-         
Manolo, ¿sabes donde vamos a cenar el sábado?
-         
Creo que al “Bar Pepe”…
-         
¿A cuánto nos sale por barba?
-         
Treinta y cinco lereles.
-         
Odo… Me lo tendré que pensar… 
-         
¡Macho, que un día es un día…!
-         
Un día con vosotros, un día con la parienta,
otro con los primos de Barcelona… Parado y con un chiquillo por llegar… Enero
me lo veo en casa de la suegra… ¡Ya podríais haber buscado algo más económico!,
que la Nochevieja ha llegado y si me descuido, tengo que empeñar el anillo de
Camarón para pagar el cotillón…
-         
Eso te pasa por irte de cotillón… Nosotros vamos
de botellón a casa de López, María está hasta el pepe de garrafón,
aglomeraciones y beodos…
-         
¡Na’! A poco que te descuides y entre pitos y
flautas, te gastas treinta pavos, así que yo, por diez euros más, me sirven, me
friegan y no tengo que comprometer a nadie, que eso también tiene su precio.
-         
¡Qué va! ¡El López lo hace encantado!
-         
Ya se desencantará… Vecinos, discusiones y gente
acoplada… ¡Que de fiestas, sé un rato!... Nosotros teníamos ganas de algo
privado, que no lo habíamos catado nunca.
-         
Si al final, el resultado será el mismo: pasar
el primer día del año vegetando como animales de bellota y Gelocatil®… ¡Y sin
ver el concierto de año nuevo!
-         
Es lo que hay…, así que, si no te veo por ahí
esta noche… ¡Feliz año nuevo!

 















-1.jpg)















