud, y que Federico García Lorca, amigo del pintor, conocería durante unas vacaciones en el Ampurdán. Un juguete que todavía puede verse en museo del juguete de Figuera y que fue testigo de una de las épocas más turbulentas de la España del siglo XX.
Desde mi punto de vista son la quintaesencia del álbum de carácter social porque ponen de relevancia historias con gran trasfondo humano que han sucedido de forma espontánea, algo que pone en valor la condición de nuestra naturaleza, una que también esconde mucha bondad y belleza sin necesidad de estar manipulada por la intencionalidad de la que adolecen muchos libros buenistas.
Si bien es cierto que muchas veces estas obras tienen mucho de ficción, la idea primigenia que controla el discurso parte un hecho fehaciente en el que no interviene el acto creativo, una especie de esqueleto que, a pesar de impregnarse de recursos de estilo y otros diseños narrativos, expone al lector una serie de acontecimientos en los que intervinieron otros seres humanos de manera activa.
El quid de la cuestión en este tipo de libros es su calidad ejemplarizante, algo de lo que se nos llena la boca cuando se trata de crianza, didáctica y pedagogía.
Del mismo modo que sucede con los modales, el lenguaje o la mismísima lectura, los valores que despiertan muchos libros carecen de consistencia cuando no se llenan de recursos que impriman cercanía al lector o que se le adhieran a la memoria, sobre todo aquellos que funcionan a modo de mantras, corsés y controles remotos.
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Cuando Favio Chávez llegó a Cateura, un pueblo erigido sobre uno de los vertederos más grandes de Paraguay, nunca imaginó que sus clases de música fueran a tener tanto éxito, todo un problema cuando no hay suficientes instrumentos para todos los alumnos. Pero con la ayuda del ganchero y hábil carpintero Colá, comienzan a reutilizar objetos que encuentran entre los montones de basura que les rodean, para darle vida a nuevos instrumentos y crear la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, que ha llenado de melodías y esperanza no solo este pueblo, sino los escenarios de medio mundo.
De nada sirve que existan quinientos álbumes que traten sobre la violencia, si todos son iguales y, a modo de oración, nos repiten lo mismo una y otra vez. “La violencia es mala, la violencia es mala, la violencia es mala…” una cantinela que carece de sentido en un mundo real dominado por la violencia. La Literatura, tanto ficcional, como no, debe desarrollar estrategias que, como el humor o el juego, sepa desarrollar un espíritu crítico y capaciten para el cambio. Y cuando hablo de espíritu crítico, no me refiero a poner en duda lo que opinen otros, sino lo que yo pienso, lo que piensa el propio lector.
Tancho es el nombre del protagonista de esta historia ambientada en la provincia de Hokkaido (Japón). Con las primeras nieves siempre aparecían las grullas, hasta que un año, extrañamente solo aparece una pareja. Tancho decide alimentarlas con la esperanza de que acudan más. ¿Lo conseguirá?
Ya saben la de veces que me he planteado la (in)conveniencia de la Literatura Infantil como instrumento al servicio de la sociedad, pero en este caso poca reflexión necesito. Cuando los libros son un reflejo de lo que sucede en el mundo que vivimos, que bebe directamente de él, los libros, sobre todo los que se dirigen a los niños, se despojan de esa pátina condescendiente a la que estamos más que acostumbrados los que leemos este tipo de literatura.
Sin embargo también debemos considerar que estas son historias de ida y vuelta. Es decir, ¿hasta qué punto podemos afirmar que son espontáneas, que sus protagonistas no han sido moldeados por otros intereses que no son los puramente morales? No lo podemos saber. Tanto ellos, como nosotros nos encontramos en una sociedad llena de circunstancias de todo tipo (religiosas, políticas, culturales...) que moldean nuestras decisiones. Lo único que sabemos es que lo que hicieron está documentado de un modo u otro y han trascendido.
En La promesa de Pnina Bat Zvi, Margie Wolfe e Isabelle Cardinal (editorial Picarona) encontramos la historia de dos hermanas, Toby y Rachel, que pasaron una parte de su infancia en el campo de concentración de Auschwitz. Antes de ser separadas de sus padres, estos le dieron a una de ellas tres monedas de oro para usarlas en caso de gran necesidad y les hicieron prometer que permanecerían juntas pasase lo que pasase. Miedo, enfermedad y alguna risa se entremezclan en una narración que cuenta con ilustraciones elaboradas sobre collage digital y en tonos pardos y grises, donde la fotografías antiguas y la expresividad de los personajes añaden dramatismo a una historia real contada por la hija de una de ellas.
