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viernes, 14 de febrero de 2025

¡Feliz y moderno San Valentín!


Hoy es San Valentín y mis efebos de la ESO están como locos. Nada como celebrar el amor para que sus hormonas se revolucionen un poco más. Se regalan abrazos, caricias, carantoñas y cucamonas. Incluso he visto un par de rosas por los pasillos y alguna que otra mano cogida.
Si bien es cierto que los teenagers siguen desbordándose de cariño por todos los poros de su piel, también hay que decir que, últimamente, veo pocas muestras de cariño en público. En mi época no quedaba ni un rincón vacío para darse el lote, eran frecuentes las disputas entre esta y aquella por algún machirulo repeinado y, tanto las declaraciones de amor, como las rupturas sentimentales estaban a la orden del día.


Quizá sea mi percepción, pues ahora me hallo al otro lado y estoy poco informado de las cuitas entre adolescentes, pero sí que oigo comentarios que parecen ser sacados de salseos vespertinos, night shows o terapias amorosas. Cuestiones como el poliamor, el ghosting, el love bombing o cushioning se abren camino en las aulas de la generación alfa (así se le llama a esta panda de ofendidos urbanitas que viven en la abundancia).
A pesar de estos, esperemos que el amor siga abriéndose camino en nuestras vidas como ese puro sentimiento en el que florece la oxitocina, nos refugiamos durante las tormentas individuales y colectivas y nos arrebata el sentido como fuente de dramas, guerras y fantasías.


Para celebrarlo, hoy les traigo dos libritos muy agradables para que regalen a sus seres queridos (que siempre hace bien un poquito de letra impresa). El primero en discordia es Alguien te quiere, Sr. Cascarón, un álbum de Eileen Spinelli y Paul Yalowitz publicado el día de hoy (¡Sí! ¡La editorial catalana ha decidido festejarlo así!).


El señor Cascarón ha recibido un paquete inesperado. Cuando lo abre, descubre una caja enorme con forma de corazón llena de bombones. Sorprendido e ilusionado, este hombre comienza a hacerse cábalas de quién podrá ser la persona que se los ha enviado. ¡Por fin alguien le pretende y él da palmas con las orejas! Está tan feliz que pasa de ser la persona más desconocida del vecindario a toda una celebrity. Derrocha amabilidad y simpatía por todos los poros de su piel y ayuda a cualquiera que lo necesite. El señor Cascarón está lleno de amor. Pero como las historias no pueden ser tan bonitas, unos días más tarde el cartero regresa para decirle que hubo un error y que ese regalo no iba a dirigido a él. Entonces…


El segundo título de hoy es El libro del amor, un álbum de Vita Murrow y Annelies Draws que acaba de publicar la editorial Tutifruti para ir agrandando una colección que empezó con El libro del año y El libro de las palabras importantes.


Con sus más de doscientas páginas, este libro es un canto al amor en más de cien idiomas. Love, uhibbuka, soyayya, lerato, liebe o agape, son algunas de las palabras (o expresiones, que también las hay) que sirven para referirse a este sentimiento universal en inglés, árabe, griego o hausa. Al tiempo, en cada doble página, las autoras aprovechan para contarnos cuestiones y costumbres de los lugares en los que se habla esa lengua u otras palabras igualmente curiosas. De este modo, el lector descubre la diversidad que puebla el globo, fantasea con acercarse a esos lugares y disfruta de lo desconocido.

jueves, 16 de enero de 2025

Álbumes reflexivos


Alucino con la cantidad de personas que, parece ser, han descubierto la pólvora en los últimos años. Lo que más me sorprende es su necesidad de comunicárselo a los demás. Será que como un servidor se dedica profesionalmente a esto del aleccionamiento, cala pronto a quienes sienten una atracción desmedida por explicar al mundo sus vivencias.
Pero lo peor de todo ha llegado con esa tendencia de publicar esas vidas ejemplares. No teníamos bastante con las sobremesas en las que cuñados, místicos y enteraos se procuraban una atención desmedida, que ahora publican libros y dejan constancia documental de sus miserias.


Solo tienen que echarle el ojo a las páginas de los periódicos locales… De tanto en cuanto entrevistan al personaje de turno que ha escrito un libro para exorcizar su particular infierno con los malos tratos, la cocaína, el alcohol, el cáncer, la adopción subrogada o la crianza. Toda una serie de avatares que, según ellos, nos pueden servir para hacer frente a los nuestros o, según se mire, cortarnos las venas.
Que yo esté a favor de la pluralidad, no significa que cualquier testimonio tenga calidad literaria. Sea ficción o no ficción, lo que se publica debe estar escrito con una miaja de mínimo gusto. Luego vienen la maquetación, la impresión, la ortotipografía, la encuadernación y el papel, pues también debo señalar a todas esas editoriales que han aparecido de unos años a esta parte y buscan sacarles los cuartos a todos estos incautos con la coedición de sus penurias y recetas de autoayuda.


Como la LIJ no es un género aislado, se agradece encontrar de vez en cuando libros reflexivos que tengan un mínimo de elegancia. Este es el caso de los tres títulos que saco hoy a la palestra para que algunos tomen nota si tienen intención de regalarnos sus reflexiones. No solo basta con abrirse en canal y deshacerse en intensidad, sino encontrar un equilibrio entre la víscera y la estética.


Allá donde vayas, mi amor irá contigo es el libro de Birgitta Sif con el que damos el pistoletazo de salida a este pequeño monográfico. Editado por Andana, este álbum narrativo con más de cien páginas se divide en ocho pequeñas reflexiones que, a modo de fábulas ilustradas, nos acerca visiones personales sobre la vida que su autora ha querido regalar a sus dos hijas y de paso a todos los lectores que se acerquen a él.


Reflexiones sobre la esperanza, la amistad, los sueños o la valentía llenos de metáforas visuales en las que el protagonista encuentra nuevas oportunidades tras el derrumbe de la torre que ha construido previamente o que no es necesario ser bueno en todo, solamente hay que encontrar la magia del comienzo y dejarse llevar.


Si bien es cierto que la autora se desliga de su estilo más reconocible, en este libro se deja llevar por la frescura en la que se entremezclan las pinceladas rápidas y los tonos pastel. Un libro poético con el que muchos lectores pueden establecer numerosos paralelismos a partir de su propia experiencia. Cabe destacar que este libro representa una suerte de legado vital que la autora entrega a sus hijas y a todo aquel que lo reciba independientemente del género o la edad.


El segundo es Diario de una mamá, un libro de Eunyoung Seo publicado por Tutifruti. Con el subtítulo de Reflexiones sobre el amor, la crianza y la vida, la autora coreana se confiesa y comparte los pensamientos que la abordaron al ser madre por primera vez. Si bien es cierto que muchos de estos son entrañables, otros son extrañamente confusos, incluso algo turbadores, una sensación algo suavizada por unas ilustraciones ciertamente encantadoras.


Elaboradas con técnicas tradicionales y protagonizadas por una familia de gatos antropomorfos, hay escenas familiares de todo tipo. Evocador y simpático, esta personal creación que aglutina marinas, una Alicia en el país de las maravillas, dos cuadros de Vermeer y muchas metáforas hipnóticas, no le falta de nada.


Cinco capítulos bien armados en los que podemos leer no solo reflexiones, sino una serie de misivas dirigidas a su hijo. Aunque podríamos hablar de un cuaderno de notas personal, lejos de resultar incómodo eso de infiltrarse en la vida privada de la autora, este libro permite desligarse de esa denominación y tomar cierta distancia de elementos que a más de un progenitor le resultarían vergonzantes.


Como en el caso anterior, encontramos mucha intimidad y un lenguaje poético que, lejos de concretar nada (he aquí esa vis oriental tan etérea), se vierte en un lector que puede encontrar un significado propio, algo que lo ensalza como un gran regalo en el día de la madre.


