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jueves, 10 de mayo de 2018

Instagram y la mediación lectora. Una selección de bookstagramers.



El pasado sábado se celebraron las V Jornadas sobre Bibliotecas Escolares y Planes de Lectura de Albacete, un encuentro entre los docentes que nos dedicamos a promover esto de la lectura en niños y jóvenes, promovido por el Grupo Colaborativo de Bibliotecas Escolares de la provincia de Albacete y secundado por el Centro Regional del Profesorado de Castilla-La Mancha. Acompañados por bastantes bibliotecarios municipales y dos excelentes ponentes, Ana Garralón y Pep Bruno, además de aprender unos de otros, más de ochenta colegas de profesión pasamos el día compartiendo experiencias y puntos de vista sobre el verbo leer.
Como sé que muchos de ustedes se han interesado por todo lo que allí se habló (les aseguró que algunas propuestas de trabajo fueron muy interesantes) y no sé hasta qué punto dichas comunicaciones estarán disponibles o no, me he decidido a traer aquí la mía, una que llevaba por título Instragram o cómo atrapar lectores potenciales en la red social de moda. Dándole un par de vueltas y teniendo en cuenta que aquí no tengo límite temporal, la he re-estructurado en dos partes para facilitar su lectura y comprensión por esta vía.
Espero que la disfruten, les plantee preguntas y les sea útil, pero antes de entrar en harina me gustaría dar las gracias a José Manuel, Gela, Fuensanta y tantos otros que forman parte de esta conspiración albaceteña de mediadores de lectura y que han depositado su confianza en otros compañeros de profesión, como el monstruo aquí firmante, para compartir sus locuras con los libros.


Instagram, unas consideraciones orientadas a la mediación lectora

Instagram es la red social que más ha crecido en los últimos años. Con alrededor de ochocientos millones de perfiles activos a diario se perfila como una de las redes sociales con más proyección a la hora de aupar iniciativas, no sólo comerciales, sino también culturales. Si a ello unimos que la mayor parte de sus usuarios son jóvenes entre 15 y 35 años y que alrededor de un 20% de estos confiesan que es su red social favorita, no debemos desestimar este espacio de intercambio virtual como una herramienta para aupar el hábito lector entre aquellos estudiantes que la utilizan de manera directa.
De entre todas las características intrínsecas de esta red social, sus usuarios destacan sobre todo la positividad del formato, en contra de lo que ofrecen otras redes sociales como Facebook o Twitter, donde la forma de desarrollar los contenidos es menos directa, los contenidos no son del interés de esta franja de edad, y el mensaje final se adscribe a otras esferas donde abunda la impostura. Estemos de acuerdo o no, debemos considerar que esta percepción del usuario puede facilitar una relación igualmente positiva con los contenidos que alberga esta red social, por lo que deberíamos considerar una prioridad que los libros y la lectura estén presentes en ella y circunscribirlos a uno de los entornos comunicativos en boga. Si a ello añadimos que el vínculo que los lectores establecen con los libros tiene un gran componente emocional, sería interesante utilizar estas sinergias a la hora de aupar la relación de estas generaciones con el acto lector.
En segundo lugar debemos de tener en cuenta que Instagram está ideado para uno de los soportes con los que más interactuamos diariamente, el teléfono móvil (N.B.: Tanto es así que las imágenes y vídeos pierden calidad al visionarlos en otros como la tablet o el ordenador), y por tanto es una de las redes sociales más visitadas hoy día, algo que sigue ayudando en la interacción de los usuarios con los contenidos de la misma.


A estas dos premisas hay que unir una tercera que considera que la forma de relacionarse de nuestros alumnos pasa inevitablemente por las tecnologías de la información y la comunicación, el teclado o la interfaz de usuario. Son nativos digitales, se desenvuelven perfectamente en el mundo de internet, de los buscadores o el software (realidad que tenemos que asimilar aquellos que no lo somos). Esto ha servido para que muchos autores como Felipe ZayasJosé Rovira Collado, consideren que el uso de las nuevas tecnologías sea un arma eficaz para adquirir destrezas de lectura, así como incide positivamente sobre otras estrategias de mediación lectora, como por ejemplo los clubes de lectura.
Por último llamo su atención sobre el hecho de que niños y jóvenes se hallan inmersos en las redes sociales desde muy jóvenes. Y son esos espacios virtuales que utilizan para comunicarse entre sí y con parte del mundo que les rodea, esos lugares de intercambio habitados por gente variopinta, los que podrían formar parte del acto lector social o comunitario al que se han referido estudiosos como Michèle Petit y sobre el que se fundamenta lo colectivo de la literatura, una experiencia que puede partir de lo coral.



En mitad de este panorama nacen los bookstagramers, jóvenes más o menos anónimos que, sin ser especialistas en mediación lectora, desarrollan diferentes estrategias que congregan a multitud de seguidores de corta edad en torno a los libros y sobre las que merece la pena detenerse, más todavía cuando estas iniciativas son mejor valoradas por el público lector potencial que las de otros perfiles profesionales o bitácoras, institucionales o personales, que cuentan con un gran número de seguidores en otros formatos y redes sociales pero no alcanzan notoriedad en esta.


A pesar de todos estos pros con los que supuestamente contarían estos bookstagramers, son muchos los sectores de la mediación lectora que no ven en ellos un acicate para la creación de nuevos lectores y mucho menos lectores competentes reales por diversas razones entre las que se cuentan:
- que la mayor parte de las sugerencias de lecturas se adscriben al universo paraliterario lo que supone dudas sobre su formación y compromiso literario,
- que quedan patentes intereses comerciales en muchos de ellos
- que se busca la trascendencia de lo efectista en detrimento de una experiencia estética,
- y que la palabra, ese invento sobre el que descansan lo literario y la lectura, queda relegada a un segundo plano en una red social en la que prima la imagen.
Si bien es cierto que no debemos obviar todos estos peros, también hay que hacer una llamada de atención sobre que, tanto los bookstagramers, como los booktubers, constituyen los mayores ejemplos conocidos de mediación lectora entre iguales, un tipo de mediación poco habitual ya que tradicionalmente en estos procesos ha primado el modelo intergeneracional. Es a través de ellos cómo el libro adquiere un carácter de vínculo entre multitud de jóvenes de diferentes procedencias, constituyendo así una comunidad en la que todos se sienten parte activa y donde pueden compartir una experiencia de lectura, un vínculo nada desdeñable teniendo en cuenta la gran capacidad de influencia que todos tienen sobre el resto a la hora de leer.


Tras desgranar este contexto y en lo que se refiere a perspectivas futuras sobre el papel de la mediación lectora en Instagram, podemos apuntar a tres conclusiones/líneas de trabajo:
a. Supone un reto para los mediadores de lectura formados lanzarse a estas plataformas digitales y aupar el objeto libro y sus visiones literarias desde una perspectiva profesional.
b. Igualmente se deberían fomentar aquellos perfiles que puedan contribuir a la pluralidad en lo que a sugerencia de lecturas se refiere, y por tanto empujar a los usuarios inmediatos hacia una educación literaria real y no a los clichés y convencionalismos que tanto abundan en esta red social.
c. Por último, sería deseable una mayor presencia de los profesionales de la mediación lectora en este tipo de foros para velar por la calidad de los contenidos y una diversidad de espacios adecuada a los lectores y otros mediadores, de manera que la literatura no se viera subyugada a otros intereses.



