lunes, 5 de febrero de 2024

Apellidos rimbombantes


Soy un fanático de los apellidos curiosos. Cuando entro a una clase y paso lista por primera vez, mi yo más analítico disfruta de lo lindo leyéndolos. Ya saben que los apellidos nos cuentan mucho. Pueden ser muy comunes o muy extraños, propios de la zona o foráneos, vestigios de un pasado glorioso o muy populares, elegantes o vulgares.
Me chiflan los apellidos compuestos y por su sonido, mis favoritos son los vascos. Los míos son el nombre de dos villas, que tampoco está mal para profundizar en la historia. Con que no sean demasiado rimbombantes, me conformo, que luego no hay quien los escriba o los pronuncie, como al protagonista de nuestro poema de hoy…

José Andrés César Ignacio
Norberto Tomás Odín
como era de la nobleza
sus nombres no tenían fin.

Fue a hacerse el DNI
y le dijo al funcionario:
“Tantos nombres no me caben;
guarde el resto en el armario”.

El aristócrata insiste
en que hay que ponerlos todos,
y el de la oficina dice:
“Que no, que de ningún modo”.

Entonces tuvo una idea:
“Escogeré la inicial”.
Vio que salía “Jacinto”.
Le gustó el nombre floral.

Jacinto Andrade y Medina
de Torres Ortiz-Garrido.
Ahora los que no le caben
son todos los apellidos.

Ramón D. Veiga.
En: Violeta Parapluie y otras historias de gente poco corriente.
Ilustraciones de Iván R.
2023. Vigo: Triqueta.


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