jueves, 29 de octubre de 2020

Grandes figuras de la ilustración LIJ (XXIV): James Flora

Teniendo en cuenta que Halloween se acerca y que Blackie Books ha editado en castellano Cuentos de fantasmas del abuelo, un libro de James Flora idóneo para estas fechas (es genial constatar que las historias de miedo encadenadas que recoge no pasan de moda, sobre todo por el humor y ese tono canalla que destilan), retomamos la sección de biografías sobre grandes figuras de la ilustración infantil. Así que, sin más dilación (que hay mucho que contar), ¡empezamos! 
James Flora (Jim, para los amigos) nació en Bellefontaine, Ohio, el 25 de enero de 1914. Desde bien pequeño se sintió inclinado hacia las artes plásticas, tanto es así que, a instancias del director de la escuela, colaboró con sus dibujos en el periódico del instituto mientras todavía cursaba la primaria. Ese director sería el mismo que lo acompañaría hasta un frenólogo que, mientras le palpaba la cabeza, apuntaría “Este chico será un artista comercial”. 
En 1933, Flora recibió una beca para asistir a la Boston Architectural League (Massachusetts). Sin embargo, a raíz de la Gran Depresión y después de trabajar largas horas como camarero para subsistir, no podría acudir a las clases y renunciaría a la beca para regresar a Ohio “lamiéndose las heridas” y con 8 dólares en el bolsillo. Posteriormente (1935) se matriculó en la Academia de Arte de Cincinnati, donde su estilo comenzaría a tomar forma. 
Entre 1939 y 1942 realizó una de sus primeras colaboraciones, concretamente los dibujos y grabados en madera y linóleo que ilustrarían una serie de fanzines autoeditados junto a Robert Lowry bajo el sello The Little Man Press. 




Durante aquello años, Jim Flora consideró realizar la carrera de bellas artes, sin embargo, mientras cortejaba a Jane Sinnickson, su compañera de academia y futura esposa, se desanimaría al creer que ella era mucho mejor artista que él y decidió no hacerlo. Años más tarde, Flora confesaría que lo suyo no era el arte clásico. 
De esta forma, decidió encaminar sus pasos hacia el arte comercial y trabajaría sobre todo para compañías de Cincinnati como Procter and Gamble, y como cualquier otro artista freelance tuvo que dar forma a “cosas aburridas y terribles” para subsistir. 
En 1941, Flora, un apasionado del jazz, se percató de que el sello musical Columbia Records no estaba poniendo mucho empeño en la publicidad e imagen de sus lanzamientos discográficos y, ni corto ni perezoso, decide enviar a Bridgeport, sede del sello, una serie de folletos promocionales de muestra. Estos llegaron a manos de Alex Steinweiss, el director de arte que inventó la portada de disco ilustrada y que le ofrecería un puesto como diseñador por 55 dólares a la semana. A principios de 1942, James y Jane se mudaron a Westport, Connecticut, y en 1943 Flora pasaría a ocupar el puesto de Steinweiss, que se había alistado en la marina. 
Desarrollando su equipo creativo, contrató a Richard Staples Dodge y Ginnie Hofmann, a quienes había conocido de la Academia de Arte de Cincinnati, y comienza a revolucionar el mundo de la imagen corporativa en la industria musical con sus anuncios y boletines comerciales, dando a Columbia una identidad sin parangón gracias a Coda, el folleto mensual de lanzamientos. 


En 1945 fue ascendido a gerente de publicidad y sustituido por Robert M. Jones en la dirección de arte con quien desarrollaría una gran amistad. En ese tiempo se mudó con su esposa a Rowayton, donde vivirían el resto de sus vidas y tendrían cinco hijos. Si bien es cierto que a partir de 1947 Jones incluiría las obras de arte de Jim en las portadas de los discos de la serie Columbia 78 rpm, en 1950, frustrado como artista y harto de “reuniones interminables y luchas presupuestarias”, Flora renuncia al puesto y decide poner rumbo a Taxco, México con su familia en un viaje que duraría 15 meses y que sirvió como catarsis personal y creativa. De aquel tiempo es la famosa xilografía Railroad Town


La familia regresó a Connecticut en 1951, y Flora se embarcó durante toda la década de los 50 en una carrera de arte comercial independiente. Ilustró portadas y artículos de interior para docenas de revistas convencionales como Fortune, Holiday, Life, Look, Newsweek, The New York Times Magazine, Mademoiselle, Charm, Research and Engineering (1955-1956), Sports Illustrated, Collier's y Pic
De enero a diciembre de 1952, ejerció de director de arte asalariado (la última vez) para Park East, una revista automovilística de Nueva York, para la cual publicó las primeras ilustraciones comerciales de R.O. Blechman y un joven Andy Warhol. Cuando Flora renunció fue reemplazado una vez más por Robert M. Jones. 
En marzo de 1953, Jones se convirtió en director de arte en RCA Victor Records, donde contaría con el trabajo de James para las portadas, lo que daría como resultado diseños tan famosos como Mambo For Cats, Inside Sauter-Finegan, Lord Buckley's Hipsters, Flipsters y Finger-Poppin 'Daddies, Knock Me Your Lobes y Shorty Rogers Courts the Count. Durante esta época Flora también trabajaría para Columbia ilustrando portadas de discos y reviviendo Coda, así como dibujando una serie de guiones gráficos comerciales para el pionero estudio de animación, United Productions of America (UPA). 