Buenos bookstagramers: características y selección

Teniendo en cuenta el contexto anterior y partiendo de mi propia experiencia con Instagram a partir de la cuenta que Donde Viven Los Monstruos LIJ tiene en esta red social @dondevivenlosmonstruosblog , he creído conveniente hacer una serie de consideraciones que les pueden servir como guía a la hora de seleccionar a bookstagramers cuya labor sea notable en pro de los libros y la lectura, ya que no todo consiste en colocar a tíos/as buenos/as con un libro en las manos haciéndose los interesantes (hay Instagram más allá de los it-boys/it-girls). He aquí algunas de las características en las que yo me detendría…



Contenidos generales

-Diversidad:
Es importante que, siguiendo la línea temática a la que se adhiera el perfil, se conjuguen diferentes tipos de contenidos que desarrollen un nexo común. Si mi perfil trata sobre LIJ es importante prestar atención a novedades y clásicos, a diferentes formatos como el libro-álbum, la novela, el cómic o el libro de conocimientos, presentaciones de libros, lugares comunes, etc. Es decir, constituir un espacio digital donde la diversidad de contenidos preste una función lúdica e informativa.

-Intertextualidad/Interdisciplinariedad:
Teniendo en cuenta los déficits con los que cuenta esta red social, urge buscar sinergias entre la literatura y el mundo que nos rodea a la hora de atrapar lectores. Poner en relevancia elementos visuales y textuales que tienen que ver con la literatura, buscar una contextualización que no sólo parta del aspecto estético, sino que abrace a la obra que presentamos o buscar detalles que puedan generar un debate, pueden ser armas más que interesantes.

-Interactividad:
Comentarios públicos o privados, invitados, sugerencias recíprocas, sorteos, retos, encuestas, peleas de gallos o emisiones en directo son puntos fuertes de esta red social por la que fluye la comunicación de una forma más instantánea que en otras, y que un buen bookstagramer debe usar en caso de necesidad (también es interesante no abusar) para interaccionar con el resto de personas que configuran su comunidad de seguidores.

-Regularidad/Inmediatez:
No debemos olvidar que estos lugares son bitácoras y que permiten estar al día, no sólo de novedades editoriales, sino de temas de actualidad literaria, celebraciones en torno a los libros, presentaciones y otras actividades, es por ello que mantener un ritmo constante de publicaciones y estar al tanto de lo que sucede, ayuda en un buen bookstagram.



Contenidos específicos

-Gráficos:
Por un lado tenemos las imágenes, que para mí, deben tener tres requisitos fundamentales: ser originales, creativas y estéticas (Nota: No debemos olvidar que Instagram nació como una red social para amantes de la fotografía y este punto es esencial). Si además de esto, se relaciona con el libro de alguna manera (no es una árida imagen publicitaria) y sugiere otros discursos, mejor que mejor. Los amantes de las literaturas gráficas sabemos que las imágenes pueden decir muchas cosas por sí solas, y en la mano del bookstagramer está el buscar detalles, coincidencias, inspiración, curiosidades o incluso erratas que den valor a la obra sobre la que se habla. En algunos casos efectistas, en otros con menos fuegos de artificio, pero el caso es llamar la atención de los seguidores sobre esa imagen y presentar la obra de un nuevo modo, sin pasar desapercibida.
Por otro lado tenemos los vídeos en los que, además de las características anteriores, yo añadiría la de ser sintéticos (existe la limitación temporal en los de la bandeja de entrada) y estar bien editados.

-Textuales:
Reseñas, resúmenes, citas,  referencias bibliográficas, datos de interés, contenidos relacionados con la imagen, opiniones, enlaces y hashtags, son detalles que no se le pueden escapar a un buen bookstagram, más todavía cuando lo que intentamos inculcar es el gusto por la palabra, por la lectura, y de esta manera también aupamos la lectura instrumental a través de hipertextos.


Y teniendo en cuenta estas premisas (siento no tener tiempo para un análisis más exhaustivo y objetivo), llego a unos cuantos bookstagramers que, aunque no recojan todas ellas en cada uno de sus perfiles, pueden ejemplificar varias y sirven como orientativos a la hora de seleccionar/recomendar un bookstagram aceptable. Animándoles a seguirlos y de activar las notificaciones para cada uno de ellos (incluido el mío, jejeje), les dejo con mi selección particular donde abundan -¡cómo no!- los dedicados a la literatura Infantil y Juvenil.


Parejas de buenas lecturas y helados con buen criterio.


Guardas, tapas y camisas de álbumes con mucho que decir.


Estanterías y librerías a rebosar de libros.


Una bitácora excelente de libros para niños y gente que gusta de serlo


Buenas lecturas teatralizadas e interpretadas en imágenes


Canal de YouTube en portugués sobre LIJ con un gusto exquisito


Presentación de álbumes ilustrados del mundo anglosajón actuales desde Australia


Librería argentina especializada en LIJ con un instagram más que interesante.


Sugerencias de lectura de gente como tú y yo desde los andenes de metro de Nueva York, Londres, Ciudad de México y El Cairo.


 Clásicos desde Corea en bellas atmósferas


Presentaciones de libros coloristas sin objetividad (que también es un criterio).


Fantásticas propuestas con mucha relación con los álbumes y la ilustración infantil


Desde Sau Paulo con muchas propuestas de álbum ilustrado


Literatura infantil y álbumes de todo tipo con buena selección en portugués


Todas las imágenes y vídeos que acompañan a este artículo, exceptuando las capturas de pantalla de los diferentes perfiles que se han seleccionado, pertenecen a @dondevivenlosmonstruosblog / Román Belmonte.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Ideas para una biblioteca escolar en crisis


Quentin Blake

Aunque la biblioteca escolar siempre ha sido un espacio en crisis, la realidad económica que nos golpea durante estos últimos años ha llevado casi al borde de la extinción a muchas de ellas. Es por eso que, aprovechando el inicio del curso escolar, abro esta pancarta para, por un lado, hacer visible lo que acontece en muchos de estos espacios tan necesarios y, por otro, ofrecer algunas sugerencias e ideas que, si bien pueden tomarse como cuidados paliativos, quizás también ayuden a aupar estos espacios dentro de colegios e institutos. Sin más preámbulos, he aquí mi grano de arena para insuflar un poco de aire a las bibliotecas escolares, lugares en los viven los monstruos, esos que se pirran por el verbo LEER.


Isabelle Arsenault

Situación de partida. Unas pinceladas.

Todos sabemos las consecuencias que ha acarreado la crisis económica global, no sólo a nuestros hogares, sino a toda la sociedad. De entre las soluciones más viables, apretarse el cinturón es la más plausible, una decisión que conlleva a la escasez presupuestaria, un escollo a la hora de desarrollar multitud de planes y programas que desde las diferentes administraciones se habían puesto en funcionamiento antes del bache monetario. Esta falta de dinero ya no sólo afecta a los recursos materiales, muchos de ellos existentes y en buenas condiciones, sino también a los personales y humanos que hacían posibles unas acciones necesarias en la sociedad del bienestar. Pero… ¿cómo está afectando esta recesión económica a las bibliotecas escolares?
Aunque muchos docentes, padres y alumnos, piensan que, una vez que se ha dotado a la biblioteca escolar de nuevo material, se ha organizado temporalmente el uso de este, se han instalado recursos informáticos y se han programado una serie de actividades, este espacio se autogestiona por los siglos de los siglos (amén), hay que bajarlos de ese limbo optimista y hacerles partícipes de que sin una renovación del fondo bibliográfico, sin personal que atienda la biblioteca escolar y sin un contexto que permita la organización espaciotemporal, cualquier biblioteca escolar es crónica de una muerte anunciada.
De entre los problemas con los que muchos centros educativos se han encontrado estos últimos años, destacan:
- la escasez presupuestaria para la adquisición de fondo bibliotecario y de mobiliario, y para la realización de actividades complementarias,
- la escasez de espacio para hacer frente a nuevas adquisiciones,
- la escasez de personal para atender la biblioteca del centro,
- y la escasez de tiempo para paliar el resto de trabas.
¿Alguna idea para solventar estos tropezones...? ¡Empezamos!


