Mostrando entradas con la etiqueta Arianne Faber. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Arianne Faber. Mostrar todas las entradas

lunes, 30 de abril de 2012

Viajando con los alumnos



A mis alumnos de 1º y 2º de E.S.O.

Lo de viajar se ha convertido en una moda espantosa que corre como la pólvora entre todos los estratos sociales. Agencias de viajes, paquetes de vacaciones, vuelos baratos y todo tipo de ofertas se agolpan en el ciberespacio esperando que algún desairado decida invertir sus ahorros en unos días de placer -o sufrimiento…- con tal de desconectar de la tan odiada rutina (¡con lo que a un servidor le gusta!). Ahora todo el mundo quiere andar dando tumbos por lo más recóndito del mapa y empaparse, como decía Kapuscinski, de humildad.
Aunque parezcan lo mismo, hacer turismo y viajar son dos acciones diferentes. La primera, más vulgar y quebradiza, está al alcance de cualquiera, la segunda, profunda y cargada de hondas emociones, sólo la experimentan unos cuantos afortunados. Esto no quiere decir que el turismo, puntualmente, se vista de viaje, cosa que rara vez ocurre... ¡Y menos mal!, porque son tantos los que prefieren el sol, la playa, los barcos de siete cubiertas y la cena del capitán, que ya nadie da un paso adelante para vivir un poco más, ni tan siquiera los embobados jóvenes que vegetan en los pupitres de nuestra nación… Afirmo esto cabreado por la desidia y dejadez, que no sólo, ha envenenado a mis alumnos, sino a toda una sociedad, en la que incluyo a padres sobreprotectores y absurdos y a docentes hastiados y egoístas, que deja pasar trenes ante sus narices, que probablemente no estén llenos de lujo y glamour, pero sí acarreen algo de experiencia y humanidad.
Señores y señoras. Niños y niñas. Cuando un maestro viaja con sus alumnos, no sólo está depositando su tiempo y confianza en los que le acompañan, está intentando dejar su poso en el recuerdo, regalando su huella al futuro…, para que los que cumplan años crezcan y para que aquellos que envejecen no pierdan la esperanza.

Faber, Arianne. 2012. El viaje. Barcelona: A buen paso.

lunes, 19 de abril de 2010

Fabricando nubes


Parece ser que la atmósfera nos va a conceder una pequeña tregua durante los días venideros, aunque, con la meteorología, todo está por confirmar, sobre todo si atendemos a las dispares y variopintas condiciones climatológicas con las que se nos ha presentado el invierno, crudo y retrechero.
Más centroeuropeas que mediterráneas, las nubes que surcan los cielos de una parte a otra de la geografía española, están empeñadas con hacernos sufrir un poco más, a nosotros y a todo bicho viviente (que se lo pregunten al cultivar de crisantemos que he plantado en mi balcón…), que no sólo el hombre vive de rayos de sol. El único consuelo que nos queda, a nosotros y todos los ingleses que vienen a ponerse cicateros -de todo- a la Costa Brava, es que el verano nos azote como es debido, con cuarenta grados a la sombra hasta que nos duela el pellejo de tanto sudar, y así poder seguir quejándonos, que es otra de las aficiones patrias.
Durante la espera (que será breve…, por ello rezo) y para no acusar sobremanera a esas culpables de la lluvia de estos días, las nubes, aquí les traigo un librillo la mar de nuboso y fresco. La fábrica de nubes, una de las novedades de esta primavera, de Arianne Faber y editada por A Buen Paso, es un buen libro de imágenes para prelectores que aúna uno de los juegos más antiguos del mundo, el adivinar las figuras que dibujan las nubes, y algo de fantasía. Las ilustraciones se podrían relacionar con el mundo del cómic y el garabato infantil, aspecto que unido al formato del libro (alargado), le da un toque muy actual.
¡Acabo de ver una libélula con forma de nube! ¿O puede que sea una nube con contorno de libélula?