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miércoles, 25 de septiembre de 2024

Descubriendo los caminos


Un año más he hecho el camino de Santiago. Para este 2024 elegí el llamado camino inglés, los más de cien kilómetros que separan Ferrol y Santiago de Compostela. Si bien es cierto que era el itinerario más corto que iba a hacer nunca, fue igual de generoso que el resto.
Además, y haciendo una excepción, dejé que la Rosi me acompañara, pues ella siempre había querido disfrutar de la experiencia, pero no se atrevía a caminar sola. Tras un acuerdo (iríamos juntos, pero no revueltos, que caminar es una cosa muy seria para andar comprometido), nos dirigimos a la costa gallega a mediados de agosto.


Desde el principio, todo fue muy accidentado. Chamartín, el caos que todo el mundo sabe. La inauguración del AVE hasta La Coruña, un desastre monumental (dos horas de retraso) que nos obligó a echarle morro al asunto y pedirle a dos veinteañeros que nos acercaran en coche hasta nuestro alojamiento en la ciudad vecina. Empezaba la aventura…
En la primera jornada alcanzamos Pontedeume, un pueblo bien bonito deslucido por doce horas de lluvia. Hicimos lo que pudimos, pero todo fue un poco desalentador, sobre todo porque al día siguiente empezaban los repechos y nos veíamos con la lengua fuera, empapados y sin gusto.
Pero mira por dónde, en Betanzos lucía el sol, tocaba verbena nocturna y mucha tortilla. Ahí empezó el verdadero camino, ese en el que los peregrinos nos mezclamos con otros, nos dejamos contagiar por su reflejo y empezamos a quitarle hierro a las circunstancias sobrevenidas.


Llegamos a Hospital de Bruma y, a pesar de lo imposible, decidimos brindar por la vida. Reímos, cantamos y bailamos para terminar yaciendo en el suelo. El ecuador fue un despiporre maravilloso que fue abriendo puertas y ventanas hacia la etapa final en la que todo reverberaba.
Sí. Quedaron muchas líneas en el tintero, inacabadas, como el propio camino, pero lo cierto es que todos rebosábamos. No sé muy bien de qué, pero andábamos desbordados. De alegría, de tristeza, de nostalgia, de cansancio. Otro sendero más que fluye a través de mí, otro principio, quizá otro fin, el de una promesa cumplida, el de un secreto impronunciable.


Y si no han tenido bastante con este breve resumen, aquí les dejo con El camino, un álbum de Marisa Núñez y Mariona Cabassa editado por OQO, que se revela ante mí como un diario de viaje bien poético que hay que regalar a cualquiera.


Metafórico y luminoso, no he encontrado mejor álbum que indague en las metáforas que subyacen al camino de una manera explícita. Cuestas que suben y otras que bajan, líneas rectas o serpenteantes, cruces y elecciones, compañía y soledad. Todo cabe en este libro lleno de certezas.


Con esa complementación entre texto e ilustraciones, las autoras consiguen, no solo enganchar al lector experimentado, sino atraer al iniciado, pues en cada doble página se despliegan imágenes coloristas que, protagonizadas por un joven caminante, nos sumergen en los avatares de cualquier viaje. La belleza, el peligro, la introspección, la sorpresa… Un sinfín de sensaciones que nos guían en esa senda que es la vida.

