miércoles, 5 de agosto de 2009

De piratas y corsarios (III)


Aunque muchos cuentos clásicos nos adviertan de que pretender ser lo que no se es a veces trae más de una complicación, también es de agradecer un poco de condimento a nuestras andaduras diarias, siempre y cuando estos suplementos no sean tan exagerados como los pechos de Yola Berrocal (aquí mi guiño a la diva de la caspa patria…).
Uno puede tener ínfulas de consumado actor pese haber desarrollado su carrera en los teatrillos de provincias, también los hay maestros en las bellas artes, cirujanos plásticos de escoplo y serrucho, e incluso algunos nos dedicamos a esto de la crítica con mucho ego, pero lo que hay que tener bien claro es que con profesionalidad, humor y gallardía se puede ser lo que se quiera, incluso pirata.
Estoy convencido de que el libro de hoy es un gran libro de piratas, sobre todo de piratillas, piratas de medio pelo o piratas de tres al cuarto, lo que no quita para disfrutar de una buena historia de la mano de Ingrid y Dieter Schubert, un matrimonio literario-pictórico que ha contribuido enormemente a esto del género del libro-álbum.
En El viejo pirata nos encontramos con el delicioso tándem adulto-niño, Jack y Pablo para más señas, que entablan una sincera amistad en torno a las fantasías del adulto: Jack ha sido en un pasado un temido pirata, tanto, que el mapa de un tesoro, la morada de una sirena y el diente de un tiburón muy extraño atestiguan este hecho… Lástima que el arrojo e inocencia de Pablo desenmascaren a Jack que, finalmente, confesará algo muy vergonzoso… Y no les digo más.

Banda sonora original: No hay nadie como tú, Calle 13 con Café Tacuba

1 comentario:

miriabad dijo...

¡BIENVENIDO!
Espero que hayas disfrutado de las vacaciones.
¡Nos encantan los piratas!!!
Saluditos, Miriam