martes, 21 de mayo de 2024

¿Dónde pongo el huevo?


Cada vez que me pongo a parlotear con mis alumnos de bachillerato, me vuelvo loco. Y si el tema es “¿Dónde quieres estudiar?”, la clase es todo un desmadre. Madrid, Albacete, Valencia, Alicante, Barcelona, Murcia… ¡No saben dónde van a poner el huevo! Yo meto un poco de cizaña y les digo que si este sitio es un aburrimiento, que si en el otro hace un calor de mil demonios o que su primera opción está en el quinto pino.
Tras el debate, siempre salta una voz clarividente y apunta que todo depende de la manteca que estén dispuestos a gastarse sus padres. Y los demás asienten con una mueca de resignación, hasta que otro iluminado agrega que ya se buscará él la vida, que tiene muchas ganas de vivir en una gran ciudad, en el extranjero o en la costa.


Yo sigo con mi tole tole y les invito a reflexionar sobre cuales son los motivos que les mueven a ello. Unos quieren aprender idiomas, aspiran a labrarse un buen futuro, ganar importantes sumas de dinero, ser incluso famosos o pasarse el día haciendo surf y posando con sus cuerpos serranos. Vamos, lo que se lleva en las redes sociales.
De un modo u otro, los jóvenes siempre han ansiado lo mismo, el éxito, que consecuentemente siempre está relacionado con el lugar donde se pace. Cada lugar se define por los recursos que dispone y en nuestra mano queda valorar si esas, llamémosles, oportunidades, sentarán bien a ese proyecto de nosotros mismos que construimos en la mente.


Lo peor de todo viene cuando esa asociación de ideas no se corresponde con la realidad y frustraciones de todo tipo van mellando un futuro que se ve limitado por unos recursos que han mutado en falta de relaciones interpersonales, competencia laboral o el coste de la vida.
Por eso, hay estudios que apuntan a que, en un mundo “globalizado”, no es tan importante el dónde se viva, sino el cómo se viva, sobre todo en ciertas áreas que no precisan de una estructura industrial localizada, como puede ser el mundo del espectáculo. Es mucho más factible labrarse una carrera en un ecosistema donde nos sentimos arropados y autosuficientes, que en otro hostil, en el que la adaptación constituya un trabajo adicional.


En fin…, dejándome los marcos teóricos y animándoles a elegir bien su ubicación vital, me lanzo al barro con Un lugar perfecto, un librito muy simpático de Lucy Cousins que publica esta primavera Libros del Zorro Rojo. En él, un grupo de amigos buscan un lugar en el que establecerse. La abeja, la mariquita, el escarabajo y la libélula andan en busca de un hogar y cada uno tiene sus propias inclinaciones. Flores, hojas, troncos y agua. Cuatro recursos que, aparentemente abundantes, no son muy acogedores en un mundo dominado por el ser humano. ¿Lograrán encontrar ese hogar tan deseado?


En este álbum dirigido a primeros lectores, la autora británica, además de construir una historia donde la caracterización de los personajes, el uso del color y la tipografía, así como la repetición son los principales recursos narrativos, también hace una pequeña crítica a la transformación tan hostil que las personas hacemos del medio natural. La basura, los pesticidas o el tráfico son elementos que el hombre ha introducido en un medio que comparte con otros seres vivos y que altera su modus vivendi.

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