Por último, tenemos Volver a empezar, un nuevo álbum de Oliver Jeffers que acaba de publicar Andana, la que se ha convertido en su editorial de cabecera en nuestro país. Según cuenta esta estrella de la LIJ, la idea de este libro surgió tras Estamos aquí, un libro similar, pero con una línea más infantil. La necesidad de lograr una perspectiva más amplia de la experiencia humana, lo llevó a girar sobre un argumento un tanto complejo. De ahí que este extenso álbum sea ciertamente inclasificable.


Para darle forma a este libro, Jeffers se dedicó a observar los pormenores del comportamiento humano refiriéndose en ocasiones al contexto histórico. Desde la adquisición del lenguaje y la escritura, hasta las grandes guerras que han comprometido nuestra razón, el autor construye un canto a la esperanza donde la división y el poder no tienen cabida.


Ilustraciones secuenciadas que recuerdan al cómic, composiciones que abordan el formato horizontal estupendamente y una gama de colores que abarca el magenta, el violeta y el azul ultramar, se van desplegando a un ritmo muy estudiado que, con muchos bodegones y metáforas varias, nos invita a descubrir un parte de nuestra naturaleza sin acusarnos individualmente, aunque a veces suene algo aleccionador.

jueves, 13 de junio de 2024

Ahondar en las semejanzas


El vómito se me viene al gaznate cuando los medios de comunicación hacen públicos todo tipo de estudios que miden el nivel de modernidad que ostenta el ciudadano medio. Votaciones, series televisivas, podcasts, programas de acogida… Todo nos hace creer lo bien educados y solidarios que somos gracias a ese empeño institucional que llega a todos los hogares subvencionado por BlackRock y Vanguard. ¡Tururú! Habría que poner cámaras ocultas en algunos patios de vecinos y constatar la hipocresía que llena la boca del lumpen…


- Ay, nena… Tendrías que ver a mi Jesus… ¡Qué buen chico! Es tan majo que tiene un amigo negro, otro moro y otro chino. No hay quien le gane en tolerancia y respeto…
- ¡Qué bien, Chari! Pos mi Yoni ahora se junta con el maricón de la clase y la orientadora ha decidido que le va a dar la medallica al alumno del mes. ¡Qué bien educao lo tengo…!
- ¡No nos falta de na’! ¡Qué afortunadas somos! Y esperemos que por mucho tiempo. Ojalá esa gentuza no les quite el trabajo a nuestros nenes…


Lo verdaderamente triste de un sentimiento que se generaliza entre la ingente masa, es que es ficticio. Porque, créanme, todavía no estamos preparados para hacer frente a esa sociedad plural que todos los progres del globo nos quieren vender, más que nada porque la envidia prima en este planeta y la solidaridad se vende como un reclamo más del capitalismo abyecto que nos consume.
El rechazo a lo diferente, a lo minoritario, es el pan de cada día. En la cola del supermercado, en el aula de 1º A y en las reuniones de trabajo, toparse con alguien extraño, siempre, en un primer instante, despierta un cierto recelo… Mientras tanto, las matrículas en los centros concertados suben como la espuma, los seguros en materia sanitaria aumentan exponencialmente y las diferencias entre centro y periferia se hacen más notables. Y quien diga que no, es sencillamente necio.
Si lo pensamos bien, muchos libros que tratan esta problemática, son demasiado explícitos y, en parte, también nos empujan a ahondar en las propias diferencias humanas (he aquí las paradojas de muchas lavativas cerebrales que nos ofrezcan en esa llamada esfera cultural). No obstante, a veces uno encuentra libritos multikulti (así los llaman los alemanes, pioneros en eso de lavarse los pecados tras cargarse a más de cinco millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial) que tienen un puntito de elegancia, se centran en las semejanzas y abordan este tema sin esa vis política que tanto gusta en estos círculos buenistas. Véanse aquí tres ejemplos.


