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lunes, 9 de diciembre de 2024

De luces navideñas y mal gusto


La Navidad ha empezado en Occidente, o al menos, eso dicen Mariah Carey y todos esos alcaldes que compiten por hacer de nuestras calles la mayor horterada jamás conocida. Hacía décadas que no veía tanto subnormal entre los ediles de España. Y no hablemos de los ciudadanos por permitirles derrochar esas cantidades ingentes de dinero y energía.
Se aprovechan de que las bombillas de tipo LED son lo más para llenar de mal gusto cualquier rincón. La elegancia brilla por su ausencia allá donde mires. Y lo peor de todo es que el populacho aplaude semejante circo, incluso se queja cuando alguna calle está sutilmente engalanada.
Los políticos justifican esa alegría artificiosa pensando en los niños y ancianos, en todo ese ganado que pasta a sus anchas del maná navideño y pasa por alto sus triquiñuelas a costa de los presupuestos, unos a los que contribuimos todos a base de tasas y tributos municipales. Nada ha cambiado desde la época de los romanos. Y yo empeñado en hacerles leer más de dieciséis años…


Lo único que me queda claro es que nadie tiene ni puta idea de estética. Ni las corporaciones municipales ni las empresas de iluminación callejera ni ese gran público que se agolpa en las plazas para asistir a esas ceremonias tan ordinarias y chabacanas en las que se encienden las pascuas (y de paso, dejarnos ciegos), saben lo que es una adecuada decoración navideña.
Nadie les ha explicado que menos es más. Que si no sabemos de composiciones de color, con luz blanca es más que suficiente. Los motivos repetidos que sean sencillos, por favor. La música sobra en los espacios abiertos, sobre todo la que tiene letra. Y nada de espectáculos, para eso ya tenemos la feria.


Y hablando de luces, hoy les traigo a Lúa, un libro de Marianna Coppo que nos habla de la vida de una luz. Editado por Juventud, este álbum sobre segundas oportunidades nos cuenta la historia de Lúa, una bombilla de toda la vida, de las incandescentes, de las que inventaron Swan y Edison, que lleva montones de años alumbrando la vida de una pequeña familia. Con el paso de los años, queda relegada a iluminar un pequeño trastero. Le gusta mirar todos los objetos que hay allí, incluso los cuenta. Pero un día, de repente, la desenroscan y la suben en un coche. ¿Adónde la llevarán? ¿Qué pasará con ella?


Utilizando esta historia sobre segundas oportunidades, la autora italiana construye una bonita metáfora sobre el descubrimiento, la existencia, la necesidad de explorar el mundo y encontrar nuevas formas de felicidad. Alternancia de planos, secuencias temporales o simetrías visuales, son algunos recursos narrativos que Coppo utiliza para construir una historia aparentemente sencilla pero con gran carga discursiva.

jueves, 16 de mayo de 2024

Todo un acierto


Acertar es una cosa muy difícil. Con la pareja, con los estudios, con los amigos, con la ropa, con los regalos, con el menú, con el hotel… Todos sabemos que cualquier decisión entraña un riesgo, pues el azar se interpone en nuestro camino y a veces erramos. No obstante, creo que cualquiera tiene la capacidad de sopesar pros y contras, de barajar diferentes escenarios y tomar el camino más plausible.
Aunque en la facultad me enseñaran que lo más probable tenía que pasar por el principio de parsimonia, es decir, lo más sencillo siempre nos lleva a lo más probable hasta que se demuestre lo contrario, yo barajo multitud de probabilidades, sobre todo cuando el asunto es bastante peliagudo y requiere cierto análisis.


Hay cosas en la vida que no necesitan muchas vueltas. Qué película nos vemos un domingo por la tarde, qué modelito me enfundo este martes o dónde vamos a echarnos la cerveza de los jueves no necesitan demasiada conjetura, que se nos va la mierda en pedos y al final se nos va la vida con tanto mareo.
Conforme esta la vida hay que entregarse a la estadística, hacer la cuenta de la vieja, darle brío al cubilete y tirar los dados sobre la mesa. Seguro que el momento nos sorprende con alguna alegría, que también tiene su mérito quedarse boquiabierto. No hay que buscarle tres pies al gato. Solo disfrutarlo.


Precisamente eso es lo que me ha pasado con un libro de Marianna Coppo que acaba de publicar la editorial valenciana Andana. Se llama El libro que te lee la mente y me tiene enamorado y casi atolondrado. Si has asistido alguna vez a un espectáculo de magia (o de mentalismo, como se llama ahora) sabrás que los magos muchas veces piden la participación del público ¿no? Pues en este número, tú eres el que le va a echar una mano a Lady Conejo, nuestra maga particular. Solo tienes que escoger -¡sin decírselo a nadie!- un personaje del patio de butacas. Un fantasma llamado Bu, un signo de interrogación, el señor Cuchara, Seta, Peludito, Diente de leche o Mano Izquierda, ¡da igual a quien elijas porque Lady Conejo te va a leer la mente y adivinarlo.


Seguramente muchos le habrán colgado el sambenito de libro-juego, pero ¿qué libro no juega contigo? Además del truco de magia, la Coppo despliega ante nosotros un elenco de personajes y criaturas absurdas e increíbles (¿Se han fijado en los pequeños ayudantes?) que invitan a la fantasía, a desbordar un universo particular, a preguntarnos qué pintan ahí o de dónde salen.


Basado en un antiguo manual de magia (o matemáticas, llámenlo como quieran) del siglo XVII, este libro nos invita al divertimento, pero también puede constituir un ejemplo maravilloso de cómo no siempre es necesario tenerlo todo atado para ser feliz. De hecho, la autora nos invita a ello, a que no paremos de pasar las páginas de este libro, a que seamos felices junto a esta coneja tan maja que siempre acierta.