Es en 1955 cuando James Flora publica The Fabulous Firework Family, su primer libro para niños, gracias a la mediación de la editora Margaret K. McElderry en Harcourt Brace. A este le seguirían otros como The Day the Cow Sneezed (1957), Charlie Yup and His Snip-Snap Boys (1959) y Leopold, the See-Through Crumbpicker (1961). 
Todos ellos y los que vinieron más tarde se centraron en situaciones un tanto alocadas y sinsentido interpretadas por unos personajes imposibles donde lo coral siempre se hallaba presente. Además de existir un dinamismo propio de los cortos de animación de la época y con el que el público conectó estupendamente, Flora daba giros inesperados en sus historias surrealistas que se puede asimilar al lenguaje del álbum moderno.


The Fabulous Firework Family





A pesar de que Flora continuó pintando, tallando intrincados grabados en madera y grabando placas, alrededor de 1960 su carrera como artista plástico perdió fuerza. Jim se centró en la producción de álbumes infantiles con títulos como Kangaroo for Christmas (1962, y que se encuentra editado en castellano por Lata de sal con el titulo Canguro por Navidad), My Friend Charlie (1964), Grandpa's Farm (1965), Sherwood Walks Home (1966), Fishing with Dad (1967), The Joking Man (1968) o Hatchy Hen (1969), una tarea que compaginó con la de director de arte para las revistas Computer Design (17 años aproximadamente) y American Legion (1970). 




En 1971, su editora McElderry abandona Harcourt Brace y firma por Atheneum Books, sello editorial en el que Flora publico otros seis libros infantiles entre 1972 y 1982, como Pishtosh, Bullwash and Wimple (1972), Stewed Goose (1973), The Great Green Turkey Creek Monster (1976), Grandpa's Ghost Stories (1978) Wanda and the Bumbly Wizard (1980) y Grandpa's Witched-up Christmas (1982). 



En la década de 1980, su primera década de jubilación, volvió a alterar el curso al complacer su pasión por las cosas que flotan, sobre todo de embarcaciones marinas como transatlánticos y cruceros, muchos en entornos absurdamente incongruentes como el Empire State Building o de El jardín de las delicias de El Bosco 
Su esposa Jane murió en 1985 y dos años después, se volvió a casar con Patricia Larsen. En la década de 1990 siguió produciendo bocetos, dibujos y pinturas a un ritmo impresionante, hasta que el 9 de julio de 1998 falleció de cáncer de estómago. 


Influenciando a ilustradores como Lane Smith ("Siempre me inspiró la espontaneidad y la animación en el trabajo de Flora") o animadores como Pete Docter (busquen en la película Monsters Inc., un poster colgado en la habitación de Sullivan), sobre el estilo de Flora hay bastante que decir… 
Aunque la mayor parte de su obra se podría integrar dentro de lo caricaturesco, se pueden diferenciar dos épocas. 
En la primera, adscrita a las décadas de 1940 y 1950, el estilo es mucho más impetuoso. En él encontramos líneas angulosas, formas planas y figuras extrañamente contorsionadas, donde el color es tremendamente explosivo y lleno de contrastes. Sofisticado y enigmático, desinhibido y humorístico, el arte de Flora conecta con un público adulto que ha llegado a darle el sobrenombre de “Miró post-nuclear”. Sus imágenes destilan erotismo y se impregnan de un aire transgresor y siniestro. En definitiva, una época minada por el sinsentido y la intriga. 


En la segunda, que se desarrolla desde finales de los años 50 y durante las décadas de 1960 y 1970, su estilo se suaviza y se hace más genérico e inofensivo. Unos apuntan a la influencia que tuvieron sobre él sus obras infantiles, unas donde las formas redondeadas y voluminosas se hicieron cada vez más patentes; mientras que otros achacan el cambio a un nuevo orden artístico influenciado por las técnicas de animación y las nuevas tendencias en la ilustración comercial. 
De lo que no cabe duda es que, temprana o tardía, la obra de James Flora fue tan extraña, como juguetona, tan cómica, como macabra, despertando así en el espectador sensaciones y emociones muy variadas que oscilan entre la sorpresa o la ofensa, algo que bien mirado es lo mejor que nos podría pasar a los que disfrutamos de su arte.


2 comentarios:

Maku Carroquino dijo...

Fantástico trabajo de investigación. Las ilustraciones de Flora me trasladan a un pasado feliz. Estaría genial que publicaran más libros suyos en España. Soy fan del canguro y el abuelo.
¡¡Gracias, monstruo!!

Román Belmonte dijo...

¡Gracias, Maku! ¡Pues a ver si alguien nos escucha y se ponen a editar! ¡Un abrazo!