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jueves, 7 de marzo de 2013

Astenia y apatía



La astenia primaveral ha traído a mi vida diaria, más que sueño, letargo. Ando somnoliento la mayor parte del día (y se ve que no soy el único dado que mis alumnos confiesan una y otra vez que su cuerpo es lo más parecido a un saco de patatas y que su actividad cerebral decae por minutos)… ¿Será que han cambiado mis ritmos circadianos? Con toda probabilidad, lo de estar sumergido en una atmosfera tan perezosa, tiene más que ver con la agitación hormonal y la cada vez mayor proximidad al sol que con el aburrimiento que me rodea... ¡Hay tanta apatía en el ambiente! Se ve que la crisis no afecta sólo al bolsillo, sino a las relaciones familiares, las envidias laborales y el pesimismo generalizado. ¡Qué ganas de quedarse sin postre! ¡Con lo rico que está!... Entre tanta cara larga y tan mal humor, uno no sabe si encerrarse en casa y evitar imágenes fantasmagóricas que emergen de la realidad, o dar rienda suelta al mundo de la imaginación y alimentarse sólo de sueños, ¡que bien valen una risa!
Los seres (in)humanos, cuanto más desgraciados somos, más queremos. Lo digo por todos aquellos acostumbrados en rebozarse de mierda un día y al siguiente también, ejercicio rutinario que crea una adicción nada saludable y que no sólo transforma el quehacer semanal, sino que, como larvas famélicas, se ensaña con nuestra alma. Por todo ello, lo mejor es terminar de comer y echarse en un cómodo catre, abrigarse con esa manta que pilla a mano y dejarse llevar a los mundos de Morfeo, ese que nos evade a expensas de la imaginación, y nos lleva a otros lugares mágicos, donde las plantas se alimentan de los besos y los caballos vuelan entre las nubes, donde los peces cuentan bellas historias y los pájaros cantan sonatas de Mozart, donde los elefantes son ligeros como plumas y los leones son tan cariñosos como osos de peluche… Imagine, y si es incapaz de encontrar un mundo distinto al nuestro, pídale ayuda a Norman Messenger, le transportará a El País de Jamás Lo Creerás (SM), un lugar donde perderse sin miedo y ser medianamente feliz.

viernes, 25 de julio de 2008

Imagina...



Imagina que un día, harto de andar por este terrible mundo, te topas con un sinfín de cosas hermosas. Imagina que encuentras agua en medio de un desierto infinito. Imagina que la vida es un paseo sobre baldosas de cientos colores. Imagina que yo soy tú y tú eres yo. Imagíname boca abajo y yo te imaginaré boca arriba. Imagina la navidad soleada y un verano en claroscuro. Imagina un pastel como tú de grande y una boca para comerlo. Imagina cuentos para cada noche, para contármelos mientras duermo. Imagina que eres astronauta, escritor o carpintero. Imagina que vives adentro de un gran huevo. Imagina que volamos arrastrados por el viento, como las cometas, por todo el firmamento. Imagina que corres por tus sueños. Imagina que ganas una carrera de caracoles. Imagina aquello, otra cosa o esto. Imagina que sonríes doce horas de tu tiempo. Imagina que no tienes nariz, que tus ojos son dos melones y que mi risa es un concierto. Imagino que trepamos por las nubes, por el cielo. Imaginas que caemos sobre montones de yerba y nos pica todo el cuerpo. Imagina que imaginas y serás libre por un momento.