Hanne Türk

Escasez de recursos: educación, imaginación y donación

Como bien reza el dicho, “A perro flaco, todo son pulgas”…, y entre nuestras flaquezas destaca la escasez de recursos (el pan de cada día…).
Bien porque las adquisiciones se realizan de forma periódica, bien porque se cuenta con pocos ejemplares de un mismo título (no olvidemos que las bibliotecas escolares deben realizar un servicio a su público), bien porque en su momento se consideró que debía primar la variedad y calidad de las obras frente a la cantidad, o bien porque algunos de estos lotes han quedado diezmados por las numerosas pérdidas o hurtos -N.B.: ¡Ojalá nos diese a todos por robar libros… y los leyésemos!-, muchos fondos de las bibliotecas han sido esquilmados o son poco diversos. Ante esta realidad se proponen diversas soluciones.
El primero es el de educar en el respeto por lo colectivo. Los alumnos deben saber, no sólo el dinero que cuestan los libros que se apilan sobre las estanterías, sino la procedencia del mismo, es decir, del bolsillo de todos los contribuyentes. Creo que uno de los mayores escollos de la Educación es la concienciación del alumnado sobre el esfuerzo que nos supone a todos el que ellos dispongan de recursos con los que formarse (otra cosa es utilizarlos…). Reposiciones por parte del alumnado y un exhaustivo control de la morosidad en los prestamos, supone una ardua tarea aunque necesaria, por lo que no hay que obviarla a la ligera. También pueden rebuscar en los departamentos y seminarios didácticos, lugares donde muchas veces están olvidadas decenas (por no decir cientos) de libros que pueden volver a circular entre los estudiantes. Una vez hecho esto ya nos podemos plantear las posibles compras o adquisiciones que dependen (¡¿cómo no?!) del presupuesto.


Peter H. Reynolds

Partidas presupuestarias las hay de todos los tipos: pequeñas, grandes, excesivas, innecesarias, realistas e imaginarias…, un hecho que condiciona la adquisición de nuevo fondo para la biblioteca escolar. Aunque todavía son muchos los centros educativos que, con presupuesto limitado, pueden comprar nuevos títulos, útiles y necesarios para la labor docente, hay otros que por una mala gestión o una insuficiente dotación presupuestaria no tienen ni para pipas (ríanse, es muy saludable…). A todos ellos les recomiendo una elevada dosis de ingenio (como a cualquier padre de familia), las rebajas, las ofertas editoriales, atesorar las colecciones de Literatura Universal que muchos rotativos “regalan” para captar nueva clientela, e incluso acudir al gigante de las compras “on-line”: Amazon (la Administración debería empezar a plantearse el facilitar a los centros el uso de estos lugares virtuales y las tarjetas de débito, ya que tanto aboga por lo virtual).
A pesar de que la donación no es una fórmula muy utilizada por los centros educativos para aumentar los fondos bibliotecarios, sí lo es del resto de bibliotecas públicas, muchas de ellas expertas en unas lides que pasan por aceptar las bibliotecas temáticas que algunos particulares ofrecen de manera altruista por diferentes motivos. Por ello, bibliotecarios escolares, ¡tomen nota! Realizar peticiones altruistas a personas físicas, editoriales o autores con los que los distintos centros han tenido relación en el pasado no es ninguna idea descabellada, sobre todo si tenemos en cuenta que los segundos siguen enriqueciéndose de los programas de gratuidad de libros de texto escolares y que los terceros han cobrado suculentas cantidades monetarias por realizar encuentros con alumnado durante las épocas de bonanza económica… Pese a sus caras de extrañeza les diré que me consta que son bastantes los escritores de Literatura Infantil y Juvenil que se han prestado a donar lotes de libros a centros educativos, así como casas editoriales que han remitido colecciones enteras para su disfrute entre los jóvenes lectores (ninguno de ambos gestos supone grandes pérdidas ya que aportan su grano de arena en la medida de sus posibilidades, a la par que ennoblecen). Es un acto solidario que da buena cuenta de que la humanidad está por encima de los intereses comerciales, que la responsabilidad de esta crisis es compartida, y que existe una concienciación social de las carencias que este yermo paisaje nos muestra.


