En los muros de mi
casa,
un espectro desalmado
consigue que caiga
enfermo
cuando me pongo pesado.
Le encanta dormir
tranquilo,
sin jaleos ni
alborotos,
por eso si le molesto
me infla la nariz de
mocos.
Una vez, mientras
jugaba
en la cocina al balón,
me puso la zancadilla
y me di un buen
coscorrón.
Otra vez, viendo la
tele
con el volumen a tope,
me regaló una jaqueca
que casi me deja miope.
La gripe fue su
presente
en mi sexto
aniversario;
invité a muchos amigos
y el follón fue
legendario.
Porque a Aideko igual
le da:
incluso los fines de
año,
si molestas, se venga
y no deja un niño
sano.
Iñaki R. Díaz.
Aideko.
En: Monstruario.
Ilustraciones de David
Guirao.
2017. Zaragoza: Edelvives.
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