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viernes, 12 de abril de 2013

Bologna Ragazzi 2013: Síntesis

Lejos de ser el noticioso noticiario que todos los monstruos  esperan de un servidor, para variar, en esta breve nueva, me haré eco tarde  de lo ocurrido en la última feria de ilustración Bologna Ragazzi, la del 2013, una cita ineludible para los miles de ilustradores dedicados a la difícil tarea de poner imágenes a las palabras, bien propias, bien de otros. 
Como me es imposible ir (no sé para qué…: ni hay dinero en exceso, ni la administración valora mi labor de “enterao lijero”, ni sé italiano, ni aspiro a hacerme fotos con todo quisqui...), he echado mano de una serie de lugares para empaparme de lo allí acontecido e informarles de los títulos que me han llamado la atención, bien por premiados, bien por estar implicados artistas o editoriales patrias, o bien para sacarles punta… Los elegidos son:





Come funziona la maestra de Susanna Mattiangeli y Chiara Carrer (¡Me han robado la idea!).


L’Eco de Alessandro Riccioni y David Pintor (artista español seleccionado entre los 77 participantes junto con Violeta Lopiz… Me encanta su colorido, su línea temblorosa, su vis cómica y su estilo a-“cartoon”-ado).


Eyes de Iwona Chmielewska (Premio en la categoría de ficción).


L’ Etranger Misterieux de Mark Twain y Atak (sobre el escritor hay poco que decir, sobre el ilustrador decir que me gusta la apuesta por el “vintage”, un recurso que ha gustado en esta feria).


Dictionnaire fou du corps de Katy Couprie (véase otra autora que echa mano del estilo de los sesenta…).

Diccionario para armar con decenas de autores (imposible competir con un título que reúne a lo más florido en ilustración sudamericana…).


Toutes les maisons sont dans la nature de Didier Cornille (arquitectura a go-go).


Paul Thurlby’s Alphabet de Paul Thurlby (esperando que se edite en España para hacerme con un ejemplar…).


La Ihla de Joao Gomes Abreu y Yara Kono (Exquisitez venida de tierras de ultramar, que denota la hegemonía de la creatividad de una latinoamérica emergente).


Nocturno. Recetario de sueños de Isol (un ejemplo del saber hacer del último premio Astrid Lindgren).


Rita, la lagartija de Irene Blasco (aplicación digital de la empresa española  Irene Blasco Estudio).


Por cuatro esquinitas de nada de Jerome Ruilier (otra aplicación digital de la también con-ciudadana Dada Company).

miércoles, 23 de enero de 2013

¿Por qué ilustradores orientales?



Durante los pasados días ha corrido como la pólvora en lijeros y lijeras la noticia de que, en la famosa Feria de Ilustración de Bologna (para los despistados geográficamente, apunto hacia Italia…), una cita para cientos de artistas en la que se da a conocer el trabajo de principiantes, profesionales, nuevas promesas y advenedizos para que editores de todos los confines negocien a sus anchas con la mercancía de este gran escaparate, se ha primado la procedencia oriental de los participantes de la selección oficial del 2013. Ello conlleva que entre los elegidos abunden japoneses, coreanos, los procedentes de los países árabes y algún que otro indio… ¿Y occidente? ¿Dónde queda occidente?
Hay dos formas de analizar este “suceso” (Ja, ja, ja… me encanta el misterio…). Por un lado no debemos olvidar que esta feria es una tarta muy suculenta en torno a la cual se manosean muchos billetes, por lo que sus italianos organizadores, que no son tontos y han vendido muchas Vespa®, han creído oportuno dar un giro y presentar al mundo editorial los trabajos poco conocidos de una parte del mundo que quiere emerger y que no está tan explotada como en los países de cultura occidental. En la otra mano tenemos a la crisis económica occidental que ha acarreado una crisis de ideas también occidental… Aunque la proliferación de muchos artistas y diseñadores ha sido abrumadora durante los últimos años, no ha aumentado la calidad de unos trabajos que se basan en una serie de pautas normalizadas que engendran cierto hastío en el mundo editorial; es por ello que el desconocido (no creo que mejor) mundo de la ilustración oriental, acapare la atención, no sólo editorial, sino de estudiosos de la LIJ o lectores de LIJ (el exotismo es lo que tiene).
Lleve razón o no en estas pequeñas consideraciones, cabe decir que en el equilibrio está la clave del éxito de cualquier empresa, llámese esta heladería o feria de ilustración, por lo que no hay que dejar que la balanza caiga injustamente hacia un lado.
Y para amenizar esta entrada, más que a leer, les invito a degustar un cortometraje animado que más tarde inspiraría un álbum ilustrado (pueden hacer las dos cosas) titulado La casa de los cubos de Kunio Kato y Kenya Hirata (Adriana Hidalgo, colección Pípala), y que fue bastante reseñado en su día, para que sean conscientes de la novedad argumental que supone, de la calidad narrativa y del surrealismo implícito, tres evidencias a favor de la ilustración oriental.