Nos acercamos al peligroso mes de mayo, treinta y un días que desatan los rayos del sol (aunque los pronósticos no sean demasiado optimistas…), los niveles hormonales -los míos incluidos- y, con ello, el frenético ritmo de vida veraniego. Le pese a quien le pese.
Por lo pronto, he de “disfrutar” de este día festivo que me ha regalado el calendario escolar, y echar unas horas frente al tema de hoy, cuyo título les ahorro (¡Pufff!)… Atrás han quedado tres días de asueto bastante “especiales” en los que, entre otras cosas, me ha acontecido lo siguiente:
-He sido nombrado presidente de la comunidad de vecinos.
-Por fin he visto la sensación cinematográfica del cine español de la temporada pasada, Celda 211 (Breve crítica de cine: Podría ser mejor…).
-He asistido a una auténtica ceremonia de té japonesa (con sus pastelitos incluidos) en la localidad albaceteña de Motilleja y orquestada por mi maestra Momo Makino.
-He ejercitado la musculatura con buenas sesiones de natación y carrera.
-He cenado con la familia (aunque esto pueda parecer aburrido, no lo es en absoluto… así son las reuniones españolas…)
-He corregido un buen fajo de exámenes (¡Qué agradecidos van a estar mis alumnos!... O puede que no…).
- Y he desatado mi pasión por la acuarela.
Por lo que la semana que hoy comienza sólo me resta descansar (paradojas de una vida dedicada a los exabruptos culturales)… ¡Y pensar que todavía no ha llegado el verano!... Rezo y espero que todas las palabras recogidas por Blexbolex (pseudónimo de Bernard Granger) en el fantástico inventario de vocablos relacionados con las cuatro épocas del año y que ha publicado la editorial Kókinos bajo el título de Estaciones, no tengan que sucederse una tras otra, porque si no, la llevo clara con los exámenes que me esperan a finales de junio... En cualquier caso creo muy necesario recomendar este buen libro de páginas crujientes, coloridas y a rebosar de buenas palabras, a padres y maestros (sobre todo a los de Educación Infantil y primeros cursos de Educación Primaria), porque, no sólo lo utilizarán, sino porque también se sorprenderán de la cantidad de jovencísimos lectores que es capaz de atraer.
Por lo pronto, he de “disfrutar” de este día festivo que me ha regalado el calendario escolar, y echar unas horas frente al tema de hoy, cuyo título les ahorro (¡Pufff!)… Atrás han quedado tres días de asueto bastante “especiales” en los que, entre otras cosas, me ha acontecido lo siguiente:
-He sido nombrado presidente de la comunidad de vecinos.
-Por fin he visto la sensación cinematográfica del cine español de la temporada pasada, Celda 211 (Breve crítica de cine: Podría ser mejor…).
-He asistido a una auténtica ceremonia de té japonesa (con sus pastelitos incluidos) en la localidad albaceteña de Motilleja y orquestada por mi maestra Momo Makino.
-He ejercitado la musculatura con buenas sesiones de natación y carrera.
-He cenado con la familia (aunque esto pueda parecer aburrido, no lo es en absoluto… así son las reuniones españolas…)
-He corregido un buen fajo de exámenes (¡Qué agradecidos van a estar mis alumnos!... O puede que no…).
- Y he desatado mi pasión por la acuarela.
Por lo que la semana que hoy comienza sólo me resta descansar (paradojas de una vida dedicada a los exabruptos culturales)… ¡Y pensar que todavía no ha llegado el verano!... Rezo y espero que todas las palabras recogidas por Blexbolex (pseudónimo de Bernard Granger) en el fantástico inventario de vocablos relacionados con las cuatro épocas del año y que ha publicado la editorial Kókinos bajo el título de Estaciones, no tengan que sucederse una tras otra, porque si no, la llevo clara con los exámenes que me esperan a finales de junio... En cualquier caso creo muy necesario recomendar este buen libro de páginas crujientes, coloridas y a rebosar de buenas palabras, a padres y maestros (sobre todo a los de Educación Infantil y primeros cursos de Educación Primaria), porque, no sólo lo utilizarán, sino porque también se sorprenderán de la cantidad de jovencísimos lectores que es capaz de atraer.
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