A las bibliotecarias y a los usuarios de todas las bibliotecas de Albacete.
Cuando el fin de semana se acerca, tiemblo. Es inevitable que la sensación de peligro aceche en cada momento… ¿Quién sabe si saldré vivo de los antros que frecuento? ¿Quién sabe si no me venderán veneno disuelto en el espíritu del vino? ¿Quién sabe si algún alma vampírica succionará mi yugular en un acceso de pasión desatada? Ventajas y desventajas de una noche al uso…
Estos días pasados he puesto mi organismo a punto… a punto de diñarla… y como ya nos vamos haciendo mayores, cosa contraproducente en muchos aspectos del desenfreno, ¡habrá que tomar medidas…!
Antes de este fin de semana ciudadrealeño, pase una velada con cierto pájaro, al arrebol del calor estival -¡vaya días tan extremos!-, y entre caña y caña, tapa y tapa, estuvimos charlando de temas candentes y otros más banales. Eso sí: nos reímos de cuidado. Como dos usuarios de las bibliotecas que somos, el tema más dicharachero fue el del gremio de las bibliotecarias -¡cómo no!-, concretamente las que atienden el mostrador de la sala de préstamo de la Biblioteca Pública del Estado de mi ciudad. Hablábamos de que, detrás de esa repisa de madera, más que bibliotecarias parecen tejedoras que, con hebra, hilo y un par de agujas, van creando, puntada tras puntada, las más extrañas texturas. También hicimos otros símiles más extremos (véanse las conocidas Parcas y algunas brujas de cuento), pero llegamos a la conclusión de que, cuando esbozan su sonrisa y te hacen las sugerencias, recomendaciones y comentarios oportunos, se desvanece el espejismo.
Y para seguir hablando de bibliotecarias, la recomendación de hoy es un clásico de las bibliotecas albaceteñas, más que nada porque está ambientado en Albacete. El monstruo y la bibliotecaria es una de las historias de Alfredo Gómez Cerdá que nos cuenta los vaivenes de un monstruo muy caluroso y especial que vive dentro del aparato de aire acondicionado de una biblioteca… Y no les cuento más. Sólo les digo que conoció a una bibliotecaria que le cambió la vida…
Estos días pasados he puesto mi organismo a punto… a punto de diñarla… y como ya nos vamos haciendo mayores, cosa contraproducente en muchos aspectos del desenfreno, ¡habrá que tomar medidas…!
Antes de este fin de semana ciudadrealeño, pase una velada con cierto pájaro, al arrebol del calor estival -¡vaya días tan extremos!-, y entre caña y caña, tapa y tapa, estuvimos charlando de temas candentes y otros más banales. Eso sí: nos reímos de cuidado. Como dos usuarios de las bibliotecas que somos, el tema más dicharachero fue el del gremio de las bibliotecarias -¡cómo no!-, concretamente las que atienden el mostrador de la sala de préstamo de la Biblioteca Pública del Estado de mi ciudad. Hablábamos de que, detrás de esa repisa de madera, más que bibliotecarias parecen tejedoras que, con hebra, hilo y un par de agujas, van creando, puntada tras puntada, las más extrañas texturas. También hicimos otros símiles más extremos (véanse las conocidas Parcas y algunas brujas de cuento), pero llegamos a la conclusión de que, cuando esbozan su sonrisa y te hacen las sugerencias, recomendaciones y comentarios oportunos, se desvanece el espejismo.
Y para seguir hablando de bibliotecarias, la recomendación de hoy es un clásico de las bibliotecas albaceteñas, más que nada porque está ambientado en Albacete. El monstruo y la bibliotecaria es una de las historias de Alfredo Gómez Cerdá que nos cuenta los vaivenes de un monstruo muy caluroso y especial que vive dentro del aparato de aire acondicionado de una biblioteca… Y no les cuento más. Sólo les digo que conoció a una bibliotecaria que le cambió la vida…
3 comentarios:
Hola!! al leer tu post recordé otro sobre bibliotecarias que me gustó mucho "El secuestro de la bibliotecaria" con ilustraciones de Quentin Blake. Saludos y gracias por tus sugerencias. Me alegra volver por tu blog.
¡Hola Mónica!El título que comentas lo reseñé hace unos meses. Un saludo y gracias por tu regreso.
A mí de las cosas que más me gustan del libro son las preguntas existenciales del monstruo: "¿qué pinto yo en este mundo?... Todavía no he hecho nada en mi vida que merezca la pena"
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