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sábado, 14 de enero de 2023

De fiestas y mezcolanzas



Ayer me invitaron a una fiesta de cumpleaños y aquello parecía el camarote de los hermanos Marx. No había visto tanto eclecticismo nunca. Cada uno de su padre y de su madre. Que si un ingeniero aeroespacial, un diseñador de zapatos, un recogevasos de Mali, dos traductoras juradas, el funcionario de prisiones no podía faltar y otra vendía tetas de plástico. Un bioquímico con cara de perdido pululaba en busca de una asistente social. Un actor, dos guacamayos y una gallinácea, el que se dedicaba a la logística de una empresa de camiones y el pinchadiscos trasnochado. Todo muy sui generis, pero nos lo pasamos en grande. Así son las buenas jaranas. Desorbitadas, inexplicables y despiadadas.

[…]

La tripulación era completa: incluía un Limpiabotas,
y un fabricante de capuchas y gorras.
Además, un Abogado, traído para resolver broncas,
y, para evaluar bienes, un Corredor de Bolsa.

Un Apuntador de Billar, cuya habilidad era inmensa,
que hubiese podido ganar más de lo que le correspondía,
de no ser por un Banquero, de muy caras expensas,
que a su cuidado todo el dinero tenía.

Había también un Castor, que recorría la cubierta
o bien a hacer lazos de proa se sentaba:
según el Contramaestre, evitó muchas desgracias ciertas,
aunque ningún marinero supo cómo lo lograba.

Otro también era famoso por el número de cosas
que cuando subió al barco olvidó:
su paraguas, su reloj, todos sus anillos y joyas
y las ropas que para el viaje compró.

Tenía cuarenta y dos baúles, cuidadosamente embalados,
Con su nombre, en cada uno, claramente pintado:
Pero, como había omitido comentar el dato,
Fueron todos, atrás, en la playa abandonados.

La pérdida de sus ropas bien poco le importó,
pues disponía de siete abrigos al llegar,
junto con tres pares de botas, pero fue de todo esto lo peor
que ni su propio nombre pudo recordar.

[…]

Lewis Carroll.
Fragmento de Suspiro primero. El desembarco.
En: La caza del tiburiente.
Tradución de Alberto Ruiz de Samaniego y Xabier Meilán.
Ilustraciones de Óscar Villán.
2022. Pontevedra: Faktoría K de Libros/Kalandraka.



miércoles, 3 de diciembre de 2014

Regalos para los más pequeños


Durante los próximos días seguro que se devanarán los sesos preguntándose qué carajo les van a regalar a sus seres queridos esta Navidad… y se repetirá la misma escena de siempre… “A mamá la arreglamos con un frasco de colonia, a papá una corbata no le viene mal, a la parienta cualquier trapillo, al hijo adolescente le endosamos algún videojuego, y ¿al pequeño de la casa…? ¿Qué le regalamos al mengajo…? Tiene muchos puzles, muñecos y peluches de todo tipo, juegos didácticos a porrón… ¡Qué dilema!”
Y yo les digo: es hora que se decanten por un libro para primeros lectores, con pocas páginas, ilustraciones de líneas sencillas y poco texto. Que sea resistente a los golpes, a los mordiscos, a las babas y a las peleas. Vamos, lo que se llama un “boardbook”. Con ellos el nene podrá aprender cuestiones básicas de su entorno, los nombres de las cosas que le rodean y que le son familiares, los números o las letras.
¡Anímense a visitar una librería! ¡Adquieran un par de libritos de esta pequeña selección e introduzcan a los futuros lectores en este gran mundo que son los libros infantiles! No se lo piensen y ¡al ataque!


WIEHLE, Katryn. 2014. Mi pequeño jardín / Mi pequeño bosque. Editorial Lóguez.


CARLE, Eric. 2014. Colección Mi primer libro de…Números, Formas, Colores y Palabras-. Editorial Kókinos.


 MIURA, Taro. 2014. Colección Vehículos de Trabajo -¡Hop!, ¡Yo me encargo! y ¿Llegará?-. Ediciones La Fragatina.


RUBIO, Antonio y VILLÁN, Óscar. 2014 (Reimpresión). Colección De la cuna a la luna (Duros) –Luna, Cinco, Cocodrilo y Miau-. Editorial Kalandraka. 


jueves, 18 de diciembre de 2008

Españoles





Es indiscutible que los verdaderos reyes del álbum ilustrado son los anglosajones. Aunque podemos destacar algún autor o autora de origen francés o alemán, son británicos, americanos o australiano los se reparten el meollo de los “picture book” (así se conocen por esas latitudes). ¿Y los españoles? ¿En qué puesto quedamos? La verdad es que no he hecho muchas estadísticas ni he consultado los datos editoriales, pero les adelanto que no estamos muy a la cabeza de este género literario propiamente infantil. Esto hecho se debe, principalmente, a que a finales de los ochenta y durante toda la década de los noventa, las editoriales que dedicaban grandes esfuerzos a la promoción y defensa de este género (Altea o Miñón, por citar un par de ellas) desaparecieron, obligando con ello a cambiar las inclinaciones de los autores. De este modo, se pasó de una época con abundantes ejemplos de libros ilustrados de autoría nacional a otra en la que no encontrábamos libros ilustrados, ni españoles, ni extranjeros.
De unos años a esta parte, desde la llegada del nuevo siglo, sorprende ver como florecen numerosos ejemplos de este género sobre las baldas de las bibliotecas infantiles y librerías, gracias, en gran parte, a las editoriales emergentes que apostaron por este género (Kalandraka, Kókinos, OQO, Barbara-Fiore, Los cuatro azules, etc.), así como por los trabajos de nuevos autores e ilustradores españoles. Como muestra de ello, les dejo con La cebra Camila, que bajo las órdenes de Marisa Núñez y Óscar Villán, nos narra la historia de Camila, una cebra que pierde su vestimenta de rayas y que, tras mucho andar llegó a su casa (lo siento, no puedo resistirlo, me parece un encanto de párrafo)…

[…] con un anillo en la pata,
una rayita de plata,
un lindo remiendo azul,
una puntilla de tul,
una cuerda de violín,
un gran cordón de botín,
una cinta en la melena…
y ni una gota de pena
.