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viernes, 21 de febrero de 2014

Las adivinanzas y la vida


La vida parece un enigma. Te lleva de un lado a otro, te desorienta mientras discurres por bellos pasajes, por tristes laberintos… El tiempo parece un rompecabezas al que no encontramos la pieza final y que hay que empezar una y otra vez… Si añadimos que nunca he sido bueno con acertijos y adivinanzas, esos juegos verbales de rima facilona que te exprimen el cerebro para no dar jamás con la solución aproximada, la cosa está jodida…
Me desespero con estos misterios envueltos en el celofán de las palabras…, y lo peor de todo es que algún otro de mente despejada y lucidez paradójica, te tome la delantera en el juego, gritando de viva voz la salida a tan enrevesada definición…
Es por ello que, si son de este tipo de personas, aquí les traigo tres adivinanzas, mientras yo sigo perdido en la mía, una que no se puede resolver echando mano de ningún libro…

Millares de soldaditos
van unidos a la guerra
todos arrojan sus lanzas
que caen de punta en la tierra.

***

Un animal que no cesa
de comer y de gritar;
siempre está pidiendo agua
pues come con mucha sal.

***

Aunque parezca rareza
lo cierto es que este señor
golpea con la cabeza
sin que le cause dolor.

Nicolás Guillén.
Adivinanzas.
En: Selección poética.
Ilustraciones de Nelson Villalobos.
2013. Vigo: Faktoría K de Libros.
Ilustración de la entrada: Shaun Tan. 2008. El árbol rojo.


viernes, 5 de abril de 2013

Barcos de papel...



¡Papá! ¡Mamá! ¿Por qué no llega la primavera ya, y después el verano con la arena blanca a los pies del mar? Solecito tibio, olas batientes, espuma salada y barcos de papel…

Por el Mar de las Antillas
anda un barco de papel:
anda y anda el barco barco,
sin timonel.

De La Habana a Portobelo,
de Jamaica a Trinidad,
anda y anda el barco barco
sin capitán.

Una negra va en la popa,
va en la proa un español:
anda y anda el barco barco,
con ellos dos.

Pasa isla, islas, islas,
muchas islas, siempre más:
anda y anda el barco barco
sin descansar.

Un caños de chocolate
contra el barco disparó,
y un cañón de azúcar, zúcar,
le contestó.

¡Ay, mi barco marinero,
con su casco de papel!
¡Ay, mi barco negro y blanco
sin timonel!

Allá va la negra negra,
junto junto al español;
anda y anda el barco barco,
con ellos dos.

Nicolás Guillén.
En: Por el mar de las Antillas viaja un barco de papel.
Ilustraciones de Horacio Helena.
1990. Salamanca: Lóguez.