jueves, 21 de marzo de 2019

¡Feliz Día de la Poesía!



Si ayer nos tocaba felicidad, hoy nos toca primavera y poesía (Admitámoslo, en un hecho cultural basado en redes sociales, sin efémerides ni hashtag no somos nadie). Si bien es cierto que todos los días necesitamos versos y poesía (que no toda tiene que ver con la rima), no está de más que dediquemos una jornada a este género. Pero, ¿es un género, o la poesía empapa todo lo literario? La palabra poesía tiene una etimología griega y se podría traducir como “creación”, que en nuestra lengua (y en otras muchas) hace referencia a la manifestación de la belleza mediante el uso de la palabra.


Los griegos, esos que aportaron tanto a la cultura occidental definían tres tipos de poesía, la lírica, que se acompañaba de música, la dramática, que hacía referencia al teatro, y la épica, con un sentido más narrativo. De estos tres tipos la que más ha trascendido es la lírica ya que su tratamiento ha quedado extendido a la musicalidad de la propia palabra, es por ello que casi siempre utilizamos el término “poema” para referirnos a una composición verbal con musicalidad y cadencia. No obstante no debemos olvidar que la palabra siempre puede utilizarse para alcanzar u ofrecer una experiencia estética (nadie sabe dónde y en qué ingredientes se encuentra el germen del artista).


A partir de este punto todo se complica y no seré yo quien me meta en camisas de once varas con tipos, subtipos, escuelas, mensajes explícitos e implícitos, construcciones, dodecasílabos, alejandrinos, sonetos, tipos de rimas y discursos poéticos, pero sí me gustaría en defender la poesía una vez más como una de las mejores formas para desarrollar el gusto por la palabra, por la lectura. Pues bien son conocidas las bonanzas de la poesía para sembrar en los llamados prelectores teniendo en cuenta que el desarrollo del oído tiene lugar de manera más temprana que el de la vista.


Las palabras, la voz, tienen su propia cadencia y la adquisición y el enriquecimiento del lenguaje pasa necesariamente por ellas. Generosa en emociones, expresiones, ritmos y entonaciones, la poesía se abre camino desde la cuna con las nanas y continúa conforme crecemos ofreciéndonos parcelas donde lo poético convive con acciones, enseñanzas, aspectos lúdicos u otras muchas artes.
Repetir como papagayos, inventar nuevas fórmulas rítmicas, crear nuestros propios poemas, ayuda a reconocer la palabra como un patrimonio común y a desarrollar un sinfín de destrezas más como la creatividad, la imaginación, la escritura, la comunicación, la psicomotricidad o la afectividad.


Sin más teoría ni dilación, les dejo con bastante de poesía infantil y juvenil, que es lo que hay AQUÍ.


Nota: las poéticas ilustraciones que acompañan a esta entrada son propiedad de Gabriel Pacheco.

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