Ya
nos vamos poniendo tontorrones, el vello se encrespa y las hormonas se
revolucionan al ritmo de unas temperaturas en leve (a veces, ya saben como las
gastan los anticiclones) ascenso… ¡Pero no se asusten!, no somos los únicos
animales que entramos en celo. Elefantes, chimpancés, osos, conejos, perros y
gatos también ven alterado su instinto reproductor y es imposible
tranquilizarlos… ¡Que se lo digan a los propietarios de algún felino…! Puertas
arañadas, patas de sillas carcomidas, macetas volcadas, sillones desvencijados
y pelo hasta en la sopa, son los inconvenientes de adoptar mascotas sin el
consentimiento de la naturaleza… ¡Espero que al menos les busquen un
entretenimiento digno de su especie!
Para que un gato
juegue
No es
complicado:
puedes atar a un
palo
rojas cintillas
y hamacarlas al
aire,
o dejar en el
piso,
como al
descuido,
un carrete de
hilo,
un lindo ovillo,
pelotas de papel
y cajas de
cartón,
y dejar que los
gatos
hagan la
diversión.
Germán Machado.
En: La escuela
de gatos de la señorita Cara Carmina.
Ilustraciones de Norma Andreu.
2014. Buenos Aires: Calibroscopio.
1 comentario:
Leeré estos poemas a Sira, la gata que nos adoptó, a ver si se calma un poco. Espero encontrar pronto el libro antes de que los felinos inunden la casa.Un abrazo, monstruo.
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