Empezamos esta pequeña retahíla. Con estos pelos, un libro de Julia Talaga y Agata Krolak, la editorial Tutifruti se adentra en el universo del cabello para, de una manera ligeramente encubierta, proponernos un juego de observación en el que el pelaje de diferentes personas es la excusa perfecta para hablarnos de diferentes formas de ser y parecer.


Irene, Jeremías, Montse, Rebeca o Pedro son algunos de los personajes que protagonizan las pequeñas historias que se suceden en cada doble página y que nos presentan diferentes situaciones cotidianas en las que un pequeño microcosmos queda articulado por diferentes líneas discursivas que se compenetran en un álbum coral. Peinarse antes de ir al colegio, usar un gorro para nadar, un moño para bailar, imaginarse una cresta o lavarlo antes de irse a la cama son gestos y acciones que muchas personas pueden llevar a cabo independientemente de su procedencia o credo.


Como ya he dicho en otras ocasiones, yo hubiera prescindido del subtítulo y la perorata final de Aga Nuckowski. Me entusiasma la idea de que el lector se haga su propia composición de lugar utilizando las imágenes, un mosaico mental en el que conviven diferentes fisionomías y formas de ser y parecer. No obstante, también entiendo que la editorial haya tenido a bien respetar la edición primigenia. De todos modos, no pasa nada, pues el lector siempre puede hacer caso omiso de esta última doble página y disfrutar con sus apreciaciones con este gran libro.


Soledad Romero Mariño y Mariona Cabassa firman Somos, el segundo álbum de esta tanda y publicado por Juventud. En él y siguiendo la misma línea que el resto, se ahonda en la idea de que todos, independientemente de nuestro origen, compartimos un acervo común de circunstancias. Todos venimos de la unión de un óvulo y un espermatozoide, tenemos un cuerpo similar o nuestra fisiología es más o menos la misma. 


Acompañado de unas imágenes coloristas y muy simbólicas, el texto se articula con un juego tipográfico donde mayúsculas y minúsculas, negritas y letras normales nos van presentando una característica común a todos los seres humanos para desarrollarla más tarde gracias a ejemplos cercanos y sencillos.


Poético y simbólico, no solo se adentra en lo material, sino también lo que no vemos. Emociones, sentimientos, miedos y deseos también tienen su espacio en un libro positivista que con poca moralina (cosa que se agradece) nos habla de la especie humana en sus facetas más genéricas.


El penúltimo título de esta pequeña selección es un álbum de la editorial Gato Sueco que encontré por casualidad en una librería. Todo el mundo alguna vez... escrito e ilustrado por la finlandesa Liisa Kallio, se adentra en esas pequeñas cosas que compartimos los seres humanos y, a modo de hilo invisible, nos acercan los unos a los otros.


Adultos, ancianos y muchos niños llenan las páginas de este álbum con situaciones muy cercanas donde el juego, el estudio y los quehaceres cotidianos establecen escenarios para hablar de la soledad, la alegría, la frustración o la tristeza. Emociones y actividades que todos hemos experimentado y realizado en mayor o menor grado y que también nos permiten acercarnos a los que sienten como nosotros. 


Ilustraciones con mucho desenfado que utilizan ceras y lápices de colores para crear un buen puñado de personajes que son el vehículo (y el reflejo... ya saben que los libros son espejos... y también ventanas) de esa diversidad de sensaciones y estares que nos laceran a todos sin excepción. Y si no, vamos poniéndonos en situación para cuando nos toque, que seguro que nos llega la hora tarde o temprano.


Termino con Lo que nos hace humanos, el libro escrito por Víctor D. O. Santos e ilustrado por Anna Forlati que ha publicado La Maleta en colaboración con la Unesco y que sirve de portada a este pequeño post. De excelente factura, este libro que va en la línea de los anteriores, va paso a paso, desvelando poco a poco qué es eso que tan diferentes, pero tan iguales nos hace.


