En este día internacional de los museos me dispongo a hacer una reseña de uno de esos libros que hace años deberían haber estado aquí pero que por culpa de las novedades, mis descuidos o la falta de tiempo, no le ha sido asignado un lugar hasta hoy.
Se trata de Pequeño museo, un libro que editó hace años Corimbo y que todavía pueden encontrar en las librerías. Este es un álbum muy especial, no solo porque se dirige a todo tipo de lectores (aunque muchos se empeñen en catalogarlo como imagiario o libro de imágenes para prelectores), sino porque es una síntesis sin parangón entre dos universos, el del arte y el de la lectura.
Creado en 1992, este diccionario, abecedario o palabrario (¡Hay tantas formas de llamarlo…!) se presenta en tapa blanda y en formato bilingüe –castellano/inglés-, cosa que ya dice bastante, no sólo para maestros de toda índole y condición, sino a todos esos padres que viven empeñados en que sus hijos sean políglotas por culpa de complejos personales (¡Con lo que cuesta aprender otro idioma!).
Una vez lo abres y empiezas a pasar páginas, observas que, como cualquier otro álbum de este tipo, cada doble página representa una palabra que está escrita en la página izquierda y representada por una imagen en la derecha. Lo más curioso es que todas las imágenes que se recogen en este libro proceden de cuadros que se exponen en los mejores museos y galerías de arte de todo el mundo.
Seleccionadas por Alain Le Saux y Gregoire Solotareff es un libro que hace un recorrido a toda la historia de la pintura tomando como excusa el orden alfabético (si lo que quieren en una historia del arte cronológica este no es su libro) de las palabras que aquí se representan. Gallina, huevo, cara, ciclista, espalda, mariposa… Así hasta 149 palabras (se pueden imaginar que es un libro bastante tocho) que se acompañan de detalles u obras de genios como Magritte, Velazquez, Picasso, Bruegel, Piero de la Francesca, Van Gogh, Monet o Hopper.
Me parece un ejercicio de memoria muy interesante para alumnos de bachillerato o incluso de universidad, sobre todo en lo que a materia referencia se refiere (no solo como repaso de examen, comentario artístico o competición de conocimientos, que también), ya que muchas de las obras seleccionadas son un resumen más que acertado de los movimientos y corrientes artísticas que impregnan la cultura occidental.
Si bien es cierto que no sabría adscribirlo a la categoría de ficción o a la de no ficción, el resultado me parece cuanto ni menos interesante, no sólo por el cariz tan evocador y estético que propone, sino por experimentar con la hibridación entre lenguajes, esa correspondencia entre la imagen y la palabra desde un prisma más complejo todavía en el que el discurso emergente se eleva al cuadrado (¿Qué intentaba decirnos aquel artista con este cuadro? ¿Qué nos dice ahora? ¿Cambia el mensaje con solo una palabra).
No se pierdan este museo. Es una joya.
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