Mostrando entradas con la etiqueta Editorial Bindi Books. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Editorial Bindi Books. Mostrar todas las entradas

miércoles, 6 de marzo de 2024

Asesorados


Siempre he pensado que quienes nos gobiernan no viven en este mundo. Si lo hicieran, no dirían todas las sandeces que dicen. Y no es que piense que muchos no tienen ni dos dedos de frente, que también, solo creo que viven de espaldas a la sociedad. Ellos van a lo suyo. A los negocios turbios, sus cuitas de poder y llenarse los bolsillos. Y claro, así les pasa, que se olvidan de prestar atención a lo que ocurre a su alrededor. Con dedicarse a las soflamas y los entremeses, tienen bastante.
Menos mal que echan mano de asesores y consejeros, una buena corte de, llamémoslos, “expertos”, que además de atusarse la barba, cobrar del heraldo público y sacarles brillo a base de lengüetazos, se dedican a hacer el trabajo sucio y (se supone) transmitirles el sentir de la calle.


Lo peor de todo es que, incluso en la política ha cambiado. Si antiguamente los poderosos se rodeaban de hombres inteligentes, mucho más que ellos, hoy en día son más inútiles que quien manda. No es de extrañar teniendo en cuenta que es el refugio de gandules, vividores y arribistas, todo un clásico en una España que rebosa sanguijuelas e ignorantes.
Auguro que les queda poco, pues la inteligencia artificial, esa tan en boga en este tiempo de estulticia humana, les hará la competencia en breve e incluso la democracia quedará a merced de las máquinas (si es que todavía no lo está). Algo que por otro lado me alegra, porque además de superar el coeficiente intelectual de estos cantamañanas, nos hará prescindir de amnistías, mascarillas y horarios de cierre de los bares en el prime time televisivo.


Y hablando de servicios y cortesanos, la editorial Bindi Books acaba de reeditar El mensajero del rey de Jutta Bauer, pero esta vez con un título diferente al que llevaba en la edición de Lóguez y que no reseñé en su día, cosa que me dispongo a enmendar.
El viaje de Tiago, que así se llama este álbum, nos cuenta la historia de Tiago, el emisario personal del rey. Su majestad le pide que lleve un mensaje al rey vecino. Pero aunque Tiago es un tío rápido, a lo largo del camino se topa con un montón de vicisitudes que prolongan muchísimo este viaje. Una familia de ardillas, una niña que acaba de perder su balón, una madre agobiada, una vieja cabra y una marmota se cruzan en su camino. Pero lo peor de todo es que cuando llega a su destino se encuentra con ¡su propio rey! ¿Cómo terminará la cosa?


Cuando lo lean, se darán cuenta de que la autora alemana produce un discurso muy plural en el que caben muchas interpretaciones, que van desde la importancia de la libertad, el viaje como vía de conocimiento, o el clasismo, hasta lo inerte del hermetismo y lo necesario del aperturismo.


Sobre los aspectos técnicos, huelga decir que en esta nueva edición se apuesta por contarnos dos historias en una. Si en el cuerpo principal de la página suceden las correrías del protagonista a todo color, en la franja inferior de la página nos muestra la vida del monarca en blanco y negro. Mientras que los días del rey son bastante anodinos, Tiago disfruta de un sinfín de encuentros enriquecedores, una exposición muy interesante a la hora de yuxtaponer dos modus vivendi ante el lector.
Lo grito a los cuatro vientos: ¡Ojalá todos los gobernantes tuvieran como consejero a Tiago!

jueves, 10 de noviembre de 2022

Del revés


Hace muchos años que no me pongo bocabajo. Desde que me examiné de hacer el pino (parece de risa, pero nuestro profesor de educación física estaba empeñado en que semejante ejercicio era clave para estar en forma), no me he vuelto a poner del revés. Al menos, de manera consciente. Inconscientemente quizá lo haya hecho mientras volaba al hemisferio sur o probando alguna montaña rusa.


En definitiva todo depende del ángulo con el que miremos las cosas. Un día nos levantamos torcidos y lo vemos todo patas arriba, y después de una buena siesta todo se va enderezando. Por eso conviene mantener la mente ocupada en cuestiones poco sesudas, más superfluas y, sobre todo, muy alegres, no sea que de tanto giro, la vomitona sea monumental.


En cualquier caso, los peores reveses te los da la vida. Enfermedades crónicas, la pérdida de un ser querido, la cola del paro o decepciones amorosas. Esos sí que te cambian la perspectiva. Tardas en acostumbrarte, pero poco a poco te vas poniendo de pie y aunque nada se parece al antes, siempre queda el después.
Cuando era pequeño quería ser un murciélago para no marearme cuando me quedaba colgando de los columpios. Hubiera sido divertido, sobre todo para darles la vuelta a las tortillas de patata y que no se desbaratasen por torpe e inexperto. Incluso para disfrutar de un libro como el de hoy.


