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viernes, 23 de noviembre de 2012

Las amas de casa también saben leer



A pesar de sonar rancio y machista, me encanta este fragmento extraído de un manual educativo de los años setenta con el que me encontré en el expurgo de la biblioteca del centro. No se escandalicen, feministas de pacotilla. Tampoco me tachen de falangista, progres acomplejados. Todo sea por la lectura… (Risas traviesas).

Y aun cuando no tengáis una profesión determinada o no la ejerzáis porque al casaros preferís dedicaros exclusivamente al hogar, continúa siendo necesaria la lectura. Aun diríamos más: en este caso, la lectura resulta imprescindible.
El ama de casa sumergida en las rutinarias faenas domésticas, repetidas todos los días, corre el grave riesgo de quedarse limitada a las cuatro paredes de su casa. Esto sería un desastre para ella y para su familia. Y la mejor forma de evitarlo es leyendo, cuando más, mejor: periódicos, revistas, libros. Pensad que la mejor ventana para observar cuanto ocurre en el mundo, es la lectura.
La mujer dedicada al hogar que continúa leyendo mantiene despierta su curiosidad (decía Azorín que la vejez es la pérdida de la curiosidad) y no solamente se beneficia ella, también hace un bien enorme al marido, a los hijos, al proyectar hacia ellos todo el bien espiritual y cultural captado en lo que lee.

VV. AA. 1975. Economía doméstica. Quinto y Sexto Cursos. Madrid: Almena-Delegación Nacional Sección Femenina.
Imagen: Mujer joven leyendo un libro. 1634. Rembrandt.