Si ayer nos tocaba felicidad, hoy nos toca primavera y
poesía (Admitámoslo, en un hecho cultural basado en redes sociales, sin
efémerides ni hashtag no somos nadie). Si bien es cierto que todos los días
necesitamos versos y poesía (que no toda tiene que ver con la rima), no está de
más que dediquemos una jornada a este género. Pero, ¿es un género, o la poesía
empapa todo lo literario? La palabra poesía tiene una etimología griega y se
podría traducir como “creación”, que en nuestra lengua (y en otras muchas) hace
referencia a la manifestación de la belleza mediante el uso de la palabra.
Los griegos, esos que aportaron tanto a la cultura
occidental definían tres tipos de poesía, la lírica, que se acompañaba de
música, la dramática, que hacía referencia al teatro, y la épica, con un
sentido más narrativo. De estos tres tipos la que más ha trascendido es la
lírica ya que su tratamiento ha quedado extendido a la musicalidad de la propia
palabra, es por ello que casi siempre utilizamos el término “poema” para referirnos
a una composición verbal con musicalidad y cadencia. No obstante no debemos
olvidar que la palabra siempre puede utilizarse para alcanzar u ofrecer una
experiencia estética (nadie sabe dónde y en qué ingredientes se encuentra el
germen del artista).
A partir de este punto todo se complica y no seré yo quien
me meta en camisas de once varas con tipos, subtipos, escuelas, mensajes
explícitos e implícitos, construcciones, dodecasílabos, alejandrinos, sonetos,
tipos de rimas y discursos poéticos, pero sí me gustaría en defender la poesía
una vez más como una de las mejores formas para desarrollar el gusto por la
palabra, por la lectura. Pues bien son conocidas las bonanzas de la poesía para
sembrar en los llamados prelectores teniendo en cuenta que el desarrollo del
oído tiene lugar de manera más temprana que el de la vista.
Las palabras, la voz, tienen su propia cadencia y la
adquisición y el enriquecimiento del lenguaje pasa necesariamente por ellas.
Generosa en emociones, expresiones, ritmos y entonaciones, la poesía se abre
camino desde la cuna con las nanas y continúa conforme crecemos ofreciéndonos
parcelas donde lo poético convive con acciones, enseñanzas, aspectos lúdicos u
otras muchas artes.
Repetir como papagayos, inventar nuevas fórmulas rítmicas,
crear nuestros propios poemas, ayuda a reconocer la palabra como un patrimonio
común y a desarrollar un sinfín de destrezas más como la creatividad, la
imaginación, la escritura, la comunicación, la psicomotricidad o la
afectividad.
Sin más teoría ni dilación, les dejo con bastante de poesía
infantil y juvenil, que es lo que hay AQUÍ.
Nota: las poéticas ilustraciones que acompañan a esta entrada son propiedad de Gabriel Pacheco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario