miércoles, 9 de junio de 2010

El humor en los tiempos del trajín


Una vez transcurrida esa jornada de huelga que se prometía insulsa, sin garra ni condimento (sólo faltaba la inimitable Sara Montiel diciendo eso de “¡¿Pero que invento es esto?!”), aquí regreso para hacer gala de mi “humol-amalillo” y relatarles algún que otro invento…
Llevo unos días horribles, no es desánimo ni otra patología que necesite asistencia inmediata, más bien podríamos definirlo como desenfreno, que bien mirado, es necesario en algunos momentos de la vida, sobre todo si lo encauzamos debajo de alguna sábana (Mami, ¿qué será lo que tiene el negroooo?). Estoy alterado, y eso que todavía no he parado de camino a mi lugar de trabajo y segar matas de los campos de opio que blanquean el camino… Más bien se debe a la cantidad de recados que tengo que hacer al cabo del día: “Recoge esta carta certificada”, “Levantaos del suelo, maleducados”, “Envía esos documentos”, “Necesito dos tablas de 24 x 109 cm”, “¿Te vienes a echarte una cerveza?”, “¿Cómo voy a decir que no?”, “La programación…”, “Todavía nos quedan las evaluaciones”, “Hay que preparar los exámenes de septiembre” y un largo etcétera de sinvivires (¿alguien podría corroborarme la existencia del plural que acabo de utilizar?). Si a este catálogo de estares le unimos que la editorial que ha publicado el título de hoy no ha tardado mucho a la clamorosa petición para que me facilitasen una imagen en condiciones del mismo, esto se parece más a un cajón de sastre que a un blog, ¡hasta mis alumnos los hacen mejores! El caso es que he creído muy necesario reseñar Tantos tigres atados del coreano Moon-hee Kwon por ser una de esas historias desternillantes que ahonda en nuestro buen humor y dan un poco de tregua a todos esos holgazanes que con mucho ingenio saben sacar adelante las más descabelladas empresas. Sólo haría una salvedad (no sé si al autor o al traductor): todavía no conozco ningún animal, por lo menos de esta parte del universo, que defeque por la cola… Je, je, je, je, je… Lean el libro y adivinen el porqué.

No hay comentarios: