miércoles, 28 de octubre de 2020

Recuperar el tiempo robado


Cada vez que un libro de Quint Buchholz llega a las librerías, toda una suerte de sensaciones se abren camino en mi organismo mientras voy pasando las páginas y contemplo el trabajo del maestro alemán. En esta ocasión la cosa no fue para menos, pues Todo tiene su tiempo (editorial Lóguez), además de erigirse como un canto a la esperanza, cuenta con una serie de detalles que lo hacen más que interesante.


En primer lugar hay que señalar el punto de partida en un texto bíblico procedente del Eclesiastés, uno los llamados libros sapienciales que forma parte del Antiguo Testamento y que se comparte con el Tanaj judío, y que, como otros –léase el libro de los Proverbios o el de los Salmos-, les recomiendo leer a manos llenas, pues quedan más cerca de lo humanístico que de lo estrictamente religioso, incluso en más de una ocasión se alejan de posiciones eclesiásticas. 
Ya de por sí, este hecho me parece bastante curioso, no solo porque reconoce la palabra religiosa como un vehículo de la belleza literaria y no como un acto dogmático (algo que en este mundo de reservas, correcciones políticas y ofendiditos ya es un acto de valentía), sino porque abarca a cualquier lector, independientemente de su edad, color de piel o preferencias musicales (yo elegí el A-N-N-A de Mark Forster y el Barfuß Am Klavier de AnnenMayKantereit)


En segundo lugar hay que hablar de unas ilustraciones que, como en otras obras de Buchholz, se adentran en el subconsciente a través de un surrealismo evocador que, a través del arte figurativo, las descontextualizaciones, lo simbólico y su técnica a base de aerógrafo, son el acompañamiento perfecto para enriquecer un texto de hace siglos y hacerlo vigente de nuevo.

 
Consigue que pases las páginas despacio, que te detengas, contemples, observes, pienses, interiorices y exteriorices. En definitiva, es un libro que, calmado y silencioso, te pregunta y tú respondes a tu manera, algo que ya es bastante en un universo de engendros culturales yermos y baldíos donde el discurso personal no se dispara ni a tiros. 


Por último confesarles que, a pesar de haberlo mantenido a buen recaudo para sacarlo a la luz una vez que esta triste y gris situación terminase, he decidido ponerlo a germinar durante estos días de otoño, esperando que engrose sus estanterías y empiece a crecer en ustedes la necesidad imperiosa de disfrutar de todas esas sensaciones que recoge, de rebelarse contra los dictados sin sentido y las decisiones maquiavélicas. En definitiva, de recuperar el tiempo que nos están robando.


3 comentarios:

Esther dijo...

Gracias por tu decisión de darnos a conocer este libro tan bonito. Lo buscaré. Un abrazo

miriabad dijo...

Esta última ilustración es rollo Hopper ¿no? Muy muy muy buena propuesta. Gracias.

Román Belmonte dijo...

Esther, búscalo porque es una delicia. Miriam, este hombre amalgama muchos estilos y ¡me encanta! ¡Abrazo a las dos!