Animales antropomorfos, datos y más datos, lecturas fragmentadas, fuegos artificiales, compartimentación de las temáticas o ilustraciones decorativas. Llevo varios meses sumergido en el universo del álbum informativo y cada día que pasa, percibo el concepto más difuso e indefinido.
Si bien es cierto que con el álbum de ficción tengo muy claro lo que me gusta y lo que no, sus objetivos y definición, con los álbumes de no ficción no lo veo tan claro. Sobre todo porque empiezo a toparme con híbridos que me sugieren preguntas y con lectores que alcanzan los mensajes que estos libros envían.
¿Podríamos decir que los libros de Richard Scarry son malos por el mero hecho de estar protagonizados por animales con pinta de seres humanos? ¿Podríamos decir que el Atlas del mundo de Mizielinska y Mizielinski no es adecuado para los primeros lectores a pesar de tener unas ilustraciones muy iconográficas? ¿O que El árbol de la vida de Peter Sís utiliza diferentes tamaños tipográficos sin mucho sentido?
Muchas veces, los criterios que utilizamos a la hora de valorar las obras presentan demasiada subjetividad y además, son todavía más difíciles de aplicar cuando nos encontramos con obras que aúnan lenguajes y funcionalidades diferentes. Sin embargo, todo eso se disipa cuando nos fijamos en el resultado final: un espacio de lectura que entretiene y enseña a partes iguales. No sé si esto será suficiente a la hora de justificar decisiones creativas y editoriales, pero el caso es que este tipo de libros crece cada día más. Como muestra, la pequeña selección de hoy.
El primer libro de esta pequeña tanda de álbumes híbridos es Buenas noches, Simón, de Amaia Arrazola y la editorial Flamboyant. Por si no lo conoces, Simón es un camaleón que no sabe mimetizarse con su entorno, lo que viene siendo un inadaptado, algo que lo hace diferente a los demás. Pero no importa, pese a sus rarezas, puede abrirse camino en este mundo, algo que lo hace muy entrañable.
En esta secuela, su amigo Melvin, el murciélago, tiene miedo a la oscuridad y es incapaz de enfrentarse a su propio hábitat. Simón, para animarlo y convencerlo de que la vida nocturna puede ser acogedora y estimulante, se pone poético y le habla de luciérnagas, de deseos, de sirenas y unicornios. Mientras Melvin desmantela las absurdas razones de Simón, aparece Bruna, el búho, y les explica que hay muchos animales nocturnos. No tiene nada de qué temer.
Con unas pinceladas de información (hay que adaptarse a los niveles de lectura), este libro combina ilustraciones coloridas y vivarachas con datos del medio que nos rodea para paliar las fobias a la oscuridad con una pizca de realismo.
Pasamos a un libro que seguro que les anima a pensar. Y es que Lóguez acaba de publicar ¿Tienes tiempo?, un álbum de Antje Bones y Nele Palmtse que se sumerge en este concepto tan complicado de entender por pequeños y grandes lectores. En este libro una niña reflexiona sobre las horas con preguntas aparentemente sencillas pero con mucha enjundia. ¿Se detiene el tiempo cuando estamos dormidos? ¿Qué quiere decir que no tenemos tiempo? ¿Por qué el tiempo a veces pasa muy rápido y otras demasiado lento? ¿Cuánto es casi?
Además de invitarnos a responderlas, este libro se cuela en la vida de una familia desde que se levantan hasta que se acuestan. Situaciones diarias en las que duermen, desayunan, se dirigen a la escuela o el trabajo, esperan el autobús, arreglan una bicicleta o disfrutan del tiempo libre. Rutinas sugerentes que llevando el peso ficcional de esta obra, nos sugieren y nos hablan de cosas muy necesarias. Una delicia sin parangón.
Llegamos a dos títulos premiados en los Países Bajos. Y es que Marja Baseler, Annemarie Van Den Brick y Tjarko Van Der Pol han construido dos álbumes híbridos de ficción y no ficción muy interesantes. El hotel cerebro y Parque de atracciones La fábrica de caca, editados en nuestro país por Hércules de Ediciones cuentan las peripecias de dos familias en dos lugares diferentes y de paso se internan en la anatomía y el funcionamiento del sistema nervioso y el aparato digestivo humanos.
Estos libros informativos donde el croquis y las representaciones espaciales son recursos fundamentales a la hora de comprender los procesos que tienen lugar en el interior de nuestro cuerpo, utilizan dos símiles de sistemas antrópicos (un hotel y un parque temático) ahondar en su carácter global e integrado. Utilizando el desarrollo argumental, los autores van explicando las diferentes etapas de procesos complejos como la digestión o la transmisión del impulso nervioso en unos álbumes que contienen innumerables detalles que van desde unas guardas peritextuales a elementos del cómic como las viñetas y los diálogos.
Aunque publicado hace más de un año, no podía dejar pasar La edad del bosque, un libro de Charline Collette publicado por Bookolia que nos cuenta la historia de Ana, una niña que va a celebrar su sexto cumpleaños en el pueblo de sus abuelos. Mientras su familia se afana con los preparativos de la fiesta, ella decide internarse en el bosque con su abuelo en busca de moras con las que adornar la tarta. Durante el recorrido, la niña va descubriendo animales y plantas, se interesa por el entorno que le rodea y hace preguntas sobre cómo se ha originado ese lugar donde campa la belleza y la armonía.
