Comparar
el presente con el pasado conlleva una serie de repetitivas evidencias (yo las
nombraría como desavenencias, pero seamos menos sarcásticos) que ese tándem tiempo
caprichoso-sentido común, se encargan de dilucidar para muy pesar nuestro.
Tomemos
como ejemplo la forma de vestir… Ropa un par de tallas más grande, flequillos -muy,
muy- (en)lacados y engominados, chupas de cuero, pantalones vaqueros rotos y
deshilachados, hombreras, zapatos de plataforma, botas militares, pantalones de
campana (estos ya venían de los 70), camisetas canallas… Toda una suerte de
vestiduras que marcaban nuestros felices ochenta y noventa, y que hoy parecen
haberse retomado en pro del moderneo y la música pop de última generación
(in-bailable, por cierto… ¿Dónde está Mecano?).
Lo
mismo sucede con mis alumnos. Yo, que creía que esos tiempos en los que El
Vaquilla y El Torete habían quedado enterrados en los archivos de TVE, me he
visto sorprendido durante los últimos años con un resurgimiento de la España más lumpen y descuidada,
¡eso sí! ataviada con tecnología de última generación, zapatillas de alta gama
y unos padres que recogen a los nenes en coche y se cargan con sus mochilas no
sea que sufran de escoliosis.
¡Hasta
los populismos han vuelto a nuestra vida! Con sabor a yogur griego o a paella
universitaria (¡Viva el rancho!), hacía décadas que no emergía la idiosincrasia
bananera, esa que aboga por la miseria y las colas de cinco horas para comprar
papel del culo en vez del libre mercado. ¿Volveremos a las cartillas de racionamiento
y los economatos franquistas? Espero que elijan una digna sucesora de Marisol…
¡¿Asistiremos al nacimiento de un folklore fascista-estalinista?!... Esperemos
que no todo se repita, porque si no… Como decía el poeta “Todo pasa y todo
queda…”
En fin..., menos mal que la madre naturaleza, esa de sentido práctico, de
menor interés comercial y aficionada a los cambios lógicos (aunque también sean
cíclicos), nos avitualla de verdaderas, esos que se pergeñan al margen de los
hombres y sus inventos llenos de ardid y codicia. Un recorrido que nos propone Antes y después, un álbum de imágenes de
Anne-Margot Ramstein y Matthias Aregui de una calidad gráfica exquisita (recomendado
para todos los artistas digitales y aspirantes a modernos) y que publica en
castellano la editorial SM.
Conforme pasamos las páginas de este libro, nos damos cuenta de que no sólo existe una conexión entre cada doble página y las siguientes, sino que en él conviven historias complejas cuyos episodios van saltando de una parte del libro a otra, y que gracias a la observación del lector irán cobrando vida.
Con guiños metaliterarios (¿descubren algún cuento clásico), fenómenos naturales, situaciones infantiles o conceptos de aprendizaje básico, es un título delicioso que basado en los juegos visuales y de perspectiva temporal (incluso espacial), gustará a cualquier lector.
Y
mientras disfruto con estas páginas llenas de colorido y significado, seguiré
sentado esperando al vendedor de enciclopedias, los Airgamboys®, el walkman, las pegatinas de la Teleindiscreta
y la reposición de McGyver, que llegarán…