Bocabajo, un álbum de Alba Dalmau y Cinta Vidal publicado por la editorial Bindi Books, podría enmarcarse dentro del álbum experimental ya que es un producto con una doble vida. Por un lado teníamos los trabajos que la reconocida artista plástica Cinta Vidal había ido realizando para distintas muestras y exposiciones, unas pinturas que indagaban en la ausencia de gravedad, el juego de la perspectiva y la concepción espacial y que además propiciaban una narrativa muy sugerente. En ese instante aparece la escritora Alba Dalmau que, inspirándose en ellas, idea una historia que complementa a estas imágenes.


Así nace este libro que nos habla de Caliua, una gata que desaparece el día en el que el mundo comienza a tambalearse y lo cambia todo de sitio. Lo que está arriba, pasa a estar a la izquierda, lo de abajo, arriba, y la derecha, a la izquierda. Todo se transforma en un completo caos (o quizá deberíamos decir orden) del que el espectador puede participar gracias a las composiciones que propone Vidal y que se nutren de elementos geométricos y arquitectónicos que es inevitable te recuerden a Escher.


Una delicia visual que se desborda en múltiples destellos discursivos. La resolución de problemas complejos, lo paradójico, las relaciones sociales y sus conflictos, lo compartido y lo comunitario, o dualidades de una misma realidad son algunas de las cosas que se me ocurren mientras paso las páginas. ¿Y a ustedes? ¿Qué les sugiere?

miércoles, 26 de octubre de 2022

Inundados con tanta sequía


Llevan todo el verano dándonos la murga con la sequía, que si las reservas hídricas están bajo mínimos y que la lluvia no aparece ni a tiros. Que si el cambio climático está dando su peor cara, que la desertización es una realidad palpable, y que la culpa de todo la tienen Putin y los chinos.
El rollo del agua no tiene nombre en un país con escasez de precipitaciones desde que yo tengo uso de razón, que para eso vivo en la mitad oriental que está a pique de solicitar su adhesión al Sáhara. Si no me creen, espero que hagan memoria y se acuerden del año 1999, un año para olvidar.



Si bien es cierto que lo de este calor otoñal es bastante novedoso para el Instituto Nacional de Meteorología, la escasez de agua es una cuestión que caracteriza a los países circunmediterráneos. Entonces, ¿por qué tanto alarmismo? Sencillamente porque a los que ostentan el poder les interesa.
Los mismos que han sepultado a golpe de telediario (¡Ups! Quería decir talonario…) que las compuertas de muchos embalses del noroeste español que estaban a rebosar se abrieron para producir energía durante el mes de junio. Ellos aclaran que nadie contaba con un verano infernal, pero ya que tan puestos están en problemas medioambientales, podían haber tenido algo de previsión.


Sí, los mismos que permiten la explotación de miles de hectáreas de regadío en Andalucía, La Mancha, Extremadura o Castilla y León. Se cree que hay más de un millón de pozos ilegales en la España seca que podrían abastecer a casi 100 millones de personas. Es decir, las reservas hídricas de nuestro país no son escasas, sino que se agotan con una serie de cultivos poco apropiados para nuestra climatología.
Los mismos que incitan al ahorro doméstico del agua pero luego dan manga ancha a la industria, las multinacionales energéticas y el turismo para que la desperdicien sin mesura o utilizan cientos de hectólitros para hacer la guerra cultural entre comunidades vecinas.


A mí, que me dejen de propagandas. Me tienen hasta las narices. Dios quiera que caiga un diluvio tal que la 1, la 2, la 3, la 4, la 5 y la secta acaben inundadas. Como el escenario en el que se desarrolla nuestra historia de hoy. Inundado es un álbum de Mariajo Ilustrajo que ha sido editado en nuestro país por Bindi Books y que nos habla de una ciudad que se inunda poco a poco bajo unas aguas que nadie sabe de dónde han salido.
Al principio es agradable patear las calles con los pies mojados, pero la cosa se va complicando conforme sube el nivel. Todos empiezan a preocuparse pero nadie encuentra una solución real para el problema hasta que un pequeño mono bigotudo consigue hablar con todos los demás.


Formada, como muchos otros autores, en el Anglia Ruskin, Mariajo bebe de las fuentes del álbum anglosajón donde el humor, las situaciones surrealistas y una estupenda caracterización de los personajes, son los puntos fuertes. Si el contraste entre el azul del agua, el negro de la tinta y la cola amarilla del protagonista me encantan, no se pueden imaginar lo que he disfrutado con los detalles de este zoo gigante.
Osos polares, cabras montesas, jirafas, avestruces y caimanes. Hipopótamos, elefantes, nutrias, cebras y koalas. Okapis, leones y tejones. Mi favorito es el tití emperador salvando a La joven de la perla. Todo un detalle hacia Vermeer y su arte. Que no. Que no se pueden perder este alegato al cooperativismo y el poder colectivo. La unión hace la fuerza. Con agua o sin ella.