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viernes, 28 de junio de 2013

De vacaciones...


Siguiendo mis propios consejos, esos que abogan por gastarse la paga extraordinaria (si es que la cobramos) y dejar transcurrir los meses de un verano que se antoja movidito tanto climática, como políticamente, en nuestra excelente oferta turística, he decidido visitar un par de playas en los días venideros, dejar a un lado libros, reseñas, opiniones y estudios literarios, y apoyar así al sol y la mar patrios, que bastante guita he soltado ya en esos países centroeuropeos que tan poca estima nos tienen… ¿Seguirá siendo tan azul el Mediterráneo? ¿Tan cálido y radiante? Espero que ustedes, allá donde estén, desde el lugar donde tecleen la dirección de esta página, no me echen demasiado de menos. Volveré en septiembre. Lo prometo… ¡Feliz verano! (o invierno austral…).

¿De qué está hecho el mar?
El mar no es de agua ni de sal,
es de estrellas que quieren brillar.
De estrellas de plata
convertidas en peces.
De estrellas verdes
hilvanadas en algas.
De estrellas blancas
que enardecen espumas.
De estrellas de arena
que tapizan sus urnas,
¿Quién cogerá las estrellas del mar?
Aquel marinero que va a navegar.


Ana María Fernández.
Navegar.
En: Amar y otros verbos.
Ilustraciones de Xosé Cobas.
2002. León: Everest.
Ilustración de la entrada: Gary Blythe.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Lección de ecología


Dado que ayer no tuve otra cosa mejor que hacer que defender el ecologismo, hoy, me redimiré de tamaño pecado con un discurso de ecología (no es lo mismo). Para ello me serviré de la televisión… ¡Inaudito! (qué necio soy, con lo que me ha gustado la tele y yo aquí, yendo de progre…).
Hace un par de años, cierto sábado, por casualidad, en la segunda cadena de TVE, me topé con una entrevista a Josefina Castellví, una de las científicas españolas galardonadas con el premio Príncipe de Asturias en su categoría científica por su trabajo en la Antártida a bordo del Hespérides. Además de relatar experiencias maravillosas, el entrevistador le pidió su opinión respecto al cambio climático. Ella, como buena científica, sin dejarse llevar por las corrientes políticas del momento (lo peor que le puede pasar a un intelectual es comulgar con este u otro partido, ya que pierde la equidad, por no hablar de la libertad…), respondió que, esta crisis climática de la que se habla, sabemos, con toda probabilidad, que forma parte de las innumerables crisis climáticas que ha experimentado nuestro planeta a lo largo de su existencia. Lo que desconocemos de esta crisis es, en qué grado, la intervención humana es una de las causas. También apuntaba Castellví que la prevención es una gran baza, teniendo en cuenta que las Apocalipsis ecológicas, no son capaces de destruir nuestro gran hogar, pero sí amenazar nuestra misma supervivencia.
Y para apoyar esa prevención que facilite el equilibro de la Tierra, hoy les invito a deleitarse con las páginas de un álbum ilustrado ciertamente espléndido, brillante.
El canto de las ballenas, de Dyan Sheldon y Gary Blythe es una sencilla fábula que defiende ciertos aspectos sobre el amor a la naturaleza a propósito de los anhelos de una niña: su principal deseo es oír el canto de las ballenas. La historia, acompañada por las deliciosas imágenes de Gary Blythe, -no comprendo como el pincel de este hombre es capaz de captar tanta magia en el rostro de un niño- es un lujo para los sentidos.