Libros que visibilizan los problemas del acosos escolar, otros que nos hablan de iniciativas que preservan las bibliotecas en las áreas más remotas, o historias sobre amores imposibles entre reptiles y seres humanos. Tan pronto utilizan un oso de peluche para hablarnos de la historia española del siglo XX, que se centran en las condiciones y riesgos laborales que los niños sufrían en un tiempo pasado.
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De entre este tipo de libros y relacionados con animales, hay que señalar El caracol con el corazón del revés, un álbum escrito por Maria Popova, alma mater de Brain Pickings, esa página llena de curiosidades y álbumes que ha pasado a llamarse The Marginalian, e ilustrado por Ping Zhu (editorial A fin de cuentos). Este libro nos cuenta la historia de Jeremy, el caracol que encontró un científico jubilado en mitad de un jardín inglés. No era un caracol normal, pues la concha de Jeremy giraba al revés que el resto de los caracoles por efecto de una extraña mutación llamada "situs inversus". Como la probabilidad de que esta mutación recesiva es de una entre un millón y la vida de un caracol es tan corta, los científicos necesitaban encontrar una pareja para Jeremy con el fin de que procrease y pudieran obtener descendencia con las mismas características y así poder estudiarla. Al final la encontraron, pero...
No nos debe extrañar que en muchos de estos libros abunden las historias ambientadas en guerras y conflictos bélicos (pueden ver algunos tanto en esta entrada, como en este monográfico sobre la guerra en la libros infantiles), ya que es en estas situaciones cuando el ingenio, la imaginación y otras cualidades del ser humano afloran como revulsivo a la barbarie y el horror. Sucesos mínimos que son fiel reflejo de una vida que lejos de rendirse y amedrentarse, se abre camino entre los escombros.
En estos dos libros de Jeanette Winter (editorial Juventud) encontramos dos historias ambientadas en las guerras de Oriente Medio. La primera esta protagonizada por Alia Muhammad Baker, La bibliotecaria de Basora, Iraq, una mujer con mucho arrojo que se propuso salvar el valioso fondo de la biblioteca cuando empezó la guerra en su país. En segundo lugar tenemos a Nasreen, una niña afgana que tras la llegada al poder de los talibanes, tiene prohibido asistir a la escuela, algo que gracias al empeño de una abuela empeñada en llevarla a una escuela secreta donde aprenderá y compartirá diferentes experiencias con otras niñas como ella.
La isla de San Simón, situada en la ría de Vigo, fue cárcel y campo de concentración durante la Guerra Civil. La lavandera de San Simón es la historia de una mujer que, con su hija, ayudaba a los presos que allí se hacinaban, intentando hacer más liviana su condena a base de ropa limpia y alimentos.
Durante la Primera Guerra Mundial, concretamente el 25 de diciembre de 1914, día de Navidad, los soldados alemanes y británicos que estaban en el frente franco-belga protagonizaron una inesperada tregua, salieron de las trincheras y, además de intercambiar comida y cigarrillos, acabaron jugando un partido de fútbol. Este es el acontecimiento que recoge La tregua, un álbum del ilustrador mallorquín Toni Galmés, que bien merece la pena leer durante las fiestas navideñas.
Para terminar este recorrido toca hacer referencia a la historia de la portada, El hombre de los gatos, un libro que habla de Alaa y su casa de gatos, un espacio que creo durante la guerra de Siria para dar cobijo a los gatos que quedaron abandonados a su suerte tras los bombardeos de Alepo y la consiguiente huida de sus dueños. Una iniciativa que trascendió fronteras y a la que se sumaron diferentes organizaciones y ciudadanos anónimos que, con sus donaciones, permitieron crear un espacio donde los niños pudieran jugar y los ciudadanos recibieran alimentos y todo tipo de ayuda.
3 comentarios:
Me encanta leerte y reconocerme en tus opiniones. Gracia una vez más
Hola, comentarista desconocido. Me alegra saber que coincidimos. Gracias a ti por las palabras de apoyo. ¡Un abrazo!
Buenas tardes!!!
Buscando un libro para mi sobrino, he descubierto tu blog.
Muchas gracias por las sugerencias.
Te sigo.
Un saludo.
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