Con un formato vertical que llama mucho la atención, el lector queda envuelto en un espacio donde los colores vibran y la naturaleza palpita. Mientras unas ilustraciones siguen la orientación trazada por el formato, otras se distribuyen en dos viñetas comparativas que simulan el antes y el después. También hay detalles, metáforas visuales y cambios de escala que nos invitan a jugar con los anillos de crecimiento del tronco de los árboles o encontrar especies animales y vegetales. Un álbum sin pretensiones donde la relación del ser humano y su entorno natural se ensalza por encima de todas las cosas.
Llegamos a una aventura protagonizada por un montón de animales. Con el título Destino Japón. Un viaje a través de las estaciones, Miss Paty y la editorial Errata Naturae nos embarcan en un viaje al país del crisantemo. En este libro, Nemo y Coco, sus protagonistas, construyen un invento que le gustaría a más de uno: un mando a distancia que es capaz de abrir un portal espacial al lugar que deseen, y en esta ocasión han decidido visitar el país del anime y el sushi. Pero todo no iba a ser disfrutar, al mismo abrirse el portal, aparecen unos ogros japoneses y se hacen con el artilugio. ¿Lograrán recuperarlo?
Con esa línea argumental se van sucediendo ante nosotros escenas en las que diferentes paisajes, tanto rurales, como urbanos de las islas niponas que se embeben de esa combinación de tradición y modernidad que las caracteriza. La floración del cerezo en primavera, los fuegos artificiales veraniegos o los baños termales en invierno, además de montones de palabras, rituales, plantas, animales o alimentos, sirven como escenario para juegos de búsqueda que entretienen y enseñan gracias a recursos propios del cómic y el llamado libro-juego.
Aquí tenemos a Manu Montoya y su Hotel Escarabajo (Blackie Books). En cualquier hotel que se precie, todos los viajeros son bienvenidos siempre que respeten las normas. El problema viene cuando el hotel tiene muchas normas y muy estrictas. Esto es lo que le pasa al Hotel Escarabajo, un lugar donde las polillas no pueden observar las estrellas, las abejas tienen que alimentarse de hojas en vez de miel o las chicharras no pueden cantar a la luz de la luna. Tras quejarse a Don Escarabajo, este pilla un enfado monumental y se va a tomar un descanso. El hotel no funciona igual sin él y el resto de insectos salen en su busca, pero algo raro está sucediendo. ¿Lograrán dar con él?
Tomando como excusa los tan de moda hoteles de insectos (si visitan cualquier parque, aula de la naturaleza o centro educativo, darán con ellos), la autora colombiana afincada en Barcelona nos hace llegar una pequeña fábula que gira en torno a la metamorfosis de los insectos. Para no confundir a los lectores con sus licencias artísticas u ofrecer datos sobre estos, añade una pequeña guía al final de la lectura con un pequeño cuaderno de notas que invita a los pequeños a observar la naturaleza.
Les llega el turno a Gonzalo Moure y Araiz Mesanza con El nogal, un álbum publicado esta primavera por Akiara Books, esa editorial que tanto apuesta por el conocimiento del medio natural como vía de conservación ambiental. Basado en una historia real que sucedió en un pueblo de Asturias, este libro nos habla de la vida de un árbol que preside el patio de la escuela. Durante una tormenta de noviembre, es arrancado por el viento. Todo apunta a que terminará hecho pedazos por la motosierra, pero la esperanza asoma a su puerta cuando una niña se acurruca a su lado y comienza a llorar y abrazarlo. ¿Cuál será su fin?
Narrado en primera persona, además de acercarnos a un suceso muy común, invita a los lectores a conocer procesos y fenómenos naturales gracias a unas ilustraciones muy descriptivas y una narrativa muy poética. Imágenes evocadoras y llenas de detalles que, gracias al formato y una variada óptica, nos sumergen en una atmósfera rural para muchos muy lejana, que bien merece ser visitada por cualquiera.
Terminamos con Laura Torné y su Una vez fui, editado por Eccomi. Con el subtítulo de El emocionante viaje en la barriga de mamá, nos presenta un recorrido por los diferentes estadios del embarazo, centrándose, sobre todo, en el tamaño del embrión conforme van pasando las semanas de gestación. Para hacerlo entendible por los pequeños lectores, la autora va realizando comparativas con elementos naturales, como las semillas y las frutas. Granos de arroz, arándanos, cerezas, higos, peras, pimientos y berenjenas se van alternando en las dobles páginas.
Además de las ilustraciones completamente digitales donde las perspectivas y el color son los principales reclamos visuales, hay que llamar la atención sobre el texto rimado que, con mucho humor y rima consonante, se va colando a modo de cancioncilla infantil en el subconsciente de los lectores, una vía de aprendizaje que funciona en muchas ocasiones. Me ha encantado el elemento que se utiliza en la esquina superior de todas las páginas izquierdas en la que, a modo de gráfico, se van añadiendo todas esas frutas, creando así una síntesis global y recordatorio de todo el proceso que va narrando. ¡Más que interesante!
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