Con una mirada poética de gran calidad, el escritor de origen brasileño y la ilustradora italiana recurren al simbolismo y las metáforas para hilvanar, gracias a motivos como la torre de Babel, alusiones a las nuevas tecnologías y, sobre todo, las palabras, una defensa del lenguaje como elemento de unión entre razas y pueblos terrícolas. 


Si bien es cierto que en otros libros prescindiría de las consideraciones más o menos institucionales, en este caso pongo en valor el pequeño epílogo que aporta unas notas expositivas sobre la temática del libro, los autores y el fin de una publicación de este tipo, ya que, además de hacer de él un libro a caballo entre la ficción y la no ficción, da pie a una continuidad en otros contextos, sean estos académicos o no.

P.S.: ¡Se me olvidaba! Estos cuatro títulos pueden enlazar perfectamente con otros dos que ya reseñé AQUÍ ¡Échales un ojo porque merecen mucho la pena!

jueves, 4 de enero de 2024

Nuevos propósitos


Un nuevo año se abre ante nosotros y montones de propósitos llenan las redes sociales. Que si las dietas, el gimnasio, coleccionar discos de vinilo, dejar de fumar, ir al cine todas las semanas, o leer un buen puñado de libros a lo largo de los próximos 365 días. Todo el mundo se plantea objetivos que muy pocos logran hacer realidad, más todavía si somos españoles y nos encanta procrastinar.
Y no es que yo tenga mucho en contra de esta cultura tan nacional, pero si nos comparamos con otros países, sobre todo los de tradición protestante, no tenemos nada que hacer. Primero porque son especialistas en carreras de fondo, y segundo porque tienen menos distracciones callejeras (clima y horas de sol son cruciales en eso de rascarse la barriga).


Lo peor de todo viene cuando alguien logra su meta contra viento y marea, y tiene que aguantar las mofas de algún cuñao, jeta o retrasado. El colmo del cainismo patrio y la envidia hispana que tanto mal hace a nuestro progreso como sociedad. Una faceta que todas las aves de rapiña que nos gobiernan promueven y utilizan en su propio favor.
Desde aquí les pido que respeten a sus iguales en sus retos, que los apoyen e incluso se unan a ellos u otros diferentes. Cuando alguien invierte sus esfuerzos en mejorar, cambiar o simplemente disfrutar de una faceta de su vida se acerca más a su propia realidad, identifica mejor sus fortalezas y potencialidades, explora espacios desconocidos y contribuye a un enriquecimiento personal y colectivo.


Así, con una perorata más propia de Mister Wonderful® que de un monstruo como yo (que tantas New Year's resolutions ha dejado por el camino) empiezo el 2024 con un librito muy agradable.
El libro del año, escrito por Joanne Ruelos Díaz, ilustrado por Annelies Draws y publicado por la editorial Tutifruti, recién fundada por Irene Álvarez Lata, una experta en esto de traernos a los estantes libros con mucho swing, nos presenta sus 365 ideas inolvidables para disfrutar durante todos los días del año sin necesidad de coger un avión, convertirse en astronauta o correr una maratón.


Un libro muy ilustrado lleno de actividades sencillas y cercanas que invitan al conocimiento de nuestro entorno, curiosidades para todos los público (¿Saben quiénes inventaron la pegatina, cuál es el día de los carteros, el del paraguas o el de los gaiteros? Entonces necesitas este libro) o aprender cosas nuevas, como por ejemplo adoptar un gato negro, perderse en un maizal, empaparse de cómo funcionan los molinos de viento, crear una lista de canciones o memorizar un poema.
Si has empezado el nuevo año con mucho aburrimiento, no lo dudes, este calendario ilustrado con forma de libro transforma cuestiones mínimas en toda una aventura, una forma muy saludable de darle un vuelco a tu vida diaria y sacarle el jugo a los días con una perspectiva muy amable y llena de buen rollico.