viernes, 24 de febrero de 2017

Carnaval hecho a mano


En la tarde de ayer, Jueves Lardero, mientras unos disfrutaban de la mona (que aquí todavía resuena el antiguo Reino de Aragón), otros andábamos de bazar en bazar. Yo buscaba un candado, pero el resto estaban inmersos en el maremagnum de disfraces “made in China” que por allí se desparramaba. Daba igual, de pirata, de princesa, de rana, de superheroe, de oso o de suegra. Todos parecían el mismo: poliéster a go-go, colores horribles y poca imaginación. Viendo todo aquello me acordé de los carnavales que nos gastábamos en la juventud, esos que la Maicro, la Titan, las Chachas, el Peibol y yo preparábamos con un mes de antelación. Fuimos trogloditas, moscas, caracoles, enanitos y payasos. Todo hecho a mano, todo inventado. Nos exprimíamos los sesos, pensábamos los detalles, reciclábamos, cosíamos malamente y nos reíamos. Que sí, que echábamos más horas que un reloj y nos duraban un cantar sevillano, pero bien felices.

Aquella tarde nadie durmió la siesta,
porque era fiesta.
Concurso de disfraces infantiles en el salón”.

Había un niño disfrazado de camaleón,
otro de Tarzán
y uno más desnudito
iba de Adán,
(vestido de hojas),
otros, de “pieles rojas”,
muchos de astronautas,
de toreros,
de buzos,
de bomberos.

Entró un niño muy despacito,
muy timidito,
muy despistado,
llevaba un trajo roto
por todos lados
(codos, rodillas
y bolsillos rasgados).

-¿Y tú, con esos agujeros,
de qué vas disfrazado?
-Vengo de “queso de bola”.
(El niño pobre ganó
el concurso de disfraces).

Gloria Fuertes.
Concurso de disfraces.


2 comentarios:

Carmen dijo...

Buenísimo poema y buenísima chirigota de mi tierra. Ole, ole y ole monstruo!

Román Belmonte dijo...

Y Carmen, gaditana como eres, ¿no te parece que este año la cosa ha estado un tanto floja? Me da la impresión de que va perdiendo fuelle. No sé si es por lo políticamente correcto, porque ya no está Teófila, o porque soy demasiado exigente (tu sabes, lectora, lo que me gusta la ironía y el cachondeo canalla), pero denoto cierto declive en los cuplés y popurrís... Tu dirás, que sabrás más...