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lunes, 5 de noviembre de 2012

Novedades con parecido razonable (3)




Renovarse o morir, he ahí el dilema…, ese que, como pelota de ping-pong, ha estado yendo y viniendo de mi cabeza en estos día de asueto. Y al final, ganó el “renovarse”… Así que, si son observadores, se habrán percatado de que en la columna de la derecha, tienen los logotipos de “facebook” y “twitter” desde donde pueden suscribirse a los espacios que un servidor ha creado en dichas redes sociales y hacer realidad ese sueño que es la LIJ 2.0… Aunque algo reacio en los planteamientos (trabajo con quinceañeros que se pirran por inmiscuirse en mi vida privada…), creo haber encontrado un modo de hacer crecer este sitio sin menoscabo de mi realidad diaria. Añadido a todo esto, hacerles saber que he creado una cuenta de correo-e específica para el blog, dvlm.lij@gmail.com (también la tienen en los enlaces laterales), de tal manera que sea más fácil establecer una conexión más específica entre ustedes y yo sin pasar por mi correo personal.
Tras este apunte, termino con esta sección de literatura infantil comparada (¡ya no sé qué inventar!), poniendo hoy el ojo sobre dos novedades (o al menos, eso parecen…) que tienen un estilo similar: El arenque rojo, de Gonzalo Moure y Alicia Varela (SM), y El papagayo de Monsieur Hulot, de David Merveille a partir del personaje de Jacques Tati (Kalandraka). Ambos son libro-álbumes para primeros lectores, de tipo mudo -sin texto- en los cuales, a través de un hilo conductor, curiosamente un animal en los dos títulos (en el primero es un arenque volador y en el segundo un papagayo harto de vivir en una jaula), dan pie a la imaginación del lector para que construya su propia historia sirviéndose de la infinidad de situaciones recogidas en las escenas de cada doble página.
He de reconocer que, aunque cada uno tiene sus defectos (ninguno podría considerarse una obra maestra) y virtudes (utilizan una narrativa poco corriente), me gusta más El arenque rojo, no sólo por ser más evocador (en parte me ha recordado a las sugerentes ilustraciones de Chris van Allsburg), sino por entretener más al lector y ser más interactivo, que a fin de cuentas, es lo que toca en estos tiempos, ¿acaso no ven mi ejemplo? Ciberoptimista hasta las trancas… ¡hasta que me hinche!

viernes, 21 de noviembre de 2008

Arte gitano


En esta casa nos gusta el flamenco…., desde La Paquera y Caracol, hasta Fernanda y Bernarda; raíces como Mairena y La Niña de los Peines, o vástagos como Carmen Linares y Miguel Poveda…, sin olvidar a Camarón, por supuesto. ¡Ea!…, es lo que hay…
Esto de hacer partícipe de mis gustos al lector, no es una cuestión que me agrade ya que, muchos de ellos, sin escatimar en prejuicios, se dedicarán a encasillarme, de lo que, advierto, estoy curado de espanto… Y si me gustan las peteneras ¿qué?... Lo gracioso de todo esto es que, tanto pro-flamencos, como anti-flolclóricos, se sirven de supuestas realidades para seguir llevándose a su terreno a las mentes obtusas y de paso, chupar del bote (¡Mama! ¡Qué rica está la leche condensada!) En fin, se trata de una cuestión de bandos. O merengue o culé, con leche o solo, izquierda o derecha, blanco o negro, pan con chocolate o petisuis… Y yo, aquí, tan contento.
Y ya que he hecho referencia al arte de la soleá y el martinete, cuya responsabilidad recae, en gran parte, sobre la raza gitana, hoy me voy a decantar por aconsejar un título algo calé. Maíto Panduro, obra de Gonzalo Moure, con gran éxito editorial, narra la historia de un niño gitano que anhela poder comunicarse con su padre, encarcelado tras cometer un delito. La relación que se establece entre la maestra de Maíto y el propio personaje, aunque brusca, tiene una nota de dulzura y comprensión. Una buena metáfora sobre lo necesario de la alfabetización y cómo inculcarla.