lunes, 13 de mayo de 2013

Eclipsados por el progresismo



Las convulsiones de esta época tan agitada son dignas de estudio. Entre marea verde y marea blanca, una lechuga bien espigada (con estos calores no es para menos…). No es de extrañar que la gente se apunte a un bombardeo: es preferible asentir a pies juntillas y bailar al son que nos marcan unos u otros, que leer el Boletín Oficial del Estado, ese documento bíblico que últimamente parece un panegírico más que una tabla de salvación…
Hace un tiempo, el de mi inocencia, creía que ese papel de regalo que envuelve todas las propuestas de corte social se sustentaban en el bien común y la necesidad de que los servicios básicos fueran universales, una conclusión que ha ido cambiando mientras veía como votantes de ¿izquierdas? inscribían a sus hijos en escuelas concertadas o los amenazaban con internados religiosos (laicos, claro está), como preñadas de clase baja se pirraban por parir en clínicas privadas o como progres de toda índole hacían gasto en seguros médicos para hacer realidad el quiero y no puedo sanitario, tres realidades tras las que se parapetan los electos salvadores para privatizar hasta el último resquicio de esa España solidaria…  ¿Quiénes son los culpables? Quede la respuesta a su libre albedrío.
Lo del progresismo tiene mucho que ver con esa falsa democracia que se vende en cualquier esquina. Una doble moral que insulta, no sólo a sudamericanos, homosexuales, prostitutas, tullidos, mujeres maltratadas y drogadictos, sino que se usa de bandera para caer en el más soez de los discursos y darse bombo, no sólo mesiánico, sino auspiciado por los Hare Krisna de “Todo a cien” . Y así nos va, pasando página y en la cola del paro en busca de alguna subvención…
El sumun de ese discurso bicéfalo llega cuando, tras sufrir a hordas de padres lamentándose sobre el aborto, la píldora del día después o el sexo explícito de algunos programas de televisión, veo en las librerías  Montañas en la cama, un álbum ilustrado de Maricuela y Sonja Wimmer (editorial OQO)… Siendo consciente del interés que suscita el que aquí se mencione este libro y no otro (¡viva la publicidad!), he de decir que, aunque la idea sea buena y las ilustraciones alcancen cierto nivel de exquisitez (aprovecho para felicitar a Sonja Wimmer por su maravilloso trabajo), no creo que el tratamiento del texto sea el adecuado. Se defenderán diciendo que soy puritano, arcaico y trasnochado, que si pertenezco a alguna secta religiosa, o, incluso, me tacharán de fascista (¡qué originales!), pero confieso que, aunque se obvien las escenas de cama (no así en los diálogos), el resultado deja cierto regusto amargo que oscurece la inocencia de la niñez, trasladándola a los suburbios de la libertaria (que no liberal) vida adulta.

jueves, 10 de abril de 2008

Visita a Madrid y algunos retratos



En el último viaje que he realizado a Madrid no he tenido la oportunidad de acudir al Museo Thyssen-Bornemisza, no por falta de ganas o tiempo, sino porque no se consiguió entablar conversación alguna con los responsables de los programas educativos de dicha galería pictórica… Es lo que tiene viajar con cincuenta niños en plena efervescencia hormonal: necesidad de visitas supervisadas.
Me hubiese encantado contemplar las obras de Modigliani en pleno paseo del Recoletos, pero a falta de pan, ya se sabe… Y desde aquí aprovecho para hacer un llamamiento al director de dicho espacio:



Estimado Señor,

nos parece increíble que, tanto a un servidor, como a otros de sus compañeros, dedicados todos a la docencia, se nos exija, por parte de las administraciones de las que depende nuestra profesión, que introduzcamos e instruyamos a nuestros alumnos en el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, para que, cuando sea necesario hacer uso de estas, lo máximo que obtengamos sea un número de teléfono atendido por una grabación automática completamente incapaz de responder nuestras dudas o peticiones, léase aquí la adquisición de entradas de grupos, la existencia de reducciones a grupos escolares y la posibilidad de contratar visitas guiadas.

Atentamente, el aquí firmante.


Con toda probabilidad y dado el escaso público a este blog, sirva, más bien poco esta reclamación, pero por si acaso, ahí queda.
Y hablando de arte, he pensado que la recomendación de hoy se destine a un libro que me encandiló en el instante que abrí su cubierta. Como el nombre del autor es impronunciable (Svjetlan Junakovic), me referiré a su título –más sencillo y menos olvidadizo- Gran libro de los retratos de animales.
Este libro de gran formato recoge obras cumbre de la Historia de la Pintura Universal. Desde “La muerte de Marat”, pasando por el “Retrato de Enrique VIII”, “La dama del armiño” o “La joven de la perla”, las bellas ilustraciones de este título nos presentan el mundo del Arte con ciertas pinceladas de humor animal y alguna que otra sorpresa. Indispensable para cualquier profesor de arte… sus pupilos seguramente se lo agradecerán.