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jueves, 26 de noviembre de 2020

El fútbol en la Literatura Infantil


Ayer falleció Diego Armando Maradona, considerado por muchos el mejor jugador de la historia del fútbol. Aunque se veía venir (no era un hombre que precisamente cuidara en exceso su salud) siempre conmociona ver apagarse a los seres humanos que han hecho historia. 


A pesar de que muchas (denoten la voz femenina) se pregunten que qué hago yo hablando de fútbol en un entorno “culto” como el de la Literatura Infantil, les diré que, teniendo en cuenta que hoy por hoy este juego es la piedra angular del deporte en Europa y toda Latinoamérica, sería estúpido por mi parte, por nuestra parte, como voces que intentamos extender en la sociedad el hábito lector, obviar el poder que tiene en una sociedad donde se hallan los lectores. 



Si bien es cierto que en los últimos años la oferta deportiva escolar se ha diversificado enormemente en la mayor parte de países donde el fútbol era un referente y que muchas familias odian todo aquello que se relaciona con el universo profesional de deporte rey en España (“Dinero, dinero…” como si nadie lo quisiera), el “soccer” (les recuerdo que en la lengua de Shakespeare el “football” es otra cosa) continua siendo el deporte mayoritario para los niños –y cada vez más niñas- de nuestro país. 




Aunque muchos estén deseando erradicarlo del mapa, les diré que el fútbol, como deporte, es redondo. En primer lugar es un deporte de equipo (beneficios, todos), en segundo lugar se desarrolla al aire libre (mejor todavía) y en tercer lugar es muy barato (comparen con el hockey, el esquí o el waterpolo). Otra cosa es que no se haya orientado debidamente (negocios televisivos y publicitarios, competitividad al máximo y un machismo más que patente), pero eso siempre puede cambiar si el público y las instituciones quieren. 







A pesar de esta impepinable realidad, es curioso que los libros infantiles, sobre todo el universo de la literatura infantil –sobre todo las editoriales independientes- y más todavía los géneros del álbum o el cómic, presten poca atención al fútbol (y otros deportes) en sus hilos argumentales. Teniendo en cuenta la desmedida pasión por el esférico entre una buena parte de los escolares de nuestro país, incluso me suena a error garrafal. Quizá todo ello se deba al viraje femenino de la LIJ, a cierto snobismo cultural, a complejos personales o a inclinaciones ideológicas, pero lo que es, es. 




Sí, montones de libros sobre feminismo, sobre migración, también de ecologismo y de emociones, pero ¿qué hay de mover el cuerpo? Una vez más alzo la voz para “denunciar” una realidad que, a mi juicio, resta más que suma a la hora de crear lectores desde cualquier estrato social y condición, y que la llamada “alta cultura” continua ninguneando a la popular, obviando sectores que también engendran lectores potenciales y dejando que la paraliteratura y la clara orientación comercial engullan una parcela muy importante donde caben muchas miradas, delicias y sinsabores. 





Para ir más lejos y si se fijan en otros contextos, como por ejemplo el anglosajón, además de esa tendencia en dedicar volúmenes de álbumes-serie a este deporte (una que también se repite en nuestro mercado), dan un paso más allá y desbordan el discurso a los personajes femeninos (se me ocurre citar Maisy Plays Soccer, Happy Like Soccer o Madlenka Soccer Star) que, aunque tienen mucho de tendenciosos, ayudan a extender la lectura desde un prisma colectivo, algo que todavía nos es difícil de concebir nuestros ámbitos tan sectarios. 


Peter Sís. Madlenka Soccer Star.

Tampoco olviden que el porcentaje de niños (lean en masculino) lectores, continua disminuyendo a pasos agigantados ( y que desde este reducto que es la literatura infantil se sigue desatendiendo ese compromiso inicial por una lectura ociosa que tanto nos da y que iniciativas como Guys Read intentan suplir de alguna manera





Mientras tanto y como homenaje al Pelusa, aquí les he traído un montoncito de buenos álbumes y otras obras de ficción-no ficción para pequeños y mayores que, si bien no destacan por su vis comercial, bien contribuyen a hablar de las bonanzas y miserias del fútbol, de sus personajes e historia, de curiosidades amables, dramas personales y anécdotas simpáticas. Libros que no deberían perderse si están en el mundo, porque, déjense de rollos: el fútbol es y será. Así que no nos tapemos los ojos.


martes, 25 de junio de 2019

Regalos de cumpleaños


Ayer fue mi cumpleaños (el real, que el de este sitio ya lo celebramos en febrero) y no me regalaron nada. No se asusten porque la verdad es que no me hace falta mucho. No es una necesidad vital eso de recibir. No voy desnudo ni descalzo y tengo que llevarme a la boca, así que, non ti preocupare, bambini.
No me molesta que no me agasajen, pues la mayor parte de veces que me regalan algo no sé qué decir. En primer lugar está el pudor (me da cierta vergüenza, pues no me educaron para desempeñar papeles protagonistas y sólo sé sonreír como un chino y poner cara de gilipollas). En segundo lugar hay que decir que la mayoría del personal regala por regalar, y ando harto de ropas y colonias. Y la tercera razón se debe a mi propia naturaleza, una un tanto rara y monstruosa que agradece sobremanera lo creativo, imaginativo y bizarro.


No hay ni qué decir que los caprichos siempre son bienvenidos. Unos calcetines molones, unos auriculares inalámbricos, una buena caja de Polychromos o Caran D’Ache (son más caros pero los pigmentos cubren el papel que da gusto), unas sandalias resistentes, el esqueleto interno de un erizo de mar, un retrato de vanguardia, un desayuno a domicilio (este detalle me lo hicieron una vez mis amigos y me eché a llorar) o un libro… No es tan difícil contentarme, ¿verdad?
También es cierto que muchas veces nos regalan algo que de primeras no nos dice mucho, pero luego le encontramos el puntillo. Algo en lo que nunca antes hubiésemos reparado, prendas que no nos atrevemos a lucir, cosas que no sabemos utilizar o aficiones que nunca hubiéramos descubierto por nosotros mismos, tienen que ver con los regalos que nos hacen otros.


Para que piensen en todo esto y mucho más, les traigo hoy Mi amigo futbolista, un álbum muy entrañable de Edward van de Vendel y Alain Verster, publicado en castellano por Thule, en el que se nos habla de fútbol y de amistad. En él, Mateo, el hijo de una familia de granjeros, recibe por su aniversario dos regalos, un balón de fútbol y un cerdo. Está entusiasmado con un buen partido e intenta que Barto, su porcino amigo, comprenda las reglas del juego y pueda disfrutar con él, pero no es posible. Aunque cunde el desánimo, todo dará un giro gracias a la afición de Barto por rebozarse en el barro.
Si a una historia sutil y agradable le unimos las ilustraciones de Alain Verster que, elegantes, sutiles y llenas de un aire evocador (recuerdan a las de Kaatje Vermeire y otros autores de la escuela flamenca), nos permiten hurgar en detalles curiosos (ver todos las fotos de futbolistas famosos o encontrar campos de fútbol a doquier) y llenarnos de su delicado sabor, el libro merece mucho la pena. ¡Ah, y no olviden que los mejores regalos suelen estar a nuestro lado!