Olvidándonos del 2012 -¿qué es eso de mirar hacia atrás?-,
hemos de cumplir con los propósitos para este 2013 y construir un mundo, si no
mejor, un poco menos canalla.
Aunque usted no lo crea, puede hacer mucho por los demás, no
sólo echando una mano a Cáritas o la Cruz Roja, sino proponiéndose metas
alcanzables que todavía no han sido imaginadas, y hacerlas realidad de un
plumazo… Yo ya tengo las mías entintadas en el cuaderno de apuntes… ¿y las
suyas?...
¿Qué no se cree capaz de tanto?... ¿Por qué? Veamos… ¿Qué le
gustaría hacer?... ¿Plantar un árbol?... ¿Tener un hijo?... ¿O escribir un
libro?... ¡Ajá! ¡Le pillé! Usted quiere contar una historia, su historia… ¡Pues
manos a la obra!... Pero le aviso: hágalo porque quiere, nunca para hacerse
millonario, ni para recibir el memorial Astrid Lindgren, ni tan siquiera para
que lo lean sus amigos… Si es consciente de esa realidad, siéntese frente al
papel, comience con su relato, y nárrelo lo mejor posible. Una vez finalizado
piense qué hacer con él… No todo son grandes editoriales, contratos millonarios
y entrar en los más vendidos del 2013. No. También hay editoriales
independientes, editoriales on-line, la autoedición, el crowdfounding, los
circuitos locales y/o regionales, las publicaciones institucionales, los libros
solidarios, o el boca a boca escolar. Y si no me cree, fíjese en Miguel Ángel
Sánchez y su Don Clemente, un trabajo
diferente, en Víctor Martínez López y su Saturno Luna, desinventor, en Fátima Avilés Cadena y Miguel Ángel
Sáez con El mejor regalo de Navidad,
Berta Delgado y Eva Aladro y sus Historias
de Turrón, el Para Miguel de Mª
Dolores Roca Cases y Juliana Javaloy, la Feliche
Smiles, hacedora de sonrisas de María Fuentes o los libros de Gema Badajoz,
todos ellos ejemplos de buen hacer que, aunque no tengan cabida dentro de
campañas publicitarias, presupuestos de altos vuelos o selecciones de prensa
especializada, son igual de eficaces cumpliendo su cometido: llegar a los
lectores… Lectores como yo.