Jean-Jacques Sempé

Espacios… Dándole vida a la biblioteca escolar

Como en cualquier otra biblioteca, una de las trabas con las que muchos responsables de planes de lectura y/o bibliotecas escolares se van topando durante los últimos años, es la escasez de espacio en la que ubicar nuevas adquisiciones, así como el deterioro del mobiliario existente.
Dentro de las bibliotecas escolares tenemos pequeñas bibliotecas de colegio o de I.E.S.O. con poca capacidad para el fondo, o por el contrario tenemos centros de Educación Secundaria donde se imparten Bachillerato y Ciclos Formativos Medios y Superiores, con bibliotecas provistas de obras de consulta específica. Si a ello añadimos que muchos (quizá demasiados) espacios bibliotecarios se han convertido con el paso de los años en grandes depósitos de libros en desuso, podríamos decir que el usuario, además de encontrar poco atractivo un cementerio de papel, queda abrumado frente a estanterías repletas de bibliografía técnica.
Y así llega la hora del expurgo. Un momento triste y compungido, pero necesario, que se puede realizar del siguiente modo:
En las bibliotecas del ámbito educativo hay que contar con todo el personal docente para eliminar aquellos volúmenes inservibles, por lo que se debe informar al claustro del centro que, debido a la falta de espacio, se llevará a cabo un expurgo, conminando a todo el profesorado a participar en la selección de éste dado que los criterios varían de unas materias a otras. Es así como se eliminan decenas de libros carentes de valor intelectual (libros de texto anticuados o publicaciones institucionales y periódicas) y otras ediciones con algún valor añadido.
¿Y después? ¿Qué hacemos con ellos?... Algunos pueden ubicarse en el espacio de las bibliotecas de aula, donde se supone que deberían tener más uso ya que ampliarían los recursos de los docentes y facilitarían el proceso-aprendizaje de las materias. Aquellos de cierto valor se destinarán al depósito de la biblioteca o a otros centros de interés, véanse museos, instituciones educativas o fundaciones encargadas de velar por el patrimonio escolar español. También podemos realizar donaciones a diferentes organizaciones no gubernamentales, asociaciones o particulares que necesiten ejemplares, bien para la lectura, la enseñanza o, porqué no, la realización de manualidades con papel. Conozco otros centros de enseñanza que han optado por regalar estos volúmenes en desuso a estudiantes desfavorecidos económicamente o a todos aquellos alumnos que necesiten material de estudio adicional (muchos son los alumnos del segundo curso de Bachillerato que necesitan libros de texto para complementar la preparación de las pruebas de acceso a la universidad). Son las rifas y mercadillos, las actividades que más éxito tienen en centros de educación especializada como Centros de Enseñanza de Personas Adultas y Escuelas de Idiomas, donde el perfil del estudiante es otro, ese que da un valor monetario a sus lecturas, aunque este sea simbólico, y ayuda de manera altruista a la adquisición de nuevos títulos que amplíen el fondo de la biblioteca o sirvan para otras causas.


