Dice mi amigo el Alfon que somos unos yonquis de la fiesta.
Que cada vez que termina una época de mucho lío y diversión, pasamos el mono
unos cuantos días. Dormimos fatal, nos empiezan a doler las articulaciones,
sale a la luz algún achaque, aparecen orzuelos, calenturas y otras miserias. Vamos, que es preferible sentirnos vivos a estar hechos un asco...
Hay que reconocer que no estamos como a los quince años
(canas, arrugas… ya saben), pero seguimos desbordando vitalidad y muchas ganas
de dar el callo. No les negaré que debemos retomar los buenos hábitos (mucha
agua, dieta sana, algo de deporte), pero nunca dejar que nos lleve el tiempo a
su antojo, que cuando no te das cuenta se te va la vida, ¿y luego qué? Pues
eso, que se acaba lo bueno. Reír, charlar, querer, jugar y respirar. Vivamos
pues. Que luego todo queda en nada. Y cuando todo termine, que nos pille sin
miedo, bailando.
No tengas miedo de la muerte
no hace ruido
no huele
no tengas miedo de su escarcha
no sentirás dolor
no habrá nadie
no estarás ahí
no tengas un cajón para el frío
será sólo un segundo
no tengas miedo de la muerte
lindura
somos gusanos dejando hilos de seda
sobre el agua.
Luis Eduardo García.
Te explico esto a tus quince años.
En: Una extraña seta en el jardín.
Ilustraciones de Adolfo
Serra.
2018. México: Fondo de
Cultura Económica.
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