Quint Buchholz

A esta situación de la biblioteca del centro debemos añadir la de las bibliotecas de aula, espacios reducidos en cada aula (muy abundantes en los colegios y no tanto en institutos) que engloban una serie de títulos para su uso dentro de la hora de lectura o con fines didácticos. Aunque en la Educación Primaria, más agradecida y controlada, tienen mucho sentido, es en la Secundaria donde escapan a cualquier control, terminando por estar cubiertos de polvo o desaparecer, unos fines que se alejaban mucho de las buenas prácticas y el disfrute de la Literatura, por lo que en muchos de estos centros se han eliminando estas mini-bibliotecas bienintencionadas. De este modo, los fondos que están en las aulas, retornan a la biblioteca del centro, estando más controlados y a disposición del resto de la comunidad educativa.
Aunque el mobiliario es importante a la hora de crear un ambiente propicio para la lectura y el estudio, puedo afirmar que jamás he visto una biblioteca escolar (excepto de nueva hornada) cuyo equipamiento sea enteramente adecuado, impecable y esté en perfecto estado de conservación, ya que la mayoría se nutren de restos, sobras y objetos en desuso, cosa que, por otro lado, no importa mientras cumplan su cometido. En lo que respecta al gusto estético, es un aspecto que depende enteramente del buen hacer del responsable, punto en el que confieso haber visto auténticas maravillas construidas sobre cajas de fruta, cartón o tablas recicladas.
Sin usuarios, una biblioteca bien dotada y preciosa, es NADA. Por ello, después de la puesta a punto, necesitamos “clientes”. Aunque muchos docentes creen que es difícil hacer que los alumnos la utilicen, la realidad es otra: sólo hay que crear una necesidad. Para ello hay que tener en cuenta la biblioteca, no sólo como lugar de castigo, sino como un espacio útil y/o de ocio. Si tenemos que realizar un trabajo en grupo con los alumnos, ¿por qué no llevarlo a cabo en la biblioteca e insuflarle así un soplo de vida?... Si programamos una actividad teatral, ¿por qué no se desarrolla en la biblioteca?… Las bibliotecas, además de templos llenos de quietud y saber, deben ser lugares cambiantes, nunca estáticos, que dentro de un orden, se encuentren en constante movimiento e interaccionen con toda la sociedad escolar.


Manon Gauthier

Colaboración entre entidades

Son muchos los Planes de Lectura que integran entre su repertorio de actuaciones, actividades de lectura conjunta o clubes de lectura que, bajo nombres tan variopintos como “Leyendo con los cinco sentidos”, “No leas que no te oigo”, “Padres leyendo” o “Libroforum”, aglutinan a estudiantes, familiares o profesores que leen un mismo título para comentarlo en todo el proceso de la lectura. Leer en grupo, una actividad generalmente opcional y voluntaria, suele realizarse de forma periódica, es decir, semanal, quincenal, mensual o trimestralmente, y en horario diurno o vespertino, y se puede acompañar de cine, teatro, música o incluso arte, la excusa para aglutinar gran disparidad de opiniones en torno a un libro y generar una mesa redonda donde se viertan todo tipo de sensaciones.
Seguramente la mayor parte de los centros piensan que estas actividades son muy costosas, pero… ¿por qué no se hace uso de los recursos existentes para desarrollarlas? ¿Por qué no buscar alternativas que minimicen el coste sin detrimento en la calidad de estas?... Para tal efecto se crearon los lotes de libros que existen en las redes de bibliotecas públicas estatales, autonómicas, provinciales y locales de nuestra geografía, un servicio al que se puede acceder tras institucionalizarse como “club de lectura” -que a fin de cuentas es lo que son- y solicitar el préstamo de aquellos lotes que interesen por un tiempo más que suficiente (alrededor de un mes). Por un lado hacemos uso de un servicio público sin más coste que el de los impuestos de todos (¡que ya es!), y por otro, podemos realizar una lectura individual pero conjunta durante un largo periodo de tiempo. Como valor añadido hemos de destacar la ganancia de espacio para aumentar la diversidad de títulos de la biblioteca del centro, ya que los lotes de libros, aunque contribuyen a la lectura colectiva, suponen una renuncia a la riqueza literaria, y por otro, la colaboración con otras entidades.


Komako Sakaï

Vecinos echando un cable

Durante los pasados años en los que la bonanza económica no sólo permitía hincharse de cerveza en los bares, darle un uso desorbitado al plástico de nuestra cuenta corriente y llenar las bibliotecas escolares (decida cada cuál lo más provechoso…), también había presupuesto para realizar actividades paralelas a la lectura y que ayudaran a afianzar ese amor por los libros. Como ejemplo podríamos citar los encuentros con autores, obras de teatro originales o adaptadas, recitales de poesía, contadores de historias y cuentacuentos de toda condición, conciertos y charlas, conferencias o seminarios.
Aunque nadie duda de la valía de todas estas actividades para incentivar, desarrollar y mantener el gusto por la lectura, si es cierto que todas ellas tenían un coste mayor o menor dependiendo de quién las llevase a cabo y cómo se desarrollaran, un lujo que hoy día es impensable para centros modestos, sobre todo los pequeños centros del ámbito rural que en muchos casos dependían de los presupuestos de los centros de profesores (CEP) o los centros de recursos y apoyo a la escuela rural (CRAER). Es por ello que debemos agudizar el ingenio para complementar la tarea de la lectura de un modo activo y participativo… Y han vuelto a renacer los concursos literarios y los grupos de teatro escolares (¿dónde se habían escondido todos los aficionados?), y han vuelto a acudir a las escuelas los autores locales y los familiares… Se oye como muchos abuelos se ofrecen a contar viejos recuerdos, como un conocido de otro conocido va a declamar sus poesías consonantes, o como la vecina del quinto se ofrece a preparar chocolate el Día del Libro, unas acciones que no se deben despreciar por el mero hecho de no ir avaladas por un “ranking” de ventas, por cualquier universidad, o incluso por el partido político de turno.
Aunque destellos de la vieja escuela, de esa que todos hacíamos porque sí, se escapan por las rendijas de la nueva, todavía queda mucho camino por andar, un recorrido en el que cualquier ciudadano que tenga algo que ofrecer puede participar.


Patricia Metola

Tiempo, bendito tesoro

Aunque la imaginación depende de nuestra propia naturaleza, el tiempo, aunque finito, es directamente proporcional a nuestra voluntad, que como bien decía Ramón y Cajal, es lo único verdaderamente divino en nosotros.
A pesar del aumento generalizado de horas lectivas, a los docentes en nuestro país, siempre les quedan resquicios en los que realizar otras actividades que, aunque no estén relacionadas directamente con la labor docente del currículo, sí pueden estarlo indirectamente, y para la tranquilidad de algunos, no me refiero a desempolvar libros (que también…). Si tenemos que redactar un examen, ¿por qué no hacerlo en la biblioteca del centro en vez de en cualquier despacho y dar la oportunidad a algunos estudiantes de utilizarla?... Si tenemos que leer algún documento, cualquier libro ¿por qué no hacerlo en clase y de paso dar un ejemplo tan necesario a nuestros estudiantes?... No sólo debe ser el encargado de la biblioteca escolar o aquellos docentes con guardias en dicha ubicación los únicos que se preocupen por ella por el mero hecho de tener asignado en su horario un periodo de tiempo para tal efecto, sino que todo el mundo, incluidos padres o alumnos (¿acaso les hemos preguntado?), puede participar en su buen funcionamiento
El maestro, el profesor que verdaderamente lo es, no se esconde bajo un barniz de comodidad y arribismo intelectual, sino que debe hacer frente a los problemas con entrega vocacional y prestar unos minutos a diferentes causas, llámense estas familias desestructuradas, zoquetes de remate o planes de lectura.


Chih-Yuan Chen

En definitiva…

Son muchos los docentes que creen en la biblioteca escolar, como un espacio donde se puede leer, aprender y relacionarse, pero para ello, necesita seguir vivo.
Siendo conscientes, no sólo del victimismo que la situación económica actual está implantando en la sociedad (a veces tan innecesario, otras dramático), sino de nuestra responsabilidad laboral, debemos aupar el ánimo y activar la imaginación, para idear soluciones prácticas, factibles y baratas, que nos permitan salir a flote, no sólo por continuar con el trabajo que en su día iniciamos con los planes lectores, sino por fertilizar lo que consideramos el futuro: nuestros estudiantes.


Maurice Sendak

*Nota: Este artículo fue publicado originalmente en el número 33 de la revista Mi Biblioteca: La revista del mundo bibliotecario, llevando por título ¡Plantándole cara a la crisis! Imaginación, voluntad y lectura, ocupando las páginas 